Serena Williams, claves para entender su retorno en Wimbledon 2022
Analizamos los motivos que llevan a la estadounidense a volver cuando ya casi nadie la esperaba y todo lo que ha tenido que vivir últimamente.


Ni estaba ni se la esperaba. Serena Williams ha causado una gran conmoción en el mundo del tenis al comunicar que disputará Wimbledon 2022. Si bien es cierto que era inimaginable no volver a ver a la estadounidense en una pista de tenis, intentando gozar de una despedida como merece, no eran muchos los que esperaban que fuera de forma inmediata y sin que su retorno deje entrever ni un ligero atisbo de "last dance". Ama el tenis, es un animal competitivo feroz y quiere hacer historia ganando un título de Grand Slam más que significaría muchísimo para ella. Su presencia en el All England Lawn Tennis Club será un tremendo aliciente para todos los amantes de este deporte.
Ha pasado ya demasiado tiempo desde que vimos a Serena como campeona en un major. Aquel mítico Open de Australia 2017, en el que venció a su hermana Venus en una final vintage tan simbólica como impactante, supuso el 23º título para una mujer que, desde el mismo momento en que venció, puso de manifiesto una tremenda ambición por sumar alguno más, igualando o incluso superando la marca de Margaret Court. La ilusión de un nuevo reto se convirtió en obsesión para la menor de la saga, que pasó por muchas dificultades durante su embarazo y postparto, haciendo que su retorno al tenis profesional estuviera imbuido de una narrativa de misticismo y cruzada personal que le ha podido terminar perjudicando.
Serena Williams se ha retirado antes o durante un partido en 8 ocasiones desde que volvió al tenis en 2018 tras dar a luz a su hija
Tuvo oportunidades de oro para conseguir ese anhelado triunfo, pero la presión le pudo. Angelique Kerber, en Wimbledon 2018, aprovechó su ansiedad y muy sintomática fue la final del US Open 2018, donde una joven Naomi Osaka conseguía derrotar a Serena y destapar una pérdida de papeles absoluta por parte de la estadounidense. Eso marcó un antes y un después en su trayectoria deportiva, aunque se reenganchó a una firme candidatura a la gloria en Wimbledon 2019. Allí, Simona Halep sumó una nueva piedra a la pesada mochila que arrastra Serena, haciéndose ya insorportable la situación en el US Open 2019, cuando Bianca Andreescu volvió a aprovecharse de los nervios de una leyenda en la final.
A partir de ahí el rendimiento bajó; en un circuito WTA cada vez más igualado y con tenistas más potentes, los tiros a velocidad endiablada de la estadounidense no marcan tanta diferencia como para poder ganar sin estar al 100%, algo que sí hizo durante gran parte de su carrera. Lenta en los desplazamientos laterales y con evidentes problemas musculares que surgían de forma recurrente, los isquiotibiales de la pierna derecha dijeron basta en Wimbledon 2021 y parecían amenazar la continuidad de la menor de las Williams en el tenis.
Pero nunca puede subestimarse en corazón de una campeona. Serena Williams abandonó con lágrimas en los ojos una pista a la que retornará un año después. Muchas cosas han cambiado, en el mundo y en el tenis femenino, pero la expectación por ver cómo vuelve la estadounidense será enorme. Este retorno en Wimbledon 2022 se interpreta como un ultimátum, la prueba de fuego para saber si merece la pena seguir haciendo los esfuerzos que requiere ser tenista profesional con 40 años, o si por el contrario, ha llegado la hora de abandonar las pistas. Este es su torneo favorito y en el que su tenis, que se presupone será muy directo, puede hacer más daño. ¿Hasta dónde llegará?