
No nació aquí, nunca defendió los colores de la Armada, ni siquiera sabe armar una frase en español. Sin embargo, hace ya unos años desde que sentimos a Arantxa Rus (Delft, Países Bajos, 1990) un poco nuestra. La neerlandesa de 31 años es el claro ejemplo de tenista con una carrera partida en varios volúmenes. La primera, de sonora irrupción; la segunda, desvanecimiento total; la tercera, dulce renacimiento. De la mano de Julián Alonso, quien la entrena desde 2019, Rus ha recuperado su pasión por el deporte y la mirada asesina dentro de la pista.
Rescatado el valor más importante, Arantxa es la primera que tiene ganas de vengar todos aquellos años perdidos, pero también sabe que su mayor talento reside en el trabajo diario, la constancia, la repetición y dejarse la piel en la pista cada día de partido. El BBVA Open Internacional de Valencia le ha tratado bien esta semana, cuartos de final en singles y final en dobles. Buen momento para sentarnos con ella y dialogar sobre una trayectoria con diapositivas de todos los colores.
Arantxa, otra vez en Valencia.
Creo que he jugado cuatro torneos aquí en Valencia, el año pasado ya jugué en este club (Sporting Club) y la semana siguiente gané el título en el otro (Club de Tenis Valencia), así que guardo buenos recuerdos de este lugar. Me encanta la zona del centro, la ciudad, es muy relajante y se come muy bien. Disfruto mucho de mi tiempo cada vez que vengo.
¿Es parecido a Barcelona?
Diría que sí. España es un país que tiene mucha vida fuera, siempre hace buen clima, hay buenos restaurantes y, en este caso, ambas ciudades tienen playa. Son muy similares, me gustan las dos.
Ya eres una española más.
Sí (risas). Entreno en Barcelona, vivo allí, en un apartamento, solamente vuelvo a casa un par de semanas cuando tenemos vacaciones y acaba la temporada, en noviembre.
¿Cuál es la mayor diferencia entre España y Países Bajos?
El clima, sobre todo el clima. Hay muchas más factores diferenciales, pero el clima es el más importante. Allí de septiembre hasta abril tienes que entrenar en indoor, para un jugador de tenis es un periodo demasiado largo, aquí en España puedes entrenar al aire libre todo el año, la preparación es mucho mejor. Como países son completamente diferentes.
¿Cómo es dejar atrás a tu familia?
Esta es la peor parte. Echo de menos a mis familia, mis amigos, mi hermana… sobre todo los fines de semana, porque entre semana siempre suelo estar muy ocupada con el tenis y los entrenamientos. El día que deje el tenis volveré con ellos, eso lo tengo claro.
En 14 años que llevas de profesional, ¿cuáles son tus mejores y peores recuerdos?
Los peores recuerdos, sin duda, fueron en la etapa donde perdí tantos partidos de manera consecutiva. Perder partidos nunca es agradable, en ese momento no disfrutaba del tenis, no quería seguir jugando. Los mejores recuerdos los encuentro en mis primeros años, cuando gané a Kim Clijsters cuando era Nº2 del mundo (Roland Garros 2011), ese partido en la Pista Central lo voy a recordar toda la vida.
De ese partido imagino que retendrás cada detalle.
Lo que recuerdo es sobre todo el feeling que sentí durante el partido, el ambiente de la Philippe Chatrier, la atmósfera de tener a tanta gente viéndote y el hecho de lograr una gran victoria en un torneo de Grand Slam. Por aquel entonces yo no era ni siquiera top100, sin duda fue un día muy especial.
Cuando ganas a una top10, luego el cuerpo te pide más.
Pero no es fácil, está claro. Cuando entré en el circuito era diferente, pasa siempre cuando eres nueva, que nadie te conoce ni sabe cómo juegas. Luego, una vez empiezan a verte jugar, todo cambia. Pero bueno, esas partidos tan especiales son imborrables, sobre todo los que acaban en victoria (risas).
Fuiste una junior espectacular, ¿cómo lo manejaste?
