Del mundo del tenis se habla mucho de las victorias, los torneos, los títulos, los récords, el progreso de los jugadores, todo lo que vende y genera una emoción positiva en las personas. De lo que se habla menos es de los aspectos negativos, de lo que da miedo, lo que hay detrás del éxito y el marketing. Al fin y al cabo, del precio a pagar por ser jugador profesional. Uno de los cofres que están todavía por abrir es el de la soledad, algo a lo que Nick Kyrgios y Stefanos Tsitsipas se enfrentan en este reportaje elaborado por los compañeros de Tennis Majors.
¿Alguna vez se han preguntado la cantidad de horas de vuelos, viajes y momentos íntimos por los que pasa un jugador profesional de tenis? Eso que por un día todos firmaríamos pero que, si lo alargamos a los 365 días del año, acaba siendo casi un castigo. Súmenle que además el viaje no es de vacaciones, sino de trabajo. Un viaje del que puedes acabar muy mal parado, tanto en lo deportivo, como en lo económico. ¿Y qué pasa con lo mental? ¿Cómo afronta un jugador toda esa soledad diaria? ¿Cómo se entrena la actitud cuando ves que el resto del vestuario se encierra del mismo modo y no tiene puentes hacia la convivencia? De eso quieren hablar dos de los máximos exponentes del vestuario masculino.
“El tenis es un deporte muy solitario, un deporte donde estás tú solo”, advierte Stefanos Tsitsipas, el jugador más joven del top10 actual. “Tenemos un equipo que nos acompaña por todo el mundo, pero mentiría si dijera que no paso incontables noches sin poder dormir, solo. Todos estos viajes sumados a la competición me han causado mucho estrés durante estos años, lo que ha provocado en muchas ocasiones que terminara aislándome”, confiesa el griego, una de los pocos perfiles que se atreve a exponer este tipo de pensamientos.
Otro que no se asusta a la hora de hablar es Nick Kyrgios, señalado en muchas ocasiones por sus faltas de respeto y de cordialidad, pero también encuentra momentos para la reflexión, dando ejemplo de una naturalidad insólita que nos ayude a los demás a comprender lo que pasa dentro de su cabeza. ”Me sentí muy perdido al principio de mi carrera, me sentí muy solo en medio de un océano de tanta gente. Sentí que no podía hablar con nadie sobre cómo me sentía o acerca de lo que pensaba. Me vi luchando con muchas cosas, sentía como si no tuviera un hogar aquí, lo único que hacía era viajar todo el tiempo”, subraya el australiano con esa esencia de díscolo que siempre le acompaña.
Una vez hemos escuchado a los tenistas, el reportaje da un paso en cuanto a profundidad y tiende la mano a una psicóloga deportiva para terminar de clarear este debate. “No todo el mundo tiene el deseo de viajar en cualquier momento y estar lejos de su familia, esto es algo que debemos aceptar. La soledad es un tema real sobre el que trabajar para poder ver los beneficios de cada viajes. Si este mundo se vive como una prueba constantemente, puede acabar siendo muy complicado, especialmente porque algunas personas viajan en muy malas condiciones. Es una vida muy peculiar, diría que única. Una vida de soledad que puede generar dificultades emocionales. No todo el mundo es capaz de encontrarle una satisfacción a esto, incluso si la persona tiene talento, es muy importante reconocerlo”, afirma Sophie Huguet, experta en la materia.
Todos lo sufren, pero no todos lo expresan
Es importante no diferenciar a los jugadores por su ranking, ya que todos puedes pasar por laberintos emocionales. Eso sí, no todos podrán afrontarlo igual. “Los jugadores clasificados alrededor del número 500 del ranking están acostumbrados a vivir en condiciones muy particulares en ciertos torneos y en ciertos países. Todos ellos trabajan en su capacidad de adaptación, cada semana. Aquellos que tienen la comodidad de gozar de un mejor ranking y se han establecido una rutina con una plantilla alrededor, se han visto más desestabilizados este año, por ejemplo. Ellos también han pasado por los pequeños torneos, pero hace años que no están acostumbrados a estar solos”, compara Sophie en el reportaje.
“La tarea más importante para un tenista es expresar sus sentimientos, romper la soledad llamando a sus seres queridos y no dudar en pedir apoyo. Lo peor para un tenista es encerrarse en sí mismo, por eso es importante verbalizar las cosas de vez en cuando, no ignorarlo”, amplía la psicóloga, redundando en un tema que sigue aparcado con el paso de los años. Ojalá que la evolución de este deporte no solamente pase por lo que ocurre dentro de la pista y los jugadores puedan recibir también la educación y el apoyo necesario fuera de ella, aunque sigan estando solos ante el peligro.