El último especialista en hierba

Nicolas Mahut encuentra en este periodo del año su casa. Es uno de los últimos supervivientes de una superficie cada vez con menos especialistas

Nicolas Mahut, disputando el torneo de Queen's en 2019. Fuente: Getty
Nicolas Mahut, disputando el torneo de Queen's en 2019. Fuente: Getty

Años atrás, la hierba jugaba un papel importantísimo dentro del circuito tenístico. Llegó a ser la superficie de tres de los cuatro Grand Slam en un año natural, señal inequívoca de su importancia. El tenis, podría decirse, nació en la hierba de las familias adineradas que lo criaron, hasta irse expandiendo por todos los rincones del mundo. Las superficies naturales crecieron, el cemento (mucho más barato de producir y mantener) se hizo la norma y el tenis, un deporte de marcado carácter anglosajón, dejó de lado la superficie en la que empezó todo.

Ha habido algunos esfuerzos para recuperar el prestigio de esta superficie, el último de ellos expandir la gira de hierba pre-Wimbledon una semana más, pero la realidad es que la homogeneización de las superficies, el bajón de velocidad de las principales canchas de hierba y la exorbitada evolución de los materiales y raquetas (que han provocado un biotipo de tenista donde prima la potencia por encima de todas las cosas) han hecho que los especialistas sobre hierba estén prácticamente extintos. Aunque en el circuito ATP aún queda el último mohicano.

Puede ser una definición abierta a debate, pero los jóvenes dejaron hace tiempo de practicar el saque y volea. Los títulos en hierba se reparten, terrícolas como Guido Pella hacen cuartos de final en Wimbledon. Cualquiera puede hacerlo bien en cualquier superficie. Resulta extraño ver cómo aún existe un jugador cuyo palmarés está formado, íntegramente, por títulos en hierba (y no, no hablamos solo de uno, como pueden ser los casos de Adrian Mannarino o Lorenzo Sonego). Ese jugador es Nicolas Mahut.

Desde que Michael Llodra, el último tenista de saque y volea nato, dejase el circuito, los perfiles que triunfan en hierba se han diversificado. Mahut sigue siendo, sin embargo, ese último puntal en la superficie bisagra del tenis. Un tipo que ha alcanzado seis finales ATP... y todas sobre hierba. Un tenista que, en su trayectoria como jugador de individuales, acumula un balance de victorias/derrotas negativo en todas las superficies... excepto la hierba (donde tiene un nada desdeñable 62%). Alguien que, frente a rivales del top-20, firma un 22-64 como registro... pero un balance de 9 victorias y 10 derrotas si nos ceñimos exclusivamente al pasto.

Estos tres datos ya son, de por sí, bastante reveladores de lo que significa esta superficie para el jugador de Angers. La gran mayoría le conoce por sus impecables registros en el dobles y, sobre todo, por su participación en el duelo más largo de la historia, del que se cumplen justamente diez años este 2020. Pero Mahut siempre fue más que eso, un tipo peligrosísimo que te incomoda en base a un saque a la T muy poderoso y uno de los mejores reveses cortados del circuito. Sin ser un jugador de saque y volea al 100%, es el especialista sobre hierba que más se acerca a esa definición, junto a otros tenistas que, eso sí, tienen un palmarés más repartido en otras superficies (como Feliciano López, por ejemplo).

El primer título, curiosamente, llegó mucho después de su periodo de eclosión en el circuito. En el año 2007, un joven Nicolas se presentaba en sociedad llegando a dos finales: la de Queen's, donde cayó contra Andy Roddick en un cruel tie-break del tercer set, y la de Newport, ante su compatriota Fabrice Santoro. Las lesiones y su alergia a la tierra batida evitaron que su carrera tuviese cierta continuidad, pero Mahut no iba a parar hasta tener en sus manos un título ATP. Y, cómo no, este iba a llegar sobre hierba.

Fue en 2013, habiendo abrazado ya la treintena, bajo la hierba de s'Hertogenbosch y ante un rival de campanillas (Stan Wawrinka, al que le ganó por 6-3 y 6-4). Pocos idilios como el de Mahut con el torneo holandés, que conquistó en dos ocasiones más (2015 y 2016), completando un hat-trick en el cual dos de sus campeonatos nacieron en la fase previa. Esta última década se hizo casi una tradición ver al francés levantando la pesada copa de este ATP 250.

Completa su palmarés el título en Newport, en 2013, ante Lleyton Hewitt. Ahora alejado de la acción en individuales, Nicolas siempre podrá presumir de ser uno de los últimos especialistas en la superficie donde el tenis nació. A buen seguro que no solo la Pista 10 del All England Tennis Club le recuerda: también el césped holandés, el estadounidense o el británico. No todos pueden decir bien claro y alto que son el último especialista en hierba.

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