La historia de redención de Omar Jasika: "Me gustaría ayudar a la gente"
Campeón junior en singles y dobles del US Open, una suspensión por doping lo alejó del tenis. Omar se sienta con Puntodebreak y cuenta su increíble historia.


Los rayos del sol pegan fuerte en Pozoblanco. No hay partidos de competición en ninguna de las canchas principales, pero muchas cosas por hacer en un recinto familiar, íntimo. Toca buscar un lugar con algo de sombra, preparar un espacio adecuado y esperar a que el protagonista de nuestra cita de hoy acuda a nuestro encuentro. Puntual y con una sonrisa, Omar Jasika (Melbourne, Australia, 18 de mayo de 1997) se sienta para una entrevista junto a Puntodebreak para hacer balance de su historia, una historia a la que aún le quedan muchos capítulos por escribir.
Si aún no conocen este nombre, les pongo en situación. Omar creció acompañado de una generación de jugadores encabezada por Nick Kyrgios o Thanasi Kokkinakis. Ligeramente más joven que ellos, su subida al estrellato fue prematura: se convirtió en el segundo jugador en ganar el US Open junior tanto en individuales como en dobles. Todas las miradas se posaron sobre él, en especial las de la prensa y el tenis australiano, deseosos de sumar una promesa más a un grupo de enorme proyección. Sin embargo, la transición al profesionalismo no fue nada fácil, y terminó con un brusco acontecimiento: en 2018, y tras haber jugado ante nombres como Rafael Nadal, Jo-Wilfried Tsonga o David Ferrer, Omar Jasika fue suspendido por consumo de cocaína.
Dos años de sanción que cambiaron su mentalidad y su perspectiva. Dos años de sanción que se convirtieron en cuatro: cuando Jasika se disponía a volver a competir profesionalmente, la pandemia llegó y golpeó a Australia con la fuerza de un tifón. La pregunta, claro, se hace sola: ¿qué ha sido de Omar Jasika? ¿Tiene esperanzas en volver a disputar un Open de Australia? ¿De qué forma le cambió aquel lejano positivo y cuáles son sus sueños y aspiraciones profesionales? Lean, amigos, porque no se arrepentirán. Esta es la historia de un hombre con un sueño: ayudar a otros niños en situaciones complicadas, hacer ver al mundo que hablar de tus problemas y miedos debe ser lo normal. Esta es la historia de Omar Jasika.
CN: Tu historia es increíble, Omar. La primera pregunta que te voy a hacer es honesta, es lo primero que se me vino a la cabeza. ¿Cuál fue la última vez que diste una entrevista a algún medio australiano?
OJ: ¿La última vez? Hace mucho, hace mucho tiempo. Quizás hace más de cinco años, incluso más. Creo que esa fue la última vez.
Nick, Thanasi... recuerdo esa generación de jugadores australianos realmente bien. ¿Crees que desde la prensa se os puso demasiada presión?
Sí que lo creo, sí. Creo que la prensa australiana es bastante importante. No son duros, pero les gusta dar un empujón a todo el mundo muy pronto. Pueden encontrar a un jugador en concreto y harán todo lo posible para hablar de él, ya sea para lo bueno o para lo malo. Se centran en una persona. Eso sí, creo que el tenis en Australia es mucho más popular gracias a Nick (Kyrgios). A la prensa le gusta hablar de él todo el rato. Si da un paseo, saldrá en la prensa. Está en todos lados. Eso hace que el tenis sea más reconocido en Australia. Ves a muchos más jóvenes jugando al tenis gracias a Nick.
Y hay otros modelos, como Ashleigh Barty.
Exacto, también con Ash Barty. Sin embargo, la prensa puede dar lugar a algunos malentendidos. Entiendo que a veces quieren encontrar una gran historia, pero a veces esa historia no es correcta. A veces intentan darle la vuelta a una historia para que sea más interesante, algo que entiendo totalmente, pero eso no ayuda a toda la gente que hay alrededor.
Tienes 25 años, aún eres muy joven. Después de todo lo que te ha pasado, ¿sientes que eres más maduro de lo que dice tu edad?
Sí, puede ser. Era un poco más joven que todos los chicos con los que viajaba. Tenía 18 o 19 años y todo el mundo era de 23 o 24. Pasar tiempo con ellos fue bueno para mí, me ayudó a madurar mucho más. Creo que soy más maduro que muchas personas de 25 años a día de hoy, simplemente porque me han pasado muchas cosas cuando era muy joven. Me he dado cuenta de lo que está bien y de lo que está mal, me he dado cuenta de cómo funciona el mundo. Sí, respondiendo a tu pregunta, sí lo pienso.
