Vivimos tiempos complicados y controvertidos para el tenis. Hasta la llegada el 14 de agosto del ATP 500 de Washington, el que, si nada cambia, será el primer evento oficial de tenis tras varios meses, lo único que nos queda a los aficionados referido a la pura actualidad es seguir las pequeñas y medianas exhibiciones que tienen lugar por todo el globo. La primera de ellas que tuvo cierto calado, con la participación de varios transatlánticos del circuito, fue el Adria Tour. Y no es que dejase, precisamente, un ejemplo a seguir.
La presencia de público en las gradas hizo saltar todas las alarmas, y la preocupación por todos los espectadores se disparó tras conocer los positivos de varios tenistas. Mientras tanto, muchas tenistas femeninas se reúnen a puerta cerrada en el torneo de exhibición de Charleston, mientras los mejores británicos se dan cita sin espectadores en el Battle of the Brits. Todo en orden, se supone. Pero parece que esta no va a ser la norma y los próximos torneos ya empiezan a engalanarse para la presencia de público.
El primero de ellos, según se deja ver en declaraciones recogidas por Ubitennis, será el torneo de exhibición de Berlín. El Bett1 Aces Tournament contará con la presencia de algunos de los mejores jugadores del mundo, desde Dominic Thiem o Nick Kyrgios hasta Elina Svitolina o Kiki Bertens por el lado femenino. Y la primera novedad será la presencia de público, concretamente 1,000 espectadores en el Estadio Steffi Graf, que albergará la primera fecha, y 300 personas en el Hangar Tempelhof, donde se celebrará la segunda.
Sin embargo, si algo tiene claro la principal organizadora de este evento es que no quiere repetir los errores cometidos por el torneo organizado por Novak Djokovic. Barbara Rittner, directora del torneo y antigua número #24 del mundo, no pudo reprimir duras palabras hacia el Adria Tour, al cual calificó como una absoluta catástrofe y la prueba de que "el éxito se les subió demasiado a la cabeza". Rittner tiene claro que no habrá ningún tipo de fiesta con jugadores sin camiseta o duelos de fútbol o baloncesto mientras se celebre el campeonato.
"Cuando celebremos nuestro evento, a mitad de julio, habrá medidas muy estrictas de seguridad y de higiene que coordinaremos con el Gobierno de Berlín. Va a ser muy importante que estemos muy atentos a todas las regulaciones que existen en la actualidad y que hagamos test a los jugadores antes del torneo. Esta es una de las condiciones para celebrar este evento. Vamos a tratar la regulación actual con muchísimo respeto. Cada vez que haya un positivo, recibiremos un mensaje y ese jugador no podrá jugar".
No es el único evento que tiene planeada su celebración a puerta abierta. El DraftKings All-American Cup de Atlanta, que contará con la presencia de los ocho mejores jugadores estadounidenses, también tiene previsto dejar entrar un 30% de la capacidad del estadio Peachtree Corners. Ese porcentaje corresponde, exactamente, a unas 450 personas. La mayor preocupación, extendida por todo Estados Unidos, es el hecho de que la utilización de las mascarillas no será obligatoria, a pesar de que serán repartidas por todo el evento.
"Cada día haremos un chequeo de temperatura a todos los jugadores, además de a los organizadores y trabajadores del evento. Sentimos que tenemos la oportunidad de enseñarle al mundo que se puede hacer un torneo de tenis exitoso con la presencia de público", afirmó a Forbes Eddie González, el director del evento.
No solo las exhibiciones piensan en tener al público de su lado. El torneo de Palermo, el primero en tener lugar con la vuelta del circuito WTA, también tiene pensado dejar entrar hasta a 500 espectadores una vez se celebre. Así pues, empieza a repetirse una tónica que preocupa a muchos y llena de ilusión a otros. ¿Es viable, de verdad, que estos eventos cuenten con público? Solo el tiempo dará la respuesta.