Si la pandemia no lo hubiese impedido, este domingo disfrutaríamos de la final de la Rogers Cup, del Masters 1000 de Canadá, la primera gran parada del circuito tras la disputa de Wimbledon y la rampa de salida para el último Grand Slam de la temporada. Canadá es tierra de muchas sorpresas, de campeones inesperados y de victorias de leyenda. Y si hablamos de leyendas, es mencionar a Rafael Nadal y relacionar sus victorias, inmediatamente, con este torneo.
Y es que con el evento norteamericano Rafa tiene una relación particular, que se conserva con el tiempo y que parece alimentarse año tras año. No hubiese resultado novedoso verlo en la final este 2020... por el hecho de que es uno de los que más finales ha alcanzado allí. Canadá es el único gran torneo sobre pista dura que Nadal ha conquistado en más ocasiones que tanto Federer como Djokovic, un dato que da buena cuenta de su importancia en el palmarés del manacorí. A su vez, es el torneo sobre cemento que más veces ha conquistado en su carrera: cinco. Casi nada.
¿Cómo llegaron todas estas victorias? Toca echar la vista atrás y rememorar los triunfos de Nadal en Canadá, una relación de amor que promete perpetuarse en la memoria colectiva.
- 2005, su primer éxito sobre cemento: Que el primer título de Nadal en pista dura fuese en Montreal era toda una premonición. No es casualidad que sea el torneo que más veces ha conquistado si tenemos en cuenta que todo comenzó allí, cuando un imberbe Rafa (eso sí, ya campeón de Grand Slam y #2 en la Race) superó todo tipo de desafíos. En su segunda aparición en Canadá (perdió ante Hewitt en 2004), Nadal superó a nombres como Moyá, Mariano Puerta o Paul-Henri Mathieu para concretar una final ante Andre Agassi.
Aquel duelo tuvo un ritmo absolutamente endiablado, una pelea encarnizada en la que ambos trataron de domar el fondo de la pista. Agassi, de forma casi instintiva, jugó uno de los mejores partidos en el eclipse de su carrera, utilizando los boteprontos para lidiar con el enorme spin de Rafa. La victoria cayó del lado de Nadal (6-3, 4-6, 6-2), y el de Las Vegas quedó impresionado con aquel chico.
"Hace muchas cosas bien. Su servicio fue más complicado de lo que esperaba: si no conectas un buen resto, él pasa inmediatamente al ataque. Eso es señal de un gran jugador, alguien juega bien en defensa, pero que no deja escapar el punto si tiene opción. Nadal tiene la habilidad de correr tan rápido como el más veloz, pero en posición forzada es capaz de hacerte daño. Te hace cometer errores que nunca cometerías ante otros tenistas".
- 2008, título en la búsqueda del número 1: En el que para muchos es el mejor año de su carrera, su torneo favorito sobre pista dura no podía faltar. Tras poner al fin sus manos en la copa dorada de Wimbledon, Nadal encaraba el verano de 2008 mucho más relajado. El torneo se disputaría en julio, con el objetivo de hacer hueco en el calendario a los Juegos Olímpicos de Beijing, y la cita canadiense iba a ser un campo de preparación para lo que pasaría justo después.
La superioridad que exhibió Nadal en Toronto le ayudaría a sacar a relucir su mejor tenis en la cita olímpica. La cita más complicada de aquel torneo fue en cuartos de final, ante Richard Gasquet. Tras un primer set de infarto, resuelto en el tie-break por 14-12 para el francés, Nadal destrozó físicamente a su coetáneo en los dos sets posteriores (6-2, 6-1). Ni Andy Murray, que se asomaba al balcón de los diez mejores, ni Nicolas Kiefer, que quería dar el campanazo en la final, fueron suficientes para parar a Nadal. Segundo título en Canadá, con el extra de campeonar en las dos sedes del torneo.
