La esperada vuelta de Bianca Andreescu

Desde que la canadiense maravillase al mundo en Flushing Meadows ha vivido lesiones, pandemia y una búsqueda por recobrar la confianza. ¿Volverá la mejor Bianca?

Bianca Andreescu. Fuente: Getty
Bianca Andreescu. Fuente: Getty

A lo largo de las últimas décadas hemos visto muchísimos proyectos de crack en el tenis femenino que, por una u otra razón, terminaron desvaneciéndose ante la presión, la exigencia por sumar resultados consistentes o la aparición de talentos superiores que acabaron eclipsándoles. El elenco de ganadoras de un único Grand Slam en la WTA se vio aumentado por muchísimas actrices de reparto, pero entre ellas siempre hay varias que destacan por motivos tenísticos, talentos prodigiosos que se pierden en el mar de la competitividad de la WTA. Cuando Bianca Andreescu emergió en el año 2019, la sensación es que teníamos ante nosotros a un proyecto verdaderamente ganador: una jugadora total capaz de hacer absolutamente todo en pista y con una capacidad abrumadora de jugar bien los momentos importantes. Pero esa estrella se apagó... hasta el día de hoy.

El 2019 de Bianca Andreescu fue un año imperial. Una temporada de esas que te confirman como candidata a todo, de las que te hacen pensar en grande. Dos títulos WTA 1000, derribando a gigantes que dominaron el circuito por el camino (Angelique Kerber o Serena Williams, entre otras). Las dos semanas mágicas en Flushing Meadows, las de un US Open inolvidable donde, de nuevo, Bianca desafiaba a la historia para pasar por encima de Serena. Parecía que aquella tenista completa estaba destinada a dominar el circuito femenino: su variedad marcaba el camino ante la estirpe de pegadoras, las genialidades encontraban orden y su capacidad de ser una "disruptora" del ritmo lineal de muchas de sus contrincantes presagiaban grandes resultados en el circuito.

Sin embargo, el 2020 comenzó con problemas físicos que la dejaron en blanco al inicio de temporada... y cuando la pandemia explotó en el mundo, el orden en la vida tenística de Bianca Andreescu saltó por los aires. Volver nunca resultó tan complicado, con la presión de defender los resultados obtenidos hace un año y la sensación de que tu cuerpo no colabora contigo. Incluso podría decirse que Andreescu sufrió una pérdida de identidad, se olvidó de su imprevisibilidad y su repertorio e intentó fortalecer un plan A de saque y derecha. Jamás fue lo suyo, pero Bianca quería soluciones inmediatas ante la falta de ritmo, ante la falta de confianza, ante los fallos de un cuerpo castigado.

Ver hoy el historial de Andreescu en Grand Slam es un ejercicio que nos arroja resultados curiosos. En Nueva York tiene uno de los mejores balances de la historia, un 10-1 (ganadora en 2019, octavos de final en 2021) que habla a las claras de lo cómoda que se siente en Norteamérica. ¿Fuera del barrio de Queens? Ni en Melbourne, ni en París ni en Londres tiene tan siquiera un balance positivo de victorias derrotas: nunca jamás consiguió pasar de la segunda ronda en ninguna de estas tres plazas, señal de los derroteros que tomó su carrera tenística, sumida en la irregularidad y el calvario de lesiones que le atormetaron desde aquel Grand Slam.

STUTTGART, EL PRIMER PASO PARA RECUPERAR A LA MEJOR BIANCA

Ahora, déjenme que les cuente la noticia positiva del día. Bianca Andreescu tiene 21 años. Sí, como lo oyen. Todo este carrusel de idas y venidas, de incertidumbe, de magulladuras en su coraza... se ha dado en la frenética transición de la adolescencia hacia la vida adulta, en la búsqueda de la independencia emocional con respecto a sus padres, siempre acompañándola en el box, e incluso hacia su perro. Bianca tiene toda una carrera deportiva por delante para recuperar su magia; no debe tener prisa en ponerse al día, sino ir construyendo unos cimientos sólidos, comenzando por dar pasos pequeños y encontrar regularidad y confianza en su cuerpo.

El primer paso para conseguir esto lo demostró a inicios de año, cuando decidió no viajar a Australia para recargar pilas y, sobre todo, recuperar mentalmente. El descanso del guerrero, que dirían algunos. Mientras Bianca viajaba, hacía obras de caridad y se centraba en sus técnicas de visualización o yoga (precisamente el cuidado que hacía de su mente era otro de los indicadores, en 2019, de que estábamos ante una ganadora generacional), el resto del mundo esperaba su regreso al circuito, que finalmente se dará en el WTA de Stuttgart, quien ha accedido a darle una invitación. A día de hoy, las expectativas son bajas y la presión debe ser mínima: Andreescu debe volver a disfrutar del tenis, sentir la adrenalina de dejar la bola muerta al lado de la red, activar todos sus golpes y conseguir victorias con ritmo gradual. En un año de regreso al circuito, las victorias y los títulos serán un bonus... pero tras mucho esperar, ya es un triunfo para todos su regreso. Con todo, Bianca.

Comentarios recientes