De todos los títulos que presuponíamos que en algún momento levantaría Andre Agassi, el estadounidense comenzó por el menos esperado. Antes que el Open de Australia, Roland Garros, el US Open o el Oro Olímpico, al chaval de las Vegas le dio por ganar Wimbledon. Salió campeón en 1992, conquistando su primer Grand Slam y reconciliándose con una superficie que nunca le convenció. Quizá por aquel éxito tan marcado, catorce años después le veíamos emocionarse en esa misma Pista Central al caer derrotado ante Rafael Nadal en su último partido en Londres. Esta es la historia que os traemos hoy, el último baile sobre hierba de uno de los más grandes de la historia.
A todos nos tocó el corazoncito escuchar a Andre Agassi anunciando que 2006 sería la última temporada de su carrera, incluso señalando cuáles serían los últimos ocho torneos en los que sacaría su talento a pasear. Uno de ellos, cómo no, sería Wimbledon, evento que se estaría celebrando estas semanas de no ser por el coronavirus. Como siempre que se trata de una despedida, de una casi retirada, cada encuentro en aquella quincena arrastró ese tinte emocional de poder ser el último. Se vivió en primera ronda frente a Boris Pashanski, se repitió en segunda ronda frente a Andreas Seppi y se valoró más que nunca en tercera ronda, al verle entrar en la Pista Central al mismo paso que Rafael Nadal.
“En el calentamiento, en esos cinco minutos previos, pensaba que iba a perder fácilmente. Agassi estaba tocando la pelota increíble, muy bajo, muy duro, no podía devolverla. Después en el partido todo fue diferente, puede que fuera el mejor día con el servicio de toda mi carrera”, comentó el balear después de hacer los deberes en 2h14min y anotarse los tres sets disputados (7-6, 6-2, 6-4). El norteamericano, que afrontaba su 14º participación en el Grand Slam británico, no encontró la fórmula de frenar al actual número 2 del mundo, un hombre que a sus 20 años llegaba ya con dos Roland Garros bajo el brazo pero con todavía mucho que demostrar sobe césped.
“Perder con Agassi hubiera sido una posibilidad, sin ninguna duda”, reconoce el español en el reportaje de Movistar (‘Nadal visto por Nadal’) emitido la semana pasada. “Pero yo venía ya de salvar una situación muy complicada en la ronda anterior, de eso sí que me acuerdo bien, contra Robert Kendrick. Un partido durísimo donde tuve que remontar dos sets a cero. Después de superar ese duelo me sentí muy fuerte, encaré el partido de Agassi con la confianza de que podía sacarlo adelante”, asegura años después.
Lo cierto es que ninguno de los dos pasará a la historia por ser un gran sacador, pero esa tarde Nadal se mostró intratable con el servicio. El manacorense tuvo un 88% de puntos ganados con el primer saque, a lo que sumó además 18 aces en su cuenta personal, una de las cifras más altas de su trayectoria. “Era un partido especial porque Agassi había anunciado que era su última participación en Wimbledon. No era la primera vez que jugaba contra él, ya nos habíamos enfrentado en la final de Montreal el año anterior, eso en parte me ayudó. Fue un partido bonito, haber sido testigo del último partido de Andre Agassi en un lugar tan emblemático como es Wimbledon, para mí fue uno de esos momentos que siempre recordaré con mucho cariño”, reconoce el doce veces campeón de Roland Garros.
Agassi nunca pudo con Nadal, ni en Canadá 2005, ni en Wimbledon 2006. Quizá eso tuviera su peso para que años más tarde apostara por él como el mejor tenista de siempre, aunque esto ya es otro debate. La cuestión es que Andre dijo adiós por la puerta grande al primer Grand Slam que le vio coronarse. “Estoy muy feliz por Andre, se merece una despedida así. Se lo merece porque es uno de los mejores jugadores de la historia, es una leyenda y ha tenido una carrera increíble”, sostuvo Nadal tras lograr el triunfo. “Cuando nos cruzamos en la red me dio la enhorabuena por todo, por los resultados en estos últimos meses, y me deseó la mejor de las suertes para el futuro. Yo le dije que él era el mejor y que es increíble, además de felicitarle también por su excelente carrera”. Días después, el balear alcanzaría su primer final en el AELTC, aunque todavía tendría que esperar un par de años para ocupar el trono y sentir lo mismo que sintió André 16 años atrás.