Constant Lestienne, el mago que se asoma al top-100: "Mi mejor arma es la cabeza"
Con un estilo de juego diferente y una enorme pasión por la magia, el campeón del Open de Pozoblanco se cita con Puntodebreak para contar su historia.


En el ranking ATP publicado esta mañana, Constant Lestienne (Amiens, Francia, 23 de mayo de 1992) es el número #105 del mundo. El francés llegó al Open de Pozoblanco junto a un nombre que probablemente muchos lectores conozcan mejor, el de Ugo Humbert, antaño #25 del mundo. Es la magia del circuito Challenger, un lugar donde diferentes trayectorias convergen para formar parte de torneos de enorme atractivo. Si Humbert busca volver a un lugar de privilegio, Constant tiene como meta explorar sus límites, sobrepasar una frontera desconocida para él.
Lo que no sabíamos ninguno de los dos es que, apenas días después de sentarnos a conversar, el francés conseguiría un nuevo entorchado en el Challenger cordobés, su segundo título de la temporada en España (también ganó en Málaga) y un nuevo trofeo para una vitrina cada vez más cargada. A sus 30 años, la carrera de Constant presenta muchos altibajos: en 2016, justo en el mejor ranking de su carrera, fue sancionado por apostar en diferentes casas de apuestas a partidos de tenis. Eso sí, en ninguno de esos encuentros él se encontraba involucrado. Una pizca de diversión que acabó en castigo, pero que le dio fuerzas renovadas para hacer frente a su mayor pesadilla: las lesiones, que siempre le han apartado de su máximo potencial. Es ahora, en su punto más maduro, cuando verdaderamente está brillando. ¡Ah! En sus tiempos libres, Lestienne es mago profesional. Ahora, eso sí, sus mejores trucos se hacen en la pista de tenis. Ésta es su historia.
CN: Constant, si nos fijamos en el ranking, podemos afirmar que estás en el mejor momento de tu carrera.
CL: Sí, desde luego. Esta semana he alcanzado mi mejor ranking, pero todavía no he podido disfrutar de los torneos más grandes. Diría que ser #120 del mundo o ser el #200 es más o menos lo mismo, porque juegas los mismos torneos. Eso sí, tener este ranking es genial para mi confianza.
¿Has hecho algo diferente en los últimos meses? En el último año has escalado cien posiciones en el ranking ATP.
La única diferencia es que por fin estoy siendo capaz de jugar al tenis en lugar de estar lesionado. A lo largo de toda mi carrera solo podía jugar tres meses seguidos antes de volverme a lesionar. Este año empecé la temporada en enero y aún no he parado. Eso es lo que está marcando la diferencia de cara tanto a mi ranking como a mis resultados.
Hablemos del circuito Challenger. Me gusta decir que es el lugar más competitivo posible para cualquier jugador.
Sí, sí. Me gusta el espíritu de la mayoría de los jugadores del circuito, ¿sabes? Aquí todo el mundo está increíblemente hambriento por conseguir victorias y puntos (sonríe). Me gusta, me gusta mucho.
Lo hablaba con varios jugadores: aquí casi todos los tenistas tienen ese nivel para llegar al circuito ATP, pero a veces solo necesitas una semana en la que todo encaje para conseguirlo.
Estoy de acuerdo, pero el hecho de que el nivel sea tan competitivo dentro del top-200 y que prácticamente cualquiera tenga el nivel para dar ese paso… a veces es una cuestión de tener algo de suerte en una semana, sí. Qué puedo decir, todo el mundo tiene el nivel, pero a veces solo necesitas de un poco de suerte, una oportunidad que, si la aprovechas, hace que todo pueda cambiar para ti.
Hablabas de encontrar la consistencia y olvidar las lesiones, algo que estás consiguiendo a los 30 años. Es como si ahora los 30 fuesen los nuevos 20 dentro del circuito, ¿no? Hay muchos casos parecidos al tuyo.
Sí, creo que ahora mismo tengo el mismo nivel de tenis que tenía antes, pero mi cabeza y mi experiencia son muy distintas, la verdad.
Se trata de estar al 100% físicamente y preservar tu cuerpo, por lo que me comentas.
Estoy totalmente de acuerdo. A día de hoy, con mi nivel, me atrevo a decir que si puedo jugar todo el año puedo ser top-100 sin ninguna duda, pero para ser top-100 tienes que ser capaz de jugar todo el año, algo que yo no he podido hacer antes. Por eso siempre he estado más cerca del top-200 que del top-100.