Pasemos a tu etapa como junior. Te convertiste en el segundo jugador en toda la historia en ganar el US Open junior tanto en individuales como en dobles. ¿Pudiste pensar en lo increíble que era conseguir algo así?
En aquel momento no me daba cuenta, no. Ahora sí que me doy cuenta, tengo 25 años y ya soy consciente de todo aquello. En aquel momento no procesaba todo lo que estaba pasando. Aquel US Open, en 2014, fue una experiencia increíble. Han pasado muchísimas cosas desde aquel torneo. Sentí demasiada presión después de aquello. Formaba parte de una generación con nombres como Zverev, Rublev, Quentin Halys... ahora veo a todos esos nombres en el top-10 y en el top-50. Me ayuda, pero al mismo tiempo es triste, porque siento que podría estar ahí, con ellos.
Si analizas esa temporada, Zverev y Rublev ganaron Grand Slams; por otro lado, también los ganasteis Noah Rubin y tú. Es como si ganar un Grand Slam en el circuito junior te diese un 50% de posibilidades de llegar al top-5, aunque el tenis tiene una memoria muy corta.
Creo que en la vida no debes pensar de esa forma. Como tú mismo me has comentado, todo el mundo tiene su propio camino y todo pasa por una razón. Podría haber estado ahí con ellos, pero también podría haberme lesionado y que mi carrera hubiese acabado pronto. Quién sabe, podría haber pasado de todo. Todo el mundo escoge su propio camino y a veces solo tienes que esperar y seguir trabajando.
No debió ser fácil pasar del circuito junior al circuito profesional, demasiada presión.
Son circuitos muy diferentes. No tanto por el tenis, sino por la mentalidad. En el circuito junior puedes permitirte un par de fallos de vez en cuando, tu actitud no siempre tiene que ser la ideal; en los torneos ITF todos los jugadores son más fuertes, tanto a nivel físico como mental. Si ven que estás cabizbajo, aunque sea solo un poco, van a saltar, van a ir a por ti y no te van a dejar respirar. Se comportan como bulldogs, si ya estás abajo es difícil remontar. En juniors aún hay jugadores que no están seguros de si de verdad quieren ser tenistas, pero en el circuito profesional esto es su trabajo, están aquí por una razón y harán cualquier cosa por ganar.
Y eso es algo que has aprendido por el tiempo, ahora que vuelves a jugar torneos Futures y Challenger.
Sí, sin dudas. Está bien, de todos modos. Cuando pasas tiempo cerca de estos jugadores acabas mejorando. Si pasas tu tiempo cerca de gente famosa e importante, acabarás pensando como si fueses famoso e importante.
Cuando eras joven te enfrentaste a Nadal, Tsonga o Ferrer. La prensa te ponía por las nubes. ¿Era fácil sentirse una estrella?
Un poco. Ser reconocido siempre sienta bien, aunque creo que siempre va a haber gente que te siga y te apoya. Con Nick pasa eso, ahora él es el foco de atención, y hay muchos jugadores australianos que no tienen tanto reconocimiento. Max (Purcell), De Miñaur, todos ellos no reciben la atención que se merecen. Quizás sea incluso mejor, les ayuda a mantenerse centrados y les quita presión. Pueden seguir su propio camino, quizás no quieran recibir tanto foco mediático.
Hablando de Nick, sé que sois muy buenos amigos. ¿Notas que haya cambiado algo este año?
Nick es uno de mis mejores amigos y creo que cada vez es más maduro. Pienso que por fin se ha dado cuenta del potencial que atesora, del nivel tan increíble que tiene. Ha ganado el Open de Australia en dobles, ha llegado a la final de Wimbledon en individuales... es lo que sueñas, hacer eso en dos Grand Slams en solo un año. Es una locura. Se ha dado cuenta de su potencial, pero también pienso que él disfruta de la vida. Creo que es feliz con su tenis. Le gusta entretener a la gente, y mientras él sea feliz y disfrute con su forma de jugar, eso es lo único que importa.
Aquel momento de tu vida terminó de forma abrupta con la sanción por doping. Ahora estás de vuelta, peleando por subir en el ranking en torneos Futures y Challengers. Después de todo lo que pasó, ¿tienes buenos recuerdos?
