Zverev da el golpe ante un Nadal desconocido

El alemán cuajó una extraordinaria actuación con su servicio ante un Rafa muy lejos de su mejor nivel. Es su tercera victoria ante el manacorí, la primera en tierra.

Carlos Navarro | 7 May 2021 | 17.21
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Alexander Zverev celebra su victoria ante Nadal. Fuente: Nadal
Alexander Zverev celebra su victoria ante Nadal. Fuente: Nadal

Alexander Zverev ha sido uno de los pocos jugadores actuales capaz de mirar a los ojos de Rafael Nadal en un duelo sobre tierra batida. Lo hizo en una final en el torneo de Roma, donde le jugó de tú a tú y en un partido en el que la aparición de la lluvia le negó la inercia positiva que llevaba. El partido de hoy en el Mutua Madrid Open 2021, sin embargo, poco tuvo que ver con aquel duelo: Nadal estuvo desconocido, sin mordiente ni profundidad en sus golpes... y Sascha lo aprovechó para surfear en una ola de confianza y golpes devastadores, en especial al saque. El resultado (6-4, 6-4) lo dice absolutamente todo.

El primer set comenzó con ciertas dudas en el resto por parte de ambos jugadores. Nadal buscaba con ahínco el resto de derecha de Zverev, que con frecuencia se quedaba corto o ni tan siquiera pasaba la red. Mientras tanto, el germano buscaba martillear la T, cometido que llevaba a cabo con éxito. Ninguno de los dos parecía tener la mordiente suficiente para hacer daño en el cuarto golpe del intercambio, con un duelo que avanzaba a ritmo de saque. Todo eso iba a cambiar muy pronto.

Nadal subió una marcha al resto, abriendo gas y sembrando las dudas en Sascha. 2-3, ritmo habitual de servicios... y en un juego con varios segundos saques y errores tras el segundo golpe, la intensidad de Rafa abriría un claro en la resistencia germana. Con el primer break en el bolsillo, todo parecía indicar que el partido tomaría el rumbo rutinario de los compromisos del manacorí sobre arcilla. Nada más lejos de la realidad: un golpe junto a la red que Nadal mandó al pasillo de dobles pareció trastornar todo su plan de juego y confianza en su tenis.

Pocos podían apostar por que Zverev encadenaría cuatro juegos consecutivos para cerrar la primera manga por 6 juegos a 4. Parece inexplicable, de hecho. La realidad es que, sin saber si motivado por ese fallo inexplicable o por propias dudas a la hora de encarar el partido desde un punto de vista táctico, el nivel de Nadal bajó enormemente. Sus tiros no encontraban la penetración en la pista, su derecha paralela era inexistente y eso el alemán lo aprovechaba para montarse con el revés y tomar la iniciativa de los puntos.

Al alemán ese break lo colmó de confianza, aumentando sus porcentajes al saque y mostrándose bastante más sólido que en el inicio del partido. El manacorí, sin chispa, empezaba a dejar algunas bolas cómodas en la red... y Zverev se empezaba a convertir en un panzer que pasaba por encima de toda la Caja Mágica. Encontrando la profundidad y el ritmo en su derecha, el germano contaba con la inercia totalmente a su favor, sabiéndose capaz de hacer daño a Nadal. Y lo aprovechaba, se crecía con eso.

Su nivel al saque era realmente impresionante, mientras que Rafa parecía haberse quedado absolutamente estancado. Nada de servicios profundos a la derecha: Nadal había perdido la brújula. Sascha estaba lejos de estar brillante desde el fondo, dejando alguna que otra derecha bastante corto... pero el público madrileño, absolutamente frío, no entendía cómo Rafa era incapaz de aprovecharlo. Salían a la luz estadísticas anómalas, casi irreales, como la que decía que en el primer parcial Zverev había conectado seis winners de derecha... por los cero de Nadal.

Un segundo set similar al final del primero

Con un set en la buchaca, Sascha aseguró su saque como si de una fortaleza se tratase, variando sus objetivos y haciendo dudar a Nadal. El break llegó pronto en el segundo set, dejando por delante un patrón de partido ciertamente lineal. Nadal se agarraba con uñas y dientes a la pista en sus juegos de saque, cerrando varias puertas de un posible doble break. El alemán aceleraba el ritmo, llevado por la fé ciega de la inercia positiva, sin querer pensar demasiado en lo que podía pasar.

Nadal allanó su camino. Si necesitaba de alguna ayuda, fallos como el revés paralelo en el primer punto del último juego hicieron ver a Zverev que sí, que la línea de cerca estaba más cerca de lo que pensaba. Restar un segundo saque con una derecha a media pista, invitando a Sascha a cerrar el punto a placer, también era otra ayuda a su confianza. Otro planazo de derecha paralela... y el partido se acabó antes de lo pensado, con un guion extraño, con un Zverev imperial y un Nadal que sigue demostrando que las condiciones de Madrid son las más esquivas a su tenis en toda la gira de tierra batida. Sacar conclusiones de cara al principal objetivo, Roland Garros, es un ejercicio inútil... pero partidos así demuestran que la ruleta de los Masters 1000 sonríe cada vez a más jugadores. Disfrútalo, Sascha.