Mucha gente sabe que tu apodo es ‘el mago’. Si tuvieras que darle a la gente un motivo para pagar una entrada y verte, ¿qué les dirías?
Sé que tengo un tipo de juego que es un poco diferente, sí. Me gusta hacer muchas dejadas, me gusta cambiar el ritmo del juego, pero si la gente quiere ver un partido de tenis, que compre la entrada y venga. No quiero ofrecer un show, no estoy aquí para eso (risas). Soy feliz si mi juego es divertido para la gente, pero no me importa si a la gente le gusta o no. Soy como Kyrgios para eso, si quieres comprar una entrada, hazlo. De verdad, no es algo que me quite el sueño: juego de la manera que creo que es mejor para ganar, y si a la gente le gusta, pues mejor.
Pero tienes ese valor añadido. Hoy en día, casi todos los jugadores pueden pegar fuerte a la bola, pero cambiar el ritmo y sorprender con diferentes golpes no es algo que todos puedan hacer. Tú juegas como si fuese ajedrez.
Esas son mis armas: ser capaz de hacer que el rival falle, poner mucho empeño en la táctica. Yo me doy cuenta de que casi todos los jugadores le pegan a la bola muy bien, y también muchas chicas, a veces ni yo soy capaz de pegarle a la bola como ellas, pero mi mayor arma es mi cabeza, mi táctica. Hay un poco de ajedrez en mi tenis, sí, me gusta lo que has dicho.
¿Qué dirías que es lo que necesita un jugador al 100% si quiere dar el salto de los Challengers al circuito ATP?
Desde mi punto de vista, no estar constantemente lesionado. Hablando en general, te diría lo mismo, pero también creo que necesitas ir a por los partidos y no esperar a los fallos del rival. Debes ser tú quien domine y vaya a por el encuentro, debes confiar en ti mismo. Esto depende mucho del jugador, pero yo diría que a día de hoy mi gran salto ha sido mejorar a nivel mental, mejorar mi cerebro (risas).
Hablemos de aquella sanción por apostar en el año 2016.
Lo que me pasó en 2016 fue muy injusto. Me convirtieron en un ejemplo para el resto de chicos. Es triste, no hice nada malo. Después de aquello tuve dos años muy difíciles, mi ranking se desplomó por completo. Sin embargo, estaba deseoso de poder volver, aún más que antes. No quería que mi carrera terminase por algo así, cuando solo tenía 23 años. No quería tener que explicar en el futuro que mi carrera se había terminado por eso cuando estaba el 160 del mundo.
Así que eso te dio más motivación para seguir jugando.
Sin dudas. Volví y pasé del top-600 al top-140, pero de nuevo tuve una lesión en el hombro. Duró tres años, prácticamente no podía sacar. Sufrí muchísimo durante varios años, pero como te he dicho, ahora he jugado por primera vez desde enero hasta junio de forma ininterrumpida, al fin.
Hablemos ahora del tenis francés. Quizás siempre se haya puesto mucha presión en los hombros de cualquier joven francés, en la búsqueda eterna de volver a ganar Roland Garros, algo de lo que han hablado dirigentes, miembros de la Federación…
En mi caso nunca he sentido esa presión, porque la Federación Francesa jamás me ha ayudado. Nunca confiaron en mí, nunca confiaron en mi tenis. Nunca pensé en objetivos tan ambiciosos, jamás jugué el circuito junior, nunca nadie me metió presión, solamente la mía propia. Creo que los chicos que trabajan en la Federación sí pueden sentir esa presión, hay patrocinadores que te hablan de ranking y demás. Ganar Roland Garros es un sueño para cualquier tenista, pero no todo el mundo puede conseguirlo. En mi caso, sé que jamás voy a ganar Roland Garros…
Quién sabe, ¿eh?
Yo lo sé, yo lo sé (risas). No tengo esa presión. Sí, quizás los chicos que entrenan con la Federación y son considerados muy buenos, a la edad de 16 o 17 años, sí que sientan mucho más esa presión. Es mucho más difícil así, pero por otro lado, es la vida del tenista, la presión es algo con lo que debes convivir.
No sé si recuerdas las palabras que dijo Gilles Simon acerca de Roger Federer. Comentaba que Roger había sido un lastre para el tenis francés en los últimos 20 años, porque la Federación quiere moldear a los tenistas en base a su juego, buscando la perfección, y eso es algo imposible.