Siempre me gustó estar involucrado en el tenis, siempre. Incluso después de mi carrera me gustaría formar una Academia, quizás escribir un libro. Esas son las dos cosas que me gustaría hacer. Debido a todo lo que me ha pasado en los últimos años, creo que mi historia puede ayudar a los más jóvenes. Puede ayudar a chicos que sientan mucha presión, ya sea por la prensa o por estar alrededor de gente que no es buena para ellos, que no es buena para su tenis. Cosas pequeñas como esas. Si escribiese un libro, creo que podría ayudar a mucha gente.
Hablas de malas compañías. ¿Es algo que dices desde tu experiencia personal?
Sí, sí. He cambiado mi círculo de amigos un poco y eso me ha ayudado en mi forma de pensar. Tus amigos siempre van a estar ahí, pero se trata de lo bien que te puedan ayudar, y a veces no entienden...
La vida del tenista.
Exacto. Es muy dura. A no ser que formes parte de ella, no vas a entender cómo funciona. Pero sí, me encantaría crear una Academia o escribir un libro algún día.
Solo tengo una pregunta acerca de tu suspensión. Cuando recibiste la noticia de que habías dado positivo, ¿qué fue lo primero que se te pasó por la cabeza?
¿Lo primero? Pensé... ¿cómo se lo voy a decir a mis padres? (Sonríe). Eso fue lo primero. Mis padres me han ayudado toda mi vida a poder ser tenista profesional... y había tirado ese sueño a la basura. Eso fue lo primero que se me pasó por la cabeza.
Sé que es un tema delicado...
No tengo problemas en hablar de ello. Antes lo era, pero a día de hoy puedo hablarlo abiertamente. Pasó hace muchos años. No creo que sea una mala persona por lo que hice. No le hice daño a nadie, no maté a nadie. Creo que más de la mitad de las personas de este planeta hacen lo que yo hice. Creo que recibí una sanción bastante estricta, dos años por una droga recreativa de mejora del rendimiento que, para mí, ha consumido la mitad de este planeta. Eso sí: todo aquello me hizo mejor persona. Siento que me hizo mejor persona. Tuve mucha mala suerte, además, porque después de mis dos años de sanción iba a volver a jugar. En mi primer torneo de vuelta estaba con muchas ganas... pero se suspendió por COVID. Ahí llegó el COVID. Tuve que esperar otro año, ya se habían cumplido tres años después de la suspensión. Quería volver a viajar, pero era carísimo y empecé a perder la motivación.
¿Pensaste en dejarlo?
Claro que lo pensé. Por suerte, durante aquellos dos años empecé a trabajar. Lo necesitaba, necesitaba mantener mi mente ocupada, porque mis padres aún estaban un poco... ya sabes, con todo lo que había pasado. Quería dejar el tenis a un lado, sabía que todo el mundo hablaría de lo que pasó. Solo entrenaba una vez a la semana para mantenerme en forma, pero empecé a trabajar de operario en una fábrica. Operaba con un montacargas y llevaba aires acondicionados a las casas. Más tarde empecé a trabajar en seguridad, en una discoteca. Eso no fue tan positivo, en cierto modo hizo que reviviese todo lo que había pasado. No me ayudaba, pero me sirvió para conocer a gente... que no es buena. Vi cómo funciona "el otro mundo". Hay gente que se despierta temprano con un sueño, y hay gente que se queda despierta haciendo cosas que no están tan bien. Sí, aprendí lo que era aquello. (Respira profundamente). Esa es mi historia en los últimos años, sí.
Gracias por tu honestidad y por abrirte así. ¿En qué momento encontraste la motivación para decidir empezar de cero en el mundo del tenis?
Después de ver cuatro Open de Australia seguidos. Veía a la nueva generación jugando en los grandes estadios. Muchos de ellos son mis amigos, cada año veía más y más de ellos. Pensaba: "yo he jugado contra estos tíos, soy su amigo, ¿por qué no puedo estar yo ahí también?" Así que me mentalicé para darle una oportunidad por un año. Conocí a mi novia, que me ha ayudado muchísimo. Me ha hecho ver que soy una buena persona, y que si mis amigos pueden, yo también tengo que darle una oportunidad. Le dije: voy a intentarlo, uno o dos años más. Si no mejoro, si no llego arriba, ya encontraré otra cosa. Este es mi primer año completo. Empecé a finales del año pasado en Australia, jugando torneos UTR, que me dieron confianza. Luego jugué algunos torneos por dinero, los gané bastante fácil, lo que me permitió ahorrar dinero para volver a viajar por Europa una vez más. Había olvidado lo duro que era, por cierto. Es muy duro.