En ese momento mi único sueño era convertirme en profesional, nada más terminé la escuela empecé a disputar los torneos junior para poner a prueba mi nivel, para ver cómo evolucionaba todo. Entonces me convertí en la Nº1 del mundo junior y gané el Open de Australia 2008. Desde este instante me empezaron a pasar muchas cosas, fue todo de repente, todo el mundo estaba interesado en mí, sobre todo los managers. Es difícil cuando un foco tan grande se pone encima de ti, sentí demasiada presión por haber sido Nº1 Junior, aunque también recibí mucha ayuda por este logro, como por ejemplo algunas WC en torneos. Fue una etapa increíble de la que guardo un gran recuerdo.
¿Quiénes fueron tus rivales de aquella etapa?
Simona Halep, jugamos muchas veces en contra, pero también jugué con Mladenovic o Pavlyuchenkova. Luego hubo muchas que lo dejaron, que no llegaron a profesionales, ya fuera por lesiones o porque decidieron tomar otro camino. Por ejemplo, recuerdo jugar con Melanie Oudin, era buenísima, apuntaba realmente alto, llegó al top30 pero luego se retiró muy joven, no sé lo que pasó.
Entre 2014 y 2017 sufriste un período muy oscuro, ¿qué pasó?
Fueron unos años muy duros, de repente bajé muchísimo de ranking, era la primera vez en mi carrera que estaba perdiendo tantos partidos y no era capaz de adaptarme a es situación. En aquella época tampoco tenía buenos entrenadores, gente que supiera guiarme de vuelta, así que me salí del top200. Al principio podía soportarlo, pero acabaron siendo demasiados años así.
¿Cómo fue convivir con esa negatividad?
Empiezas a tener dudas sobre ti misma, a pensar si de verdad estás preparada para volver arriba, si volverás a ganar a esas jugadoras a las que antes ganabas y ahora pierdes siempre, todo eso destruye tu confianza. Tenía 25 años y me veía en un círculo del que no era posible escapar. Llegué a un punto donde solo tenía dos opciones: o lo dejaba, o cambiaba por completo.
Y entonces, apareció Julián.
Conocí a Julián a finales de 2018 y me gustó mucho su discurso, me fui a vivir a España y allí cambié por completo. Reconozco que los primeros meses fueron muy complicados, tuve que trabajar y adoptar unas rutinas que jamás había llevado a cabo, todo era nueva para mí.
¿Por ejemplo?
Muchísimas horas de entrenamiento, los seis primeros meses no fueron nada fáciles. Luego fue pasando el tiempo y empecé a escuchar, a cambiar de verdad, fue entonces cuando llegaron los resultados.
¿Cuántas horas entrenabas antes y cuántas entrenas ahora?
Antes de conocer a Julián, normalmente entrenaba dos horas al día; ahora entreno seis horas. Es un cambio radical, todo lo que hago ahora es totalmente opuesto a lo que hacía antes. Al principio yo no lo entendía, no me sentía a gusto, pero al final todo funcionó a la perfección, incluso recuperé mi confianza. Con los resultados todo fue un poco más fácil, hoy me encanta la manera en la que trabajo.
¿Podemos decir que Julián salvó tu carrera?
Sin duda, sin él no hubiera sido capaz de volver al top100, hubiera sido un camino impracticable para hacerlo por mi cuenta. Tuve que jugar muchos torneos por abajo, muchos de categoría ITF 25K y pelear durísimo por cada victoria. Lo más difícil fue volver a creer en mí, darme la oportunidad de tener de nuevo esa confianza para competir y volver arriba.
Se ve que hay mucha conexión entre vosotros, como si fuerais amigos.
Tanto como amigos no creo, es demasiado duro conmigo (risas). Fuera de la pista nos llevamos bien, compartimos tiempo juntos, pero también necesitamos nuestro espacio, al final son muchísimas semanas la que estamos de torneo. Dentro de la pista, es cierto que la conexión es muy buena, me ayuda muchísimo en los partidos, pero no creo que se pueda a llegar a tener un vínculo súper cercano. No es nada personal, es solo que es necesario mantener ese perfil para que todo funcione.
¿Te habla de su etapa en el circuito?
