“Mañana Leylah tiene que jugar como si no hubiera un mañana”

Nos lo dice su padre y entrenador, Jorge Fernandez, quien no ha viajado a Nueva York por una cuestión de superstición. No se pierdan la entrevista.

Fernando Murciego | 11 Sep 2021 | 03.28
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Leylah Fernandez en este US Open. Fuente: Getty
Leylah Fernandez en este US Open. Fuente: Getty

Mientras Leylah Fernandez pasaba rondas en este US Open 2021, un hombre seguía sus pasos emocionado desde la distancia. No un hombre cualquiera, nada menos que su padre y entrenador: Jorge Fernandez (Guayaquil, 1970). En una situación normal debería estar acompañando a Leylah desde el inicio del torneo, pero cuando se les cruza una superstición en el camino son palabras mayores. “El año pasado fui a verle la final de Acapulco y perdió; si pierde esta vez, no será por mi culpa”, nos cuenta el ecuatoriano a través de una conversación telefónica.

Leer esta entrevista significa entender por qué Fernandez se ha plantado en su primera final de Grand Slam con tan solo 19 años. Empezando por los brotes verdes que ya dejó la temporada pasada, el fichaje de Duglas Cordero para dar un salto de calidad en el terreno físico y, por encima de todo, el trabajo y confianza de un padre que siempre creyó en ver a su hija entre las mejores. Esta noche ambos tienen una cita con la historia, aunque entre ambos exista una brecha de 1.600 kilómetros.

¿Cómo va la batería del móvil?

No te lo puedes imaginar. Es una locura, no puedo trabajar, el teléfono no para de sonar. Yo lo entiendo, no me enfado, pero me resulta imposible hasta hacer una entrevista porque todo el rato me cortan. Está siendo algo muy especial, también para todos los canadienses, pero ya llegué a mi punto máximo (risas).

Jorge, tu hija es finalista del US Open, ¿te imaginabas algo así?

Honestamente, no me gustaría que sonara arrogante, pero esto es algo que ya imaginé el año pasado. En 2020 pensé que nos iba a pasar algo grande, Leylah ya estaba en un ritmo muy sólido, hizo final en Acapulco y cuartos de final en Monterrey, pero llegó la pandemia y nos frenó. No digo que esperara verla en la final de un Grand Slam, pero verla 5-1 arriba en el primer set ante Kvitova en Roland Garros me dio que pensar.

El potencial empezaba a asomar…

Digamos que empecé a ver los errores y, lo más importante, a ver cómo los podía arreglar. Leylah necesitaba coger experiencia en estos torneos, pero viéndola jugar me la imaginé pisando la segunda semana de un Grand Slam. Al final no pasó y, luego, con la cuarentena, ya fue muy difícil recuperar el ritmo, el parón la perjudicó mucho y perdió todo el timing. En 2021 empezó el año viajando con un entrenador francés, hasta que después de Wimbledon decidí volver a viajar con ella todas las semanas para sacarla de ese malestar. Ahora por fin se ve el progreso, está de nuevo en la lucha.

Siendo su padre y entrenador, ¿cómo es que no estás en Nueva York?

Los deportistas tenemos nuestras rutinas, nuestras supersticiones. Una de las nuestras es no cambiar nada en un torneo mientras se vayan pasando las rondas. Si la cosa va bien, no se toca nada. Al inicio de este US Open yo estaba ayudando a mi otra hija, Bianca, que también es tenista y jugaba un $25.000 en Marbella. Este pasado lunes, ella se fue a Nueva York para acompañar a su hermana, pero yo me quedé en Florida. Somos muy supersticiosos, no quisimos cambiar la rutina porque las cosas nos estaban yendo bien.

¿Alguna mala experiencia?

El año pasado, en el torneo de Acapulco, yo me presenté únicamente el día de la final… y perdió. Me sentí mal, no es una decisión que solamos tomar, así que mejor aprender de esa experiencia. Esta vez, si tiene que perder, no será por mi culpa (risas).

¿No te planteas ni siquiera viajar el sábado a la final?

No […] He pasado momentos maravillosos con mis hijas, lo importante en este momento es que toda la atención esté en ella, que el éxito que reciba sea todo suyo. Como padre, yo estoy en su corazón y ella está en el mío, no importa que sea la final del US Open, lo único que sé es que pronto estaremos aquí, en la cocina, cenando todos reunidos, no hay nada más grande que eso.

Hace unos días pude entrevistar a Duglas Cordero, el nuevo preparador físico de Leylah. ¿Tan importante ha sido su llegada para este salto de calidad?

Fundamental. Ya habíamos hablado el año pasado, pero nunca pudimos trabajar juntos por una cuestión de distancia. En Roland Garros fue cuando me di cuenta que a Leylah le faltaba movimiento y confianza en su juego, se desequilibraba muy fácil antes las grandes pegadoras, así que había que cambiar eso. En Wimbledon tuve la misma sensación, me convencí de que había que cambiar algo físicamente. Contacté con Duglas y le expliqué lo que quería, hicimos un bloque de entrenamiento y además hubo una gran conexión desde el inicio. Duglas tiene mucho conocimiento, es un maestro, desde el inicio supo cómo abordar el reto de legar bien preparados al US Open.