Sobre todo para los jugadores australianos. Durante la pandemia apenas había torneos allí, y ahora os toca volver a estar meses muy lejos de casa.
El otro día lo hablaba con alguien. Para vosotros, los europeos, si perdéis un partido os podéis ir a casa y cenar con vuestra familia. Si pierdes por la mañana, te coges un vuelo y ya estás en casa. Nosotros, cuando perdemos, no nos podemos ir a ningún sitio. No podemos dejar nuestras maletas en ningún sitio. Es muy duro. Creo que todo jugador australiano necesita encontrar un lugar parecido a una casa en Europa. Ya sea en Alemania, en España... aunque sea para dejar tus maletas y tus raquetas, porque yo me estoy gastando casi 150 euros en pagar el extra por mi bolsa de tenis. Es mucho dinero. Hay días en los que quiero irme a casa, aunque sea por uno o dos días, solo para ver a mis amigos y a mi familia. Una vez lo haga soy feliz, ya puedo seguir jugando.
Recuerdo que esto lo ha hablado siempre Nick, de hecho este año no quiso jugar la gira de tierra porque necesitaba volver a casa.
Y lo entiendo, la verdad. Estoy feliz por él, porque puede hacerlo y puede recargar pilas. Cuatro meses fuera de casa es mucho. Hay mucha gente que es muy fuerte mentalmente y que puede estar fuera de casa todo el año. En mi caso, a mi me cuesta un poco más. Tengo suerte de que mi novia esté a mi lado. Lo ideal es jugar unos meses fuera de casa, hacerlo bien y luego disfrutar de mi tiempo en casa. Es la mejor forma, y de momento creo que mi año es bueno. Mientras sepa cuándo voy a volver a casa, eso me ayuda a jugar mejor.
Has dicho que quieres darle una oportunidad al tenis durante uno o dos años. ¿En qué circunstancias te plantearías dejarlo?
Cuando deje de disfrutar del tenis. Ahora mismo lo disfruto. Cuando sienta que mentalmente me vengo abajo, quizás ahí piense en hacer otra cosa. De momento, eso sí, quiero seguir surfeando la ola hasta que no disfrute más. Hasta que pueda escribir el libro (risas).
Seré el primero en comprarlo, no lo dudes.
Te lo mandaré a España (risas).
Y, como siempre, para finalizar la entrevista y conocer mejor a Omar, una ronda rápida de preguntas:
Superficie favorita: pista dura.
¿Un ídolo?: No tuve ningún ídolo como tal, aunque me encantaba ver a Federer, es increíble.
¿GOAT?: Tengo que elegir a Roger.
Torneo favorito: Open de Australia.
Un amigo en el circuito: Creo que me quedo con todos los australianos. Cuando estamos juntos no hay nada mejor, siempre te lo pasas bien.
Un partido: Ante Tsonga en el Open de Australia 2016. Uno de los partidos más increíbles en los que jamás haya estado.
Tu partido de dobles mixtos soñado: Yo... junto a mi novia (risas). Y nos enfrentaríamos a Serena y Roger.
Un lugar en el circuito fuera de Australia: Me quedo con Grecia. Es precioso. Gané dos torneos allí, así que tengo que quedarme con Grecia (risas). Me encantó su comida y su gente.
Un jugador joven al que seguir: Hay muchos jóvenes australianos. Me quedo con Rinky Hijikata, lo está haciendo genial y tengo muchas ganas de ver cuál es su futuro.
Un hobby fuera del tenis: Videojuegos. Call of Duty me encanta. Durante la cuarentena, debido a que Melbourne tuvo una de las cuarentenas más duras del planeta, mis amigos y yo echamos muchísimas horas al Call of Duty. Ninguno podría trabajar, así que jugábamos, comíamos pizza y tomábamos cerveza (risas).
¿Una cerveza, pues?: Asahi. Y en cuanto a comida, me quedo con la mexicana y el sushi.
La última. ¿Un sueño?: Es un sueño raro, pero me encantaría que todo el mundo se abriese y hablara cuando se sientan deprimidos o mal. Todo el mundo comete errores. Hablar de tus sentimientos está bien, hay que oír las historias de la gente. Si todo el mundo se abriese y contase sus historias, nos podríamos ayudar los unos a los otros. No es bueno que todo eso se quede dentro. El mundo sería un lugar mejor, seguro. Si todo el mundo puede leer y escuchar mi historia, entonces también puede contar la suya. Porque sé que todo el mundo tiene su propia historia. Ese es mi sueño.