Londero: "La generación de la Legión me inspiró un montón"

Juan Ignacio Londero repasó la importancia de la Generación Dorada argentina, sus duelos ante el Big-3 y el momento en el que estuvo a punto de dejar el tenis.

Carlos Navarro | 4 Jan 2021 | 18.56
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Juan Ignacio Londero. Fuente: Getty
Juan Ignacio Londero. Fuente: Getty

Parecía que después del triunfo en Croacia y los problemas físicos de Juan Martín del Potro, un pequeño vacío se abría en el tenis argentino. Mientras el tenista tandilense trataba de recuperarse de graves lesiones, poniendo todo su empeño pero alejándose poco a poco de los puestos nobles de la tabla, otros jugadores, hasta ahora pasando quizás algo desapercibidos, se echaron el peso de la bandera albiceleste a la espalda. El mejor ejemplo es sin duda Diego Schwartzman, pero algunos otros aparecieron por sorpresa... como Juan Ignacio Lóndero.

De estar a punto de retirarse a conquistar su primer título ATP. Así de caprichosa es la vida para un tipo que luchó por un puesto entre los mejores durante los muchísimos años, pero que tardó largo tiempo en encontrarlo. Una vez consigues llegar a la élite, sin embargo, las experiencias que salen de ahí y los recuerdos creados son simplemente inolvidables. Para Juan Ignacio, eso sí, todo este sacrificio viene de grandes espejos en los que fijarse: la generación de la Legión, como confiesa en una entrevista con la página web de la Copa Davis.

"La Legión fue el mejor espejo que pudo existir para los chavales de nuestra edad. Ellos eran los protagonistas, siempre estaban en primera plana por haber llegado a una nueva final. Parecía fácil hacer todo eso gracias a ellos. Todo lo que hicieron en los 2000 era tremendo. Era una generación que te inspiraba muchísimo, había muchos tenistas de gran calidad y todos ellos tenían una forma distinta de jugar, no había un solo jugador igual".

Aquel chaval joven que creció venerando a los grandes cracks argentinos trató con el tiempo de hacerse un lugar propio entre la élite tenística, o al menos la de su país. Sin embargo, tras muchos años de sacrificio y un balance más bien negativo, el túnel se iba haciendo cada vez más oscuro. "A principios de 2017 estuve varios meses alejado del tenis, a punto de dejar la competición. No tenía nada claro, pensé en ponerme a estudiar una carrera distinta. Quizás pensé en acabar haciendo un curso de masajista, estuve cerca de ir para ese lado", confesaba Juan Ignacio.

Fuera del top-100, Londero aceptó una invitación en la primera edición del torneo de Córdoba. Jugaba en Argentina, en casa, y traía un gran estado de forma con el que poder sorprender a algunos grandes jugadores. El título final sorprendió a propios y extraños, superó sus expectativas y le permitió sentirse como un verdadero profesional. "Tras ese título por fin pude entrar en el top-100. Antes jugaba más Challenger, apenas había pisado el escalafón de la ATP: ese título me mostró que podía jugar perfectamente en ese nivel. Eso sí, tuve que perfeccionar ámbitos como la alimentación, los entrenamientos o la profesionalidad en mis rutinas".

Ese fue el envión de moral y ranking que necesitaba. A partir de aquel triunfo, Londero empezó a jugar con asiduidad diferentes torneos ATP, llegando a debutar en los grandes escenarios, los Grand Slams. De hecho, más pronto que tarde tuvo que enfrentar la mayor prueba de fuego para cualquier tenista: medirse a Rafa Nadal en Roland Garros. "Aquella fue mi primera experiencia en un Major. Estadio Philippe Chatrier. Todo pasó muy rápido: había conquistado mi primer título, entrado en el top-100 y de repente me encontraba en octavos de Roland Garros. Fue un regalo para mí, mi padre lo vio por televisión: fue un sueño, una mezcla de sensaciones".

A pesar de la derrota, Juan mostró un nivel tremendamente competitivo. Su consistencia le valdría para continuar entre los mejores a lo largo de todo el 2019, reeditando duelo contra un miembro del Big-3 en un Grand Slam. En esta ocasión, tocaba medirse a Djokovic en Flushing Meadows. "Este fue el partido en el que estuve más preparado. Tenía más experiencia en torneos ATP y por tanto lo disfruté muchísimo. Jugué, al fin y al cabo, en la Central de la Arthur Ashe".

El 2020 fue un año complicado para el argentino. Él mismo admite que la pandemia no le pilló preparado, y que su tenis sufrió bastante. Su nivel bajó, no pudo cuajar buenas actuaciones y por ello no hemos leído demasiado sobre él. Eso sí: 2021 es una historia nueva, totalmente diferente, en la que tratará de mostrar una versión totalmente diferente de su tenis. Es cuestión de tiempo que nosotros la veamos, y tras acumular tantas magníficas experiencias en el nivel más alto del profesionalismo, Londero está listo.