De sus seis victorias aquí, ¿qué es lo que más te ha llamado la atención?

Yo la conozco, hay cosas que no me impresionan tanto, cada día veo sus golpes. Lo que sí me ha impresionado es su adaptación a los diferentes estilos de jugadoras. Pasó de jugar contra Osaka a jugar contra Kerber, dos perfiles completamente diferentes. Luego pasó de Kerber a Svitolina, para regresar de nuevo a Sabalenka. Esa manera de adaptarse me sorprendió, porque hablarlo fuera de la pista es una cosa, pero hacerlo dentro de la cancha es otra cosa. Sobre todo a esa edad.

Una alumna aventajada.

La sensación es esa, que está aprendiendo todo el rato de la jugadora que tiene delante. Puede estar jugando desde el fondo, pero de repente ve algo y cambia, entonces se pone encima de la línea. Ante Sabalenka fue increíble ver cómo le fue robando el saque, la frustró cuando empezó a restar de esa manera, leía cada uno de sus servicios. La destrozó psicológicamente. El hecho de ir aprendiendo en cada momento, solucionar ese problemas delante de 15.000 personas, es algo que me costaba creer mientras lo veía.

Hemos escuchado varias veces decir que Leylah es una jugadora muy inteligente. ¿Qué significa realmente?

La inteligencia de juego diría que es lo más importante que tiene, la capacidad de adaptarse y tratar cosas nuevas. Si quieres golpear cien bolas con Leylah, no hay problema. Si quieres jugar solo a golpes ganadores, no hay problema. Si quieres hacer un juego de saques, adelante. Ahí reside su inteligencia, el saber cuándo hacer cada cosa.

Y luego está el carácter, que eso viene de casa.

Tiene mucha persistencia, siempre se sacrifica, hace lo que sea para quedarse en la lucha y no achicarse en ningún momento. Con Sabalenka iba 1-4 abajo y conectó tres saques directos, una locura así. Yo se lo digo, en momentos duros me da igual que pierda un set 6-1 o 6-4; si la rival te está presionando el saque, dale un segundo/primer saque, porque sé que tú lo sabes hacer. La cuestión es si luego podrás llevarlo a cabo bajo presión. Obviamente, esto que digo no esperaba que lograra hacerlo contra Sabalenka.

Leylah Fernandez y Emma Raducanu están la final del US Open, ¿podemos decir que el tenis está cambiando?

Mirando la evolución del tenis, el último gran cambio se dio cuando llegaron las hermanas Williams, con un juego de poder y mucho saque. También muchos gritos. Eso acabó transformando el juego, muchas jugadoras buscaron ese mismo estilo, hasta los entrenadores buscaban ese perfil de jugadora. Ahora la gente lo que quiere es pelear contra eso, por eso la nueva generación de entrenadores trabajan para que sus chicas se muevan mejor, que sepan absorber el golpe, que tengan más picardía en su juego y sean más fuertes mentalmente. Ahora estamos conociendo a esa nueva generación de jugadoras que van a luchar contra ese estilo de poder, en el futuro veremos un gran cambio en las grandes.

Tú fuiste futbolista profesional y sé que Leylah a punto estuvo de apostar por el fútbol. Viendo cómo le van las cosas, ¿estás hoy más tranquilo con su decisión?

Seguro (risas). Se le ve la pasión, la alegría cuando juega, me encanta que le guste dar espectáculo a la afición y que la gente lo reciba de esa forma, que se activen cuando la ven en pista. Siempre se lo digo: ‘Eres canadiense, pero no te olvides qué sangre tienes’. Ese detalle es como la sazón en la comida.

Y ahora empieza lo mejor, los privilegios de ser top30.

Desde un punto de vista económico estoy muy feliz por ella, el tenis es uno de los deportes donde mejor pagan a sus jugadoras. Ahora ya tendrá un buen ranking y el año que viene podrá disputar todos los cuadros finales del circuito. Tendrá un salario que solamente se puede soñar, así que tomó una muy buena decisión.

¿Cómo ves la final? ¿Satisfecho con llegar hasta aquí o quieres más?

Fuego, fuego y más fuego. La gente que me conoce saben que soy una persona muy intensa. No hemos trabajado tantos años, no hemos sacrificado tantas cosas, para llegar a la final de un Grand Slam y quitar el pie del acelerador. Mañana Leylah tiene que jugar como si no hubiera un mañana, nada más. Luego que gane la mejor, pero lo peor que le puede pasar es llegar y no presentarse, porque siempre se recordará que tuvo la oportunidad en la mano y la rechazó.

Vamos, que nada de conformarse.

Imposible. Como entrenador, es imposible que yo no la empuje a seguir ganando. Mañana será la preparación más importante de mi vida, es una final del US Open. Le voy a poner fuego, nunca estaremos satisfechos, tenemos hambre de más. Yo no entreno para ganar un Grand Slam, entreno para ganar más de uno, quiero muchos.