Chun Hsin Tseng, la gran historia del nuevo miembro del top-100
El taiwanés es una de las grandes novedades del circuito como nuevo miembro del top-100. Su historia tiene varios pasajes increíbles.


Chun Hsin Tseng jamás imaginó, cuando era pequeño y entrenaba junto a su padre en las pequeñas pistas de Taiwán, que algún día estaría en la mayor élite del mundo del tenis. El top-100 le ha abierto las puertas a una velocidad supersónica, superando barreras que se antojaban difíciles de batir y explorando sus límites de forma sensaciones. Tras una trayectoria como júnior casi impoluta, siendo triunfador en dos Grand Slams (Roland Garros y Wimbledon, nada más y nada menos), los resultados en el circuito profesional tardaron en llegar. Las dudas aparecieron y muchos se preguntaron si el taiwanés tenía lo suficiente para formar parte de la élite. Años después, muchas de esas dudas han quedado resueltas.
Es imposible aseverar cuál es el techo de Tseng, pero el asiático se está mostrando como un tenista muy dúctil, con un arsenal completo de armas y un espíritu competitivo bastante superior al de muchos de sus paisanos. El comienzo en el profesionalismo parecía bastante complicado, si bien la historia de Tseng ha de remontarse mucho más atrás. Una persona es fundamental en su crecimiento: su padre, quien abandonó el negocio familiar para acompañar a Chun Hsin por todo el mundo. Allí, fue su madre quien tomó las riendas de un pequeño comercio de comida especializado en la venta de los tanghulu, un dulce popular en Taiwán hecho a base de fruta y azúcar. Cuando eran pequeños, Tseng y sus hermanos echaban una mano, pero el tenis no tardaría en opacarlo todo.
"Al principio todo era bastante difícil. No teníamos con quién entrenar. Aprendí a jugar al tenis en la escuela, pero la Federación me ayudó a la hora de conocer a entrenadores y visitar academias y clubs. A partir de ahí, empecé a viajar cada vez más", afirma el taiwanés en declaraciones a la ATP. Su potencial era muy claro, pero faltaba dar el gran paso, ponerse en manos de los mejores cuidadores y de los mejores profesionales para que cada detalle estuviese bien cuidado. Su tenis mandó la primera señal: Tseng se proclamó campeón del prestigioso Le Petits As con solo 13 años, lo que le valió para captar la atención de Patrick Mouratoglou.
Cuatro años estuvo el taiwanés en la academia ubicada en Niza, puliendo cada aspecto de su tenis y ganando una base muy europea, incluso muy terrícola. Ello se traduce en sus resultados, puesto que es en la arcilla donde posee su mejor registro en el circuito Challenger, donde ha dado el estirón este año. Allí no solo ganó experiencia, también conoció a su actual entrenador, Benjamin Ebrahimzadeh. El trabajo ha tardado tiempo en dar sus frutos, pero un título en la ciudad de Maia, Portugal, se convirtió en el punto de inflexión para la carrera de Tseng.
UNA REFERENCIA PARA SU PAÍS
Aquel campeonato le abrió las puertas del top-200, pero el proceso ni mucho menos estaba completo. Era su primer trofeo a este nivel, pero el taiwanés quería mucho más. Midiendo perfectamente los tiempos y tomando temperatura en el segundo escalón del tenis, Tseng solo se ha aventurado en dos torneos muy especiales para él: el Open de Australia y Roland Garros. Participar por vez primera en el cuadro final de ambos eventos ha sido la guinda perfecta a una primera mitad del 2022 absolutamente sublime, donde ha sumado dos títulos Challenger más (Bengaluru y Murcia), lo que le ha permitido asaltar la barrera de los cien mejores.
Si Maia fue el catalizador de una racha muy dulce, este logro solo hace aumentar las ganas de Tseng de seguir progresando. Para él, jugar al tenis no es solo una cuestión individual: es consciente de que puede pavimentar el camino para todo un país con no demasiada tradición tenística. "Si quieres jugar a nivel profesional, debes marcharte del país y mucha gente no puede permitirse hacer eso. Además, debes invertir tu dinero en un entrenador o equipo de trabajo. Si me vuelvo cada vez mejor y continúo subiendo en el ranking ATP, mi padre quiere organizar un torneo en Taiwán para ayudar a los jugadores locales. Queremos darle a los jugadores taiwaneses la posibilidad de jugar en casa, así no tienen que viajar tanto".
El viaje de Tseng no para aquí. Al asiático aún le quedan por desarrollar muchas áreas de su tenis, si bien posee características que le hacen un firme candidato a mantenerse entre los 100 mejores. Su consistencia y solidez desde el fondo de pista, su tremenda movilidad, su derecha invertida... hay armas de sobra para ganar a aquellos a los que "debe ganar". Quizás los peces grandes sean aún harina de otro costal, pero la ambición demostrada por el taiwanés desde el inicio de su camino nos hace ver que hará todo lo posible por seguir superando sus barreras personales. Mientras tanto, tengan a su nombre muy en cuenta.