A Karatsev sí le gusta la tierra

El ruso supera a su compatriota Medvedev y confirma la mala relación del Nº2 mundial con la tierra batida. Llegará a Roland Garros con una victoria en esta gira.

Aslan Karatsev. Fuente: Getty
Aslan Karatsev. Fuente: Getty

La sensación de que Daniil Medvedev entra casi derrotado a cada partido disputado sobre tierra batida cobrará todavía más fuerza después de lo vivido esta tarde en el Masters 1000 de Roma. La segunda mejor raqueta mundial debutaba en el Foto Itálico ante su buen amigo Aslan Karatsev, de esos currantes que salen ahí fuera a hacer su trabajo sin hacer mucho ruido. El ruido ya lo pondría Medvedev, con sus continuas quejas y faltas de respeto hacia la superficie, todo fruto de una frustración que él mismo ha decidido originar. Pero el que estaba enfrente no estaba para tonterías, aunque esto no le debe quitar mérito a un nuevo triunfo mayúsculo de Karatsev (6-2, 6-4). Recompensa al esfuerzo y a la fe en sus virtudes. Todo lo contrario que Daniil.

Como primer apunte, llamaba la atención que un segunda ronda de un Masters 1000 se vieran las caras dos de los ocho mejores jugadores de la temporada. Pero claro, nada tiene que ver la Race con el ranking ATP, el mejor ejemplo era el encuentro de hoy. Un duelo con mucho morbo al ser entre dos rusos, dos compañeros de equipo, dos hombres con una relación muy diferente con la superficie que hoy pisaban. Cierto es que a ninguno le sale una lágrima cuando llega esta parte de la temporada, pero las continuas declaraciones negativas de Daniil nos obligan a pensar que, prácticamente cualquier rival que le ponga ganas y tenga el día, puede darle una lección sobre arcilla. En Madrid ese papel lo jugó Cristian Garín, aunque a punto estuvo Davidovich de dar la sorpresa el día anterior. En Italia, en uno de los debuts más complicados que podía tener, era Karatsev el que quería seguir haciendo sangre.

Esto como previa está muy bien pero, estando Medvedev sobre la pista, siempre hay que guardarse una carta para lo imprevisible. Parecía que sería un partido igualado, sin lagunas por parte de ninguno, eso al menos indicaron los primeros juegos. No tardaría Daniil en dar un paso atrás y confirmar que esto de jugar en tierra no es para todos. Sobre todo, si uno mismo supone el primer obstáculo. Y ojo, que esto no significa que no tenga condiciones para triunfar en arcilla, es mucho más básico que cualquier aspecto técnico: Medvedev odia la tierra batida. Así de fácil y así de duro. Esto lo sabía Aslan (lo sabíamos todos) y lo aprovechó en cuanto vio la oportunidad para acelerar en la primera manga, firmando un 6-2. Lo más complicado, romper el encuentro, ya estaba hecho. Ahora solo había que cerrarlo.

Medvedev, mentalidad destructiva

Eso sí, no si iba a ir Medvedev del Foro Itálico sin hacer alguna de las suyas. Como golpear una cámara en mitad de un descanso, preguntarle a su rival si realmente le gustaba correr como un perro sobre el polvo de ladrillo, e innumerables gestos totalmente prescindibles cargados de impotencia y falta de amor por la superficie roja. En la grada, por cierto, estaba Andrey Rublev viendo el partido, quien días atrás afirmaba que el verdadero tenis se juega sobre esta superficie. ¿Qué pensaría Daniil de su compañero? Lo que ya nadie podía discutir era la superioridad de un Karatsev que no se despistó en ningún momento, cerrando el triunfo en dos mangas y colocándose con un balance de 5-4 en su carrera ante rivales del top10. Veremos qué tal funciona en su próximo desafío ante Reilly Opelka. En el de hoy, aunque suene un poco cruel, no necesitó ni entregarse al 100%.

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