Caminando por la zona mixta de los grandes torneos uno se queda ensimismado en varias ocasiones, sobre todo en los primeros días del evento. Por allí van apareciendo los mejores jugadores del mundo, tanto del circuito masculino como femenino, desfilando ante tus ojos con total normalidad. Aunque esta vez quien acapara toda nuestra atención es un entrenador. No uno cualquiera, un argentino de 40 años llamado David Nalbandian (Unquillo, 1982).
No vamos a repasar aquí su palmarés, pueden acudir a Wikipedia a deleitarse. Lo que sí os confesaré es la parálisis que uno siente cuando David se sienta delante de ti, en esta ocasión, para dialogar en exclusiva con Punto de Break. La admiración es tan grande que, por momentos, uno piensa si enterrar al periodista y sacar al aficionado. Pero hay que aguantar, toca encender la grabadora y esconder por un instante ese vínculo emocional. Una entrevista soñada para poner el punto y final a este Mutua Madrid Open 2022.
De vuelta en Madrid.
De vuelta en Madrid.
Me impresiona verte de aquí ejerciendo de entrenador. ¿Lo imaginaste alguna vez?
Qué va. Cuando te retiras, ningún jugador tiene en mente ser entrenador, por todo lo que implica. Lo que más nos cuesta a nosotros es volver a viajar, cansa mucho estar fuera de casa, a los sudamericanos mucho más porque venimos de más lejos. De golpe hubo un grupito de jugadores que me ofrecieron entrenarles, pero todos pedían full time, algo que no podía darles debido a la familia y otros trabajos. Mo tenía el tiempo.
Hasta que llegó Miomir.
Con él llegamos a un acuerdo de hacer 12-14 semanas y le pareció bien. Ahí es donde se abrió la oportunidad de entrenar, pero más tiempo no podría.
¿Cómo te convenció?
Cuando me llamó, confieso que no lo conocía, pero vi un par de vídeos para ver cómo jugaba y me gustó lo que vi. Le propuse que viniera a la gira de Sudamérica para conocernos allí y evaluar una posible relación. Hoy le veo con mucho potencial, tienes grandes tiros, pero todavía con margen para mejorar. Me entusiasmó este proyecto.
Pasaron nueve años de tu retiro, ¿en qué mataste el tiempo?
En un montón de cosas. Desde mi Fundación, a mi familia, tengo dos hijos espectaculares, también negocios en Argentina y además corro rallys. Entre todo esto me mantengo muy ocupado, por eso no puedo viajar tantas semanas. Desde el día que me retiré no estuve parado, eso seguro.
¿Lo echas de menos?
No. Con la lesión del hombro no podía sacar, no tenía ninguna oportunidad de volver a jugar a tenis, así que para nada.
En tu caso, suplir la adrenalina de la competición ha sido fácil.
Con el rally, claro. Tiene mucha más adrenalina y además es distinta. En el campeonato argentino, que es lo que yo corro, no tenemos esa presión de tener que rendirle a la gente o al sponsor, lo haces todo un poco más relajado y no tan profesional.
¿No te da miedo?
¿A ti te da miedo andar con el coche en la calle?
Pero no voy a esa velocidad.
Pero también te puedes chocar.
Demasiado peligroso para mí.
Es más peligroso cruzar la acera que los rallys (risas). Nada, no me da nada de miedo.
Viendo a Kecmanovic jugar, algunos empiezan a verle gestos parecidos a ti.
Tratamos de que implemente algunas nuevas formas de jugar al tenis, aunque no todo el tiempo. Comparar a uno y otro es imposible, cada uno tiene su impronta y su estilo, pero hay muchas cosas que tiene que aprender y que le pueden servir. Ahora mismo hay un montón de jugadores que hacen bien un montón de cosas sin yo entrenarlos, aunque algo se intenta.
¿Le has puesto algún partido tuyo?
Nunca, cero.
¿Y tú? ¿Eres de ver antiguos partidos?
Me acuerdo de muchos, pero no los veo. En la pandemia, cuando no había nada que hacer, pasaron por televisión varios torneos míos y sí que estuve viendo alguno con mis hijos. Creo que era la primera vez que mis hijos me veían jugando a tenis.
¿Y qué tal?
Bien, se reían (risas).
¿Qué supone Madrid para ti?
Es espectacular. Para los argentinos, estar en España es casi como estar en casa, siempre he tenido una afinidad muy especial con este país. Muchos de mis amigos y parte de mi cuerpo técnico eran españoles, así que guardo un vínculo muy estrecho. Ganar aquí en su momento también fue algo increíble, con el apoyo de la gente me sentí muy a gusto.
