Atrápame si puedes, por Sam Querrey
El estadounidense se ha fugado de San Petersburgo con su familia después de dar todos positivos por COVID-19. La ATP avisa de una posible sanción.


Dentro de una semana de relax, la clásica semana después de un torneo de Grand Slam, una historia de película para volver a situar el tenis como protagonista. Aunque la verdad, esta vez los motivos no son buenos, de hecho, es posible que lo que ha hecho Sam Querrey durante las últimas horas pueda traer bastante repercusión y perjuicios, sobre todo para él. Gracias a Ben Rothenberg, periodista de cabecera del New York Times, hemos podido seguir el recorrido del ex Nº11 mundial a través de una serie de tweets que a continuación exponemos a modo de relato.
Todo empieza en el ATP 500 de San Petersburgo, donde Sam Querrey estaba anotado en el cuadro individual y le tocaba enfrentarse a Denis Shapovalov en primera ronda. Sin embargo, todo el plan se viene abajo cuando, horas antes de ese encuentro, el norteamericano se entera de que ha dado positivo por COVID-19. Y no solamente él, también su mujer (Abby) y su hijo de ocho meses (Ford). La familia completa recibe de inmediato el aviso de que están obligados a permanecer en la ciudad y a realizar una cuarentena de 14 días en el hotel. Por cierto, un hotel cinco estrellas con todas las facilidades y lujos para disfrutar de una larga estancia. En un principio, tanto Querrey (ya descalificado del torneo) como su familia aceptan el mandato, hasta que una noticia de última hora cambia todos sus planes.
El eje que lo cambia todo es una llamada de las autoridades sanitarias rusas directamente al jugador de 33 años, comunicándole que muy pronto tendrán una visita rápida de un grupo de médicos para estudiar su caso más detenidamente y descubrir los síntomas. En caso de tener síntomas, el siguiente paso sería hospitalizar a los miembros de la familia afectados. Es justo en ese momento donde el hotel de cinco estrellas pierde todas sus estrellas y se convierte en una especie de cárcel de la que quieren escapar. La idea de ser hospitalizados y, por tanto, el riesgo de ser separado de su hijo de ocho meses no le hace ninguna gracia a Sam. Toca actuar, aunque sea saltándose la ley.
El de San Francisco juega entonces un as bajo la manga, apoyándose en unos de sus patrocinadores más reconocidos, uno al cargo de jets privados. Ese parche ya se lo vimos varias veces a Querrey en algunos de sus partidos más importantes, incluyendo aquellas semifinales en Wimbledon en la temporada 2017. Este patrocinador mueve los hilos en tiempo récord y la familia Querrey abandona San Petesburgo de inmediato, sin consultar a nadie. El objetivo está claro, cruzar la frontera rusa y evitar a las autoridades sanitarias locales. En ese jet privado, cuenta Rothenberg que los tres pasajeros viajaron en la parte trasera, alejados lo máximo posible de los pilotos. ¿Cuál era el destino? Es la única ficha que falta por destapar, aunque lo que sí se puede confirmar es que es un país europeo bastante próximo donde no era obligatorio presentar una prueba negativa por COVID-19 al aterrizar. Sea cual sea el lugar, allí están ahora mismo.
Tras conocerse todos estos datos, la ATP no ha tardado en reaccionar informando del suceso y subrayando que los últimos movimientos de Sam Querrey suponen una infracción grave. Con esas dos palabras lo han definido. Además, han añadido que ya se están tomando cartas en el asunto, que se trata de una falta muy grave y que está abierta una investigación. Tal es la preocupación por el caso que se ha mandado también una carta al resto de los jugadores informando que actuaciones como esta pone seriamente en peligro el funcionamiento de los torneos profesionales, reafirmando de que, si algo así vuelve a suceder, habrá repercusiones que afecten al resto del tour.
La idea que se extrae de todo esto es que los torneos y cada organización aumentarán sus medidas y se pondrán más estrictos con los jugadores. Lo normal es que Sam Querrey ofrezca pronto algún tipo de noción acerca de cómo ha vivido estas últimas horas, seguramente dando una explicación a toda esta odisea. Su nombre aparece inscrito en otros cuadros del resto de la gira europea, como por ejemplo el Masters 1000 de París-Bercy, aunque ya veremos si le permiten volver a competir a corto plazo después de su fuga. Lo que está claro es que muy pronto se sabrá cuál será la sanción disciplinaria que reciba el diestro de 33 años por parte de la ATP. Mientras tanto, atrápenle si pueden.