- 2013, un reencuentro especial: Tras varios años en los que Nadal se fue de Canadá con las manos vacías, la gira norteamericana de 2013 fue el cénit de Nadal en pistas duras. Mostró una regularidad en su nivel y una inteligencia en su tenis que le permitió conquistar la Triple Corona: Canadá, Cincinnati y el Us Open. Su victoria en Montreal no solo fue el inicio de un verano inolvidable, sino que también dejó un partido que pudo inclinar la guerra psicológica a su favor.
En Roland Garros, Nadal asestó a Novak Djokovic un golpe mortal. Nunca tuvo el serbio, por aquel entonces, tan contra las cuerdas a su enemigo en París. Fue la semifinal del toque en la red, de una remontada en el quinto set agónica que escoció durante meses. Sin embargo, la superioridad mental que Rafa exhibía ante Nole pudo cambiar en Montreal. En las semifinales ambos jugaron uno de los mejores duelos del año, que además de buen tenis tuvo polémica (aquel pelotazo al cuerpo de Nadal que no le gustó demasiado al serbio).
Al final, ganar en el tie-break del tercer set fue otro golpe psicológico más en la coraza del serbio, que posteriormente en la final del Us Open se vería empequeñecido y maniatado ante el español. Rafa cerró una magnífica semana esquivando los grandes saques de Milos Raonic, a quien le denegó la posibilidad de conquistar su primer Masters 1000 en suelo patrio. Lo que estaba por llegar no se lo imaginaban ni los más optimistas.
- 2018, segunda vez en Toronto: Como si todo formase parte de una simetría perfecta, la vuelta al mejor nivel competitivo en el circuito significaba que Nadal tenía que reinar por segunda vez en Toronto. Ya llevaba dos títulos en Montreal: el 2017 no era el momento de vencer (cayó ante Shapovalov de forma sorprendente), pero sí el 2018. Y no fue una semana nada fácil, en un cuadro minado de grandes oponentes desde el primer partido.
Nadal se vio al límite desde la tercera ronda, en la que un Wawrinka que volvía al circuito (no era ni top-100 en ese entonces) le peleó un auténtico partidazo (7-5, 7-6 para Rafa). En el siguiente duelo, el manacorí dio otra demostración de entereza mental tras verse superado por el bombardeo de Marin Cilic en el primer set (remontó para vencer 2-6, 6-4, 6-4). Karen Khachanov también le dio pelea, pero no sería suficiente; por último, Rafa tuvo que apagar fuegos y salvar una bola de set en el segundo parcial de la final ante Tsitsipas. El verano no culminó con un título en Flushing Meadows, pero el por aquel entonces número uno del mundo sumó otro entorchado en Canadá.
- 2019, la victoria más dominante: sin Djokovic ni Federer en el cuadro, Nadal llegaba a Canadá con la vitola de favorito. Es más, favorito se queda corto: favoritísimo. Y esa etiqueta no le pesó en ningún momento. No lo hizo cuando Dan Evans casi le sorprende en primera ronda, reaccionando a tiempo ante un tenis añejo que complicó las cosas en el primer set (7-6(6), 6-4). Tampoco cuando Fabio Fognini brilló en cuartos de final, pero no pudo mantener su inmaculado nivel en el primer set a lo largo de dos horas (2-6, 6-1, 6-2).
En la final esperaba Daniil Medvedev, una de las sensaciones del año que afirmaba 'no temer a Nadal'. El ruso no tuvo ni tan siquiera tiempo de poder temer a Rafa, que desarmó con facilidad el puzzle de Daniil en una final que acabó en un abrir y cerrar de ojos (6-3, 6-0). No cabe duda que el campeón de Cincinnati aprendió de aquel duelo, añadiendo varias capas a su tenis y encontrando la manera de hacer daño al manacorí en la final del Us Open varias semanas después. Aquella fue otra historia: en Canadá, el rey, como en tantas ocasiones, fue Rafa.
Y tú, ¿con qué victoria y torneo te quedas?