Muchos jugadores franceses son muy talentosos, eso es cierto. Es la concepción que la mayoría de los países tienen sobre los jugadores franceses. Sin embargo, a la vez también se piensa que somos muy débiles a nivel mental, con mucho talento pero poca mentalidad. Pasa al contrario que con el tenis español, sus jugadores se consideran muy luchadores. La Federación Francesa intenta hacer que tu técnica sea perfecta desde el principio, quizás intentan construir un tenis perfecto desde que eres muy joven. En mi caso, desde el principio he tenido algunas lagunas en mi técnica que todavía tengo a día de hoy, no sabría decirte si eso es lo que puede pasar. Cuando tienes 18 años o 19 años ya es tarde para cambiar la técnica de tu derecha o tu revés, solo te queda aceptarlo y desarrollar otras armas.
Tsonga, Monfils, Simon, Gasquet… para mí son la generación dorada del tenis francés, al menos en los últimos 30 o 40 años. ¿No crees que a veces están un poco infravalorados en Francia?
La gente no se da cuenta de lo ‘dorada’ que ha sido esta generación, de lo buenos que han sido todos ellos. Teníamos a cuatro o cinco jugadores en el top-20, eso es algo que no va a pasar mañana. Los conozco a todos ellos y, además, son personas fantásticas. Son grandes tipos con unas carreras increíbles. A toda la gente que siempre les ha criticado porque, según ellos, deberían haber ganado como cinco Grand Slams cada uno… me encantaría poder cerrarle la boca a toda esa gente (risas). Lo han hecho lo mejor que pudieron, les faltó un poco de suerte.
Gillou me decía que, para ganar un torneo importante, siempre tenías que ganar a Federer en cuartos, a Nadal en semifinales y a Djokovic en la final, por ponerte un ejemplo. Sinceramente… ha sido una generación fantástica. No hay nada más que decir. Se toparon con tres aliens, simplemente. Y fíjate en Richard, por ejemplo, sigue jugando al tenis y lleva en el circuito más de 20 años. Es un loco del tenis, ¿eh?
¿En qué sentido?
Está loco por este deporte. Nunca deja de hablar de tenis (risas).
Yo había escuchado que el que era un auténtico filósofo del tenis es Simon.
Uf, Gillou… si algún día cenas con él, que sepas que esa cena va a durar cuatro horas. No para de hablar (risas). A mí me gusta, pero no todos los días, te puedes cansar muy rápido de Gillou, eh (risas).
Mira, se me ha ocurrido. ¿Te atreverías a poner un apodo a todos estos jugadores de la generación dorada del tenis francés?
¡Claro! Cuando quieras.
Empecemos con Jo-Wilfried Tsonga.
The Puncher. Cuando pega la derecha es un boxeador, por eso.
Gaël Monfils.
The Trickshotter.
Gilles Simon.
El filósofo o el profesor.
Richard Gasquet.
La tenacidad y el talento, me gustaría fusionar esas dos palabras. El talento, me quedo con talento.
Nicolas Mahut.
Esta la sé a la perfección. Es la perfección. Siempre quiere que todo esté perfecto (risas).
Jérémy Chardy.
The Funny Guy. Jérémy es muy divertido, siempre que estás con él te lo pasas bien. Siempre está sonriendo y haciéndote reír, siempre nos trae buenas vibras, así que también podríamos apodarle como The Vibe Man.
Ugo Humbert.
El músico. Es increíble. En casa tiene un piano: no sabe leer ninguna partitura, pero se sabe como 50 canciones a la perfección. Tiene un talento increíble, de verdad. Además, su lugar no es el circuito Challenger, tiene muchísimo tenis y espero que vuelva a su posición verdadera pronto.
¿Es tu mejor amigo en el circuito?
Para mí Ugo no es un amigo, es como si fuera alguien de mi familia, imagínate.
Siempre termino estas entrevistas preguntándole a los jugadores cuáles son sus sueños, tengan que ver con el tenis o no.
Tengo dos metas. La primera es ser top-100, aunque sea durante una semana. Una semana es suficiente, con eso soy feliz (risas). El otro sueño es jugar un cuadro final de Grand Slam. Esos son mis dos sueños. Si dejo de jugar al tenis y he cumplido ambos, seré feliz.
¿Elegirías jugar Roland Garros?
No, me quedaría con otro. El Open de Australia o el US Open.
* En estos instantes, y a falta de los puntos que pueda conseguir en el Challenger de El Espinar, Constant Lestienne entraría al top-100 por primera vez en su carrera... cumpliendo uno de sus dos sueños.