En tu carrera lograste muchísimas cosas, pero la gente siempre te recordará por Madrid 2007. Campeón después de ganar a Nadal (#2), Djokovic (#3) y Federer (#1).
Es que es algo distinto a cualquier otro torneo porque nadie lo pudo hacer, es algo único. Me parece que ya nadie lo podrá hacer porque, aunque les gane a estos tres, ellos ya no estarán con ese ranking. Aquello fue épico, quizá por eso es lo que más resalta, pero ganar en París-Bercy también fue espectacular, en el Masters de Shanghái también hice un tenis increíble, es difícil elegir uno.
A Federer le ganaste ocho veces, incluidas las cinco primeras. Un rival a evitar, menos para ti.
Eran partidos muy tácticos, nos enfrentamos muchas veces desde que éramos juniors, así que nos conocíamos perfectamente. Ni él hacia mí, ni yo hacía él teníamos ese respeto que ahora tienen los jugadores más jóvenes cuando tienen delante a Roger Federer o cualquier otro miembro del Big3. Cuando entras a la cancha sin ese respeto excesivo ya tienes una chance más. Además, creo que el tipo de juego que tenía yo en esos momentos a él no le gustaba, por eso le conseguía embolatar. Eso fue lo que me ayudó a ganarle tantas veces.
Fuera de la pista, ¿teníais buena onda?
Sí, sí, por supuesto. Las bromas en el vestuario y la convivencia diaria fue estupenda, tenemos una relación muy buena.
Se te pregunta mucho por qué no ganaste nunca un Grand Slam.
Hay muchísimos jugadores que nunca lograron ganar un Grand Slam, lo que pasa es que en esa época era casi imposible con estos tres. Y estaba Murray también, no era fácil.
¿Qué te faltó?
Lo que me pasó es que no era especialista en ninguna de las superficies sobre las que se disputaban los Grand Slam. Salvo en el Open de Australia, quizá.
Pero semifinalista en los cuatro.
Semifinales en todas, sí. Pero jugando contra Rafa en París, por ejemplo, ¿cuántas veces le hubiera podido ganar? Nunca, o igual una. Federer en Wimbledon, ¿cuántas veces le vas a ganar? Muy complicado. Ellos eran más especialistas en una superficie, además esta gente en esa época solía perder 4-5 partidos al año, era una locura.
Tu única final, Wimbledon 2002.
Me pilló muy joven, tenía 20 años y Lleyton era el mejor en ese momento, además en hierba él estaba mucho más acostumbrado a jugar que yo. Fue un partido muy difícil de afrontar por mi inmadurez y mi inexperiencia. Él había ganado el US Open el año anterior, era Nº1 y venía jugando en hierba toda la vida, como buen australiano. Tuve muchas cosas en contra.
Estando al 100% de tus capacidades, ¿quién podía ganarte?
[…] Pocos, de hecho le pude ganar a todos (risas). Pero no es fácil estar así, físicamente perfecto, mentalmente perfecto, de confianza perfecto… esto no te pasa muchas semanas al año, a mí en toda mi vida solo me pasó tres semanas. No es fácil, fueron casi 20 años jugando a tenis.
Si hablamos de tu revés, ahí también tenías pocos rivales.
Comparar es muy difícil, hoy en días tienes diferentes tipos de reveses muy buenos. El revés de Davydenko era muy bueno, el de Zverev ahora mismo es buenísimo, Miomir sin ir más lejos también lo tiene muy bueno. Es una cuestión de gustos.
Si comparamos épocas, ¿Te quedas con esta o con la tuya?
Me gusta más la mía, era un combo de potencia con mucha táctica y habilidades. Hoy creo que se basa mucho más en la potencia que en las otras cosas, se ha perdido lo otro. Los chicos nuevos tienen menos mano, pero le pegan mucho más fuerte.
Aparte de Miomir, ¿algún otro joven que te llame la atención?
Carlitos Alcaraz. Nos enfrentamos en Miami hace 20 días y la verdad que jugaron un partido increíble, ahí vi que tiene mucho potencial todavía, juega muy bien y puede seguir mejorando un montón. Además tiene un gran equipo al lado, unos seres humanos espectaculares que saben mucho de esto y lo están llevando muy bien. Por todo esto, por Carlitos y por Juan Carlos, viendo sus habilidades y lo que hacen dentro de la pista, creo que tienen mucho por dar.
¿Volveremos a ver a un jugador ganar más de 20 Grand Slams?
Ya sabes cómo son estas cosas, depende mucho de las lesiones y la motivación que tengas con el paso del tiempo. Al igual que la mayoría, ahora mismo te diría que no, pero tantas veces en la historia dijimos que no (risas). Luego sucede algo, llega alguien y cambia todo. De momento, que haya tres jugadores con 20 Grand Slams es una cosa de locos.