Alguna vez me ha comentado algo, sobre el talento que tenía o lo fuerte que sacaba. He jugado muchas veces con él, así que todo esto lo he visto con mis propios ojos, juega realmente bien y muy rápido. Para mí es este ha sido uno de los factores más importantes que me han llevado a mejorar. Si entrenando me juega a esa velocidad, luego en los partidos la bola viaja más despacio, así que me adapto mejor. Sobre todo me habla mucho de los errores que cometió en su carrera, no quiere que ninguno de sus jugadores los vuelva a cometer. A veces se cabrea mucho conmigo cuando me ve hacer algo que no toca (risas). Me siento afortunada por tener cerca a una persona con tanta experiencia como él.
En 2019, tu primer año con Julián, acabas la temporadas como la jugadora con más victorias del circuito (78). ¿Cómo lo hiciste?
Es curioso porque ese año lo empezamos fatal, perdí en primera ronda de la fase previa del Open de Australia, un partido horrible. Lo acepté, vi que tenía que cambiar mi mentalidad de manera radical, que tenía que volver a jugar los ITF 25K para recuperar la confianza y obtener victorias. En ese momento había perdido todos los automatismos dentro de la pista, así era imposible ganar partidos con regularidad. Ahí comenzamos a entrenar realmente duro, a trabajar más que nunca, al principio dolía perder en cuartos de final de estos torneos, pero enseguida comencé a ganar, a ganar y a ganar. Ahí es donde recogí el fruto de todo el trabajo.
Volvió la Arantxa de siempre.
Es como que volví a enamorarme del tenis, recuperé esa garra para luchar por cada pelota en cada partido, pasara lo que pasara. También volví a disfrutar mucho en la pista.
En los partidos, Julián muchas veces te grita: ‘¡Disfruta! ¡Disfruta!’
Me lo repite mucho porque a veces se me olvida. Cada partido es una historia, hay veces que la situación te lleva por otros caminos, por eso es tan importante tener ahí a Julián, para que me recuerde estas pequeñas cosas.
¿Sientes la misma pasión ahora que en tus inicios?
Siempre me ha encantado entrenar, trabajar duro y jugar a tenis. Siempre he disfrutado de este juego, pero ahora soy más madura, conozco mejor las cosas que debo hacer dentro de la pista, he mejorado en todos los aspectos desde que estoy con Julián. Me encanta cuando miro atrás y veo todo el camino que hemos recorrido, siempre hemos querido evolucionar, ser cada día mejores. Todo este recorrido hasta volver aquí es lo que me ha hecho mejor.
¿Esta Arantxa Rus ganaría a la Arantxa de hace diez años?
Son dos personas completamente distintas, no se pueden comparar, ahora mismo estoy en una estación totalmente diferente. Con 20 años disfrutaba mucho del tenis y ahora todavía lo sigo haciendo, pero soy otra persona. Ahora soy mucho más consistente que hace diez años, en aquella época era una niña emocionada con cada cosa que pasaba: tu primera torneo, tu primera victoria, tu primer Grand Slam, etc. Después de tantos años como profesional, hoy me detengo más en los pequeños detalles.
¿Hasta qué edad te ves jugando?
No sé lo que pueda pasar, nunca me senté a preguntarme hasta qué edad quería jugar, es imposible de saber. Veremos cómo van las cosas, todavía tengo muchos objetivos que cumplir dentro de la pista, mantengo esa motivación del primer día y soy muy feliz jugando a tenis. Día a día, ya se verá en el futuro.
Háblame de tus objetivos.
Me gustaría llegar al top50, ganar un título WTA individual y hacer cuartos de final en un Grand Slam. Son metas complicadas, tengo que seguir mejorando si quiero tener la opción de lograrlas, de momento estoy muy lejos. Pero confío en mí, estoy trabajando muy duro para ello.
Precisamente en Grand Slam es donde Julián todavía no ha dado con la tecla, tienes un balance de 1-12 desde que llegó.
No estoy teniendo mucha suerte con los cuadros. Este año, por ejemplo, jugué con Tamara Zidansek en primera ronda y perdí 7-6 en el tercer set, estuve muy cerca. En Roland Garros perdí con Elena Rybakina, también muy apretado, tuve buenas oportunidades pero terminé perdiendo 6-2 en el tercero. He jugado dos buenos partidos, pero no puede ganar.
Ahora compartes muchas semanas entrenamiento con Qinwen Zheng (entrenada por Pere Riba), ¿qué te aporta?
