Cuando es el loco el que pone más cordura

¿Hay estilos de juego que están mal vistos en el tenis? Hay unas palabras de Medvedev que han dado mucho de qué hablar, con Kyrgios defendiendo los distintos estilos.

Jose Morón | 24 Jan 2022 | 20.59
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Kyrgios, cuando es el loco el que pone más cordura. Foto: Getty
Kyrgios, cuando es el loco el que pone más cordura. Foto: Getty

“Esto es muy aburrido”, decía Daniil Medvedev en pleno partido ante Cressy, cansado de ver a su rival subir una y otra vez a la red. Puede que para un tenista sea complicado lidiar con un oponente que te pone en constante presión una y otra vez, pero no deja de ser el estilo adoptado por alguien que usa esas armas para hacer lo mismo que él: jugar al tenis. Realmente, ¿hay estilos de juego que están mal vistos? ¿Quién establece lo que está bien y lo que está mal en cuanto a forma de jugar?

Puede que haya personas que consideren que el juego de Medvedev también sea aburrido. En el mundo del deporte, todo entra dentro de un juicio subjetivo. Cada uno tiene un gusto propio y cada uno elige lo que le gusta y lo que no, pero todos los estilos de juego, sean los que sean, son respetables. La genética no le da a todos la posibilidad de jugar lo bonito que juega Federer, tener la derecha de Nadal o Del Potro, el revés de Wawrinka o tener la mentalidad de Djokovic. Cada tenista usa sus armas para intentar ganar. Y eso es lo que hace bello a este deporte.

Porque el circuito, desde hace años, ha virado a un tenis donde todos juegan igual en cualquier superficie. Quién nos iba a decir en 1990 que en Wimbledon se iba a ganar un día jugando desde el fondo de la pista. Queriendo atraer al público a la televisión, ralentizaron las pistas y promovieron un tenis de largos intercambios y luchas constantes entre jugadores. Se quitaron de en medio a los tenistas de saque-volea o que atacaban mucho la red. El tenis quiso establecer un solo estilo de juego. Y si algo se salía de esa línea, estaba mal visto.

El circuito, mientras tanto, se dedicaba a vender sola y únicamente la rivalidad entre Roger Federer y Rafa Nadal, con Novak Djokovic sumado a la fiesta un par de años después. Durante una década, solo existió el Big 3. Murray y Wawrinka lograron cazar algo entre medias, pero en líneas generales, parecía que solo Roger, Rafa y Novak jugaban al tenis. Los demás, no importaban. Justo cuando los tres empezaron a caminar hacia el final de sus carreras, viendo las orejas al lobo, el circuito quiso vender una nueva generación con el fin de dar a conocer a nuevos chicos.

Kyrgios le pone cordura al asunto

“Creo que el tenis ha hecho un trabajo muy pobre aceptando personalidades en el pasado”, comentaba el otro día Kyrgios en una rueda de prensa que merecería ser escuchada por todos. “Solo han promocionado a tres tipos en los últimos 10 años y ahora, se encuentran un poco atrapados, por eso están intentando promocionar a los de la Next Gen. Alguno de ellos son emocionantes, como los dos canadienses (Shapovalov y Aliassime), pero al tenis le está costando adoptar diferentes personalidades o que la gente sea diferente. El tenis necesita hacerlo. De otra forma, estará muerto”, sentencia el australiano.

No puedo aplaudir más estas palabras de Kyrgios. En este mundo, quien parece menos cuerdo es quien ha puesto más criterio ante lo que está sucediendo. El circuito, sin el Big 3 y con la pérdida de fans que eso supondrá, se encamina a tipos que juegan prácticamente todos igual en todos los torneos y superficies, con muchos teniendo miedo a la hora de decir lo que piensan o mostrar sus personalidades, saliendo otros tantos ya derrotados desde vestuarios cuando juegan frente a un Top y con una parte del público que desprecia al que tiene algo que decir y que muestra algo distinto.

En la variedad está lo atractivo. Lo que sí puede ser aburrido es que en la primera semana de un Grand Slam no haya emoción. Que todo sea un paseo por parte de los Top y que apenas haya sorpresas. Qué tiempos aquellos en los que en una segunda o tercera ronda de Wimbledon o Roland Garros, un especialista en la superficie podía cargarse a cualquiera del Top 5. Qué tiempos aquellos donde McEnroe enfrentaba a Borg, Agassi a Sampras o Federer a Nadal en una lucha de estilos que enriquecía la belleza de este deporte.

Soy fan del que lucha desde el fondo con uñas y dientes, del que sube a volear todo el rato, del que saca a 230 y del que devuelve todo desde el resto. Eso es lo bonito del tenis y avanzaremos el día que nos metamos en la cabeza que no hay un solo estilo para ganar. Que cada uno tiene sus armas y que todas son respetables. Y es curioso, al que durante años han señalado siempre como mal ejemplo para todos, Kyrgios, es quien más ejemplo ha demostrado aquí. Quizá el loco no estaba tan loco y los locos eran los que le criticaban.