Alexander Zverev, en busca de un punto de inflexión

Alexander Zverev no logra alcanzar una regularidad de victorias que le mantengan de una manera sólida en lo más alto. Aunque ha tenido picos extraordinarios en su aún corta carrera, el tenista germano no encuentra una estabilidad que le dé confianza a la hora de salir a pista. Zverev nunca ha sido un ejemplo de seguridad en sus partidos, especialmente, en el aspecto mental. Esta carencia ha tenido sus consecuencias en el resultado, ya sea a través de dobles faltas o mediante fallos imperdonables para un jugador de su nivel.

Nadie discute la calidad a la que puede llegar a jugar el alemán. Zverev sigue en el número 3 en el ranking ATP por sus grandes logros. En 2020 alcanzó la final en el US Open, en 2021 se consagró como campeón olímpico en Tokio, mismo año en el que levantó el título de las ATP Finals. Aun así, Alexander no consigue deshacerse de unas dudas que le persiguen desde hace tiempo. Los cambios en su equipo y el hecho de haber trabajado en aspectos concretos han hecho que su situación de confianza mejore. Ya no es tan habitual verle cometer un gran número de dobles faltas, sin embargo, no es tan extraño que experimente un momento de bajón en un partido, por ejemplo, sumando una gran cantidad de errores no forzados.

Presión en Australia

Después de mostrar su descontento con su actuación en el Open de Australia, parece que el alemán tiene más claro qué camino seguir. Aun así, se excusa en la presión a la que le someten por ser uno de los mejores, algo que se ha impuesto a sí mismo en diversas ocasiones. Zverev ha dejado claro a lo largo de estos años que es de aquel tipo de personas que prefieren salir a la pista sin pensar en que puede convertirse en número uno o en que puede alzanzar algún hito histórico. Pese a que sus derrotas son cada vez más justificables por un gran nivel del rival, algunas de ellas siguen sorprendiendo.

Alexander, que se encuentra ahora mismo diputando el ATP 250 de Montpellier, puede usar este torneo, en el que no se ve con tanta presión para coger esa fuerza y confianza de la que en ocasiones parece carecer. Puede ser que, al sentirse más libre mentalmente a la hora de jugar deje de pensar lo que puede ocurrir fuera de la pista y se centre únicamente en su gran juego.