Después de más de tres horas de pelea, Kiki Bertens terminó en una silla de ruedas. La necesitó para salir de la pista, ¡y eso que había ganado el partido! La holandesa estuvo todo el encuentro afectada por numerosas las lesiones, aunque fue la tensión y la falta de hidratación lo que casi termina con su función en París. No pudo Sara Errani atrapar esa bola de partido que tuvo, lo que tampoco creemos que atrape sea la amistad de Bertens. La italiana no acabó nada contenta con el desenlace, aunque Kiki entendió el momento a la perfección y no quiso hacer sangre. Todo se lleva un poco mejor cuando es tu nombre el que avanza a tercera ronda de Roland Garros.
Primera valoración del partido
“El partido ha sido una montaña rusa, honestamente. Físicamente no me he sentido bien, tenía muchos calambres, tal y como ha podido ver todo el mundo. Era algo muy extraño porque no me sentía cansada, pero estaba sudando muchísimo, hacía frío, arrastraba mucha carga de tensión dentro del cuerpo. No sé cómo lo hice, pero me mantuve la pelea hasta lograr la victoria. Al final me he tirado al suelo para deshacerme de toda la adrenalina, además estaba totalmente acalambrada. Definitivamente, no tenía las mejores sensaciones”.
Sara Errani, la otra protagonista
“Fue duro, ya desde el primer set tuvimos juegos muy ajustados, por suerte pude anotarme ese parcial, eso me puso muy contenta. En el segundo set tuve muchas oportunidad de romperle el servicio, pero no lo hice. Luego en la tercera manga todo fueron breaks, intercambios muy prolongados. En una situación en la que no estás bien físicamente, es positivo enfrentarte a una jugadora como Errani, alguien que te dará opciones de quiebre en cada juego, eso hacía que no sintiera demasiada presión con mis saques. Al final este factor fue de gran ayuda”.
Partido loco y sin táctica clara
“Intentaba leer cada punto. Por supuesto, sé que ella tiene problemas serios con su saque, pero creo que es algo que le afecta más a ella que a mí, en mi caso solo tenía que estar lista en cada bola. Creo que hice un buen trabajo, no estuve frustrada en ningún momento. Es duro, deseaba jugar más agresiva, pero me resultaba muy complicado hacerlo en ese momento y en esa pista. Pasé por ciertos problemas de adaptación, ella empezó a leer el juego realmente bien, hubo muchísimas dejadas, corrimos muchísimos metros, nos hicimos muchos breaks. Por momento sentía que hacía un gran tiro pero ella respondía con otro todavía mejor. Todo lo que hacía era buscar una nueva solución continuamente”.
Reacción de la italiana
“Puedo entender su frustración hasta cierto punto, por supuesto. Ella ha tenido muchas oportunidades, pero no supo convertirlas. Sé perfectamente lo que se siente cuando pasas por algo así, no es nada personal entre nosotras. Podrá decir lo que quiera, pero si dice que ha sido una gran actuación, quizá deba tomar clases de actriz y dedicarme a esto. No tengo claro qué es lo que piensa exactamente, pero os puedo asegurar que no me encontraba bien en pista. Los calambres iban y venían, se movían por todo mi cuerpo. Buscaba mantener la calma, pero ni siquiera podía mover los dedos de mi mano, simplemente intentaba que los calambres se fueran de alguna forma”.
Grito de Errani al abandonar el estadio
“Está claro que escuchar algo así nunca es agradable, por supuesto, pero tampoco lo quiero entender como algo personal. Conozco perfectamente cómo de frustrada debía sentirse. Creo que principalmente estaría frustrada con ella misma por no haber podido cerrar el partido cuando tuvo la oportunidad para hacerlo, así que no sería justo que me diera por aludida con ese grito. Ahora estará pensando cómo se dio todo y qué es lo que tuvo que hacer mejor para ganar”.
Salida en silla de ruedas
“Es algo realmente malo, una nunca quiere abandonar una pista de tenis en silla de ruedas. Así que me lo tomé con calma, en ese momento no podía ni siquiera caminar. Los fisioterapeutas me apuntaban que no insistiera en caminar, mientras tanto yo decía que sí, que sí podía. En ese momento mi pierna izquierda comenzó a acalambrarse de nuevo. Finalmente me convencieron para sentarme y sacarme de esa manera de la cancha. Tampoco tuve muchas más opciones, así que tenía que ser así”.
¿Qué pasó luego en vestuarios?
“Al finalizar el partido todo ha ido a peor, estuve unos 45 minutos con los fisioterapeutas y solamente cuando pasó media hora de reloj se fueron por fin los calambres. Hubiera estado bien que Sara hubiera estado allí conmigo para que viera lo que pasó. Ahora mismo me siento mucho mejor, me he dado un baño de hilo, he comido algo y me he hidratado. Me siento mucho mejor, me he tomado el tiempo necesario para venir a la sala de prensa, normalmente suelo acudir de inmediato, pero esta vez necesitaba un tiempo extra de recuperación”.