Es muy positivo tener cerca a una jugadora tan joven para entrenar juntas, ella tiene mucha energía, tiene esa inocencia de jugadora que acaba de empezar, pero juega realmente rápido, su nivel es altísimo. A mí me viene muy bien porque puedo empaparme de su juventud y a ella… bueno, espero que mi experiencia también le pueda servir de algún modo (risas).
Es curioso verte tan enfocada dentro de la pista y aquí tan risueña.
Dentro de la pista son horas de oficina, es momento de trabajar, pero fuera de la pista es algo totalmente distinto. En cancha siempre busco dar mi mejor nivel, mantener la concentración al máximo, pero luego fuera soy una persona bastante tranquila, no me gusta estar pensando las 24h en tenis.
¿Se puede tener amigas en el tour?
Cada jugadora mira por sus cosas y convive con su equipo, pero diría que sí es posible tener algunas amigas. Hay chicas realmente agradables con la que puedes hablar, puedes compartir experiencias. Eso sí, diría que tener buenas amigas ya es un poco más complicado, tú puedes tener esa relación cordial con las compañeras, pasarlo bien en los entrenamientos, pero mis amigas de verdad no pertenecen al mundo del tenis. Quizá con el resto de neerlandesas sea un poco diferente, en ese sentido sí estamos algo más unidas porque nos une la tradición. Con Kiki Bertens siempre me he llevado genial, lo pasábamos genial, fue una pena que se retirara tan pronto.
Vale Arantxa, ronda rápida, respuestas cortas.
Lest’s go.
Un lugar para perderte.
Italia o cualquier isla tropical.
Tu torneo favorito.
Open de Australia.
Pensé que dirías Roland Garros, cuarta ronda en 2012.
No me gusta mucho París, la verdad. En general me gustan todos los Grand Slams, pero si tengo que elegir me quedo con Australia, es el más divertido.
Un referente de cada circuito.
En chicos me quedo con Rafa Nadal y en chicas no tengo ninguna referente.
¿Tu rival más dura?
Serena Williams.
Un sueño.
Ganar un Grand Slam.
¿Sueles hacer revisión de tus partidos?
Sí, a veces lo he hecho, sobre todo ahora que está todo en Youtube. Pero tampoco soy de las que se ven todos sus partidos, ni los que gano ni los que pierdo.
Si hubieras conocido a Julián cuando tenías 23 años…
Es una muy buena pregunta, incluso alguna vez lo hemos hablado. Hablar del pasado es complicado, nunca se sabe, tampoco lo quiero pensar. Hoy soy feliz, he vuelto al top100 desde que conocí a Julián, así que no tengo ni idea de qué hubiera pasado (risas).
Define a tu entrenador en unas pocas palabras.
Directo, disciplinado, enérgico y un gran motivador. Una gran persona que siempre busca cómo ayudar a los demás.
Entrenador y psicólogo.
Mentalmente me ha ayudado muchísimo, tenemos muchas conversaciones profundas y me ayuda a entender muchas cosas. En determinados casos, siempre le pregunto qué haría él.
Con 31 años has empezado a estudiar la carrera de Psicología, ¿por qué?
El año pasado hizo un curso de tenis en Holanda para ser entrenadora en un futuro, ese ya lo terminé. Ahora he empezado la carrera de Psicología. La idea es asegurarme el futuro el día que deje el circuito, me parecía un paso importante sacarme la licencia de entrenadora y los estudios de psicología, una manera de poner mi interés en otras cosas.
Esta semana se está disputando el WTA 250 de ’s-Hertogenbosch, el torneo más importante de tu país. Definitivamente, te encanta Valencia.
(Risas) Por supuesto que me gusta Valencia, pero esta decisión la tomé pensando más en las superficies. Aquí el torneo se juega en tierra batida, mi superficie favorita, en mis planes no está todavía el irme a jugar en hierba, todavía quedan algunas semanas para Wimbledon. Prefería sumar un nuevo torneo en arcilla, ¡ojalá pudiera estar en dos sitios a la vez!
Dime una palabra en español que hayas aprendido.
Playa.
Ahora enséñame una palabra en holandés.
‘Kom Op!’
¿Qué significa?
¡Vamos!