
Siempre es un placer escuchar a las leyendas de nuestro deportes, aunque sea algo que no hagamos tanto como deberíamos. Menos mal que todavía quedan plataformas donde poder abrazar la historia a través de los recuerdos de los mejores tenistas de siempre. A través de la iniciativa Advantage All, donde se busca reforzar la igualdad entre hombres y mujeres, Lindsay Davenport dejó grandes titulares sobre numerosas experiencias que tuvo dentro de la pista. Aunque fue fuera de la misma donde experimentó una de esas conversaciones que te marcan para siempre. Una palabras marcaron su horizonte para siempre.
- El diálogo más importante de su carrera
“Una de las conversaciones más importantes que tuve en toda mi vida fue la noche anterior a disputar la final individual de los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996. Billie Jean King vino a por mí y me dijo: ‘Mañana tiene una cita con la historia, ya lo sabes’. Yo acababa de cumplir 20 años y simplemente estaba feliz de estar allí, era una gran oportunidad. Pero ella siguió hablando: ‘Esta una oportunidad única en tu carrera, una de las que te puede cambiar la vida, así que debes aprender a aprovecharla, no dejar escapar este tren, no conformarte con la medalla de plata’. Ella tiene esa capacidad de comunicarse con cualquier persona, es imposible no escucharla. Esa charla tuvo una gran repercusión tanto en aquella final como en el resto de mi vida”.
- Billie Jean King, fuente de inspiración
“Fue mi mayor influencia, así que fue una suerte que siempre estuviera ahí cuando me hizo falta, que además se convirtiera en capitana de la Copa Federación. En ese momento yo tenía 19 años, era un momento crítico en mi vida, en la vida de cualquier mujer joven. Había estado en el top10 pero justo en ese momento acaba de salir, así que no conocía cuál era mi lugar. De repente me presentaron a una mujer que captó toda mi atención, disfruté de cada rato que pasé con ella durante las semanas de FedCup. Su influencia fue enorme, me enseñó todo sobre la historia del tenis femenino y las disputas que hubo durante la década de los 70”.
- Referentes femeninos, a veces olvidados
“Mi hija Kaya de ocho años tuvo que elegir a una persona para hacer una biografía en la escuela. Al llegar a casa, me enseñó una lista de opciones y de 50 personas solo había ocho mujeres. Estaban JK Rowling y Rosa Parks, pero ninguna atleta femenina. Le dije que debía hacerla sobre Billie Jean King y, de inmediato, se dibujó una sonrisa en su rostro. Su maestra luego le dio permiso para hacerla sobre Billie y yo además pude contarle todo sobre sus logros y el debate de los premios en metálico”.
- Evolución de la mujer en el deporte
“Es asombroso ver lo lejos que hemos llegado. Muchas veces le digo a Madison: ‘No tienes ni idea de cómo era todo esto en la década de los 90, cuando yo jugaba’. Fue complicado tener que escuchar ciertas cosas, a veces incluso era desafiante, aunque escuchar las historia de Billie te ayuda a pensar que en otra época todo era mucho más duro. Ahora todo ha mejorado, he tenido la suerte de trabajar con Martina Navratilova y ella también me ha enseñado mucho sobre cómo se rige el mundo. Todavía nos queda mucho camino por recorrer, pero si comparas el tenis femenino con otros deportes te das cuenta de lo avanzado que estamos y lo buenas que son las tenistas”.
- Debut en Grand Slam con tan solo 15 años
“El camino de cada persona es diferente, no puedes creer que todos recorrerán los mismos pasos solo porque tú lo hiciste. Yo, por ejemplo, nunca crecí pensando en si podría ser la número 1 del mundo o una de las jugadoras con más éxito, pero sucedió porque tenía muchos sueños. A veces tenía miedo de soñar muy alto, pero finalmente se cumplieron todos. Mis padre me dijeron la escuela debía lo principal, que el tenis no era una prioridad, pero no pudieron conmigo. Ahora mismo guardo tantos recuerdos que parece que haya vivido cuatro o cinco vidas diferentes, incluso más allá del tenis. Pienso en la primera vez que disputé el US Open, casi no podía ni salir a la pista”.
- Viaje al pasado para hablar con ella misma
“Siempre he deseado volver a ser mi ‘yo’ más joven, de 16 a 21 años. Es anormal estar en la cima de tu carrera teniendo la mentalidad de un adolescente, son etapas en las que deberías estar en la universidad. Me encantaría volver a esos años atrás para decirme: ‘Te quedan esta cantidad de años por delante, así que quema todos los cartuchos que tengas durante ese tiempo’. Esto no lo entendí hasta los 22 años, donde vi que si quería tener algún tipo de impacto en el deporte debía multiplicar el compromiso con mi juego y con el tenis”.
- La madurez, un factor que llega cuando tiene que llegar
“Cada jugador de tenis, cada atleta y cada campeón tiene sus propios desafíos. Algunos son físicos, otros mentales. En mi caso, tuve de los dos. Para mí lo más complicado fue superar los momentos de duda, lo difícil que me resultaba creer en mí misma, ver que era lo suficientemente buena como para alcanzar la cima de nuestro deporte. Solía estresarme por no ganar un juego en un partido, aunque ahora suena absurdo, pero en aquel momento fue muy real. Realmente me tomó muchos años y muchas derrotas hasta que todo terminó saliendo como quería”.