Bajar a los infiernos para emerger luego con más fuerza. Pagar muy caro un error y no saber ni poder perdonarse a sí mismo. Recibir el rechazo de gente a la que considerabas imprescindible en tu vida. Estas tres amargas sensaciones son las que experimentó Daniel Evans durante el año que se mantuvo alejado de las pistas tras dar positivo por cocaína en un control antidopaje y ser sancionado con un año sin competir y perder todos sus puntos. El británico reflexiona en DailyMail sobre todo lo que vivió durante y después de una época de la que aprendió mucho y que ha aprendido como impulso para alcanzar su mejor nivel ahora, siendo el 28 del ranking ATP actualmente.
- Falta de aceptación de sí mismo y rabia incontenible: "Aún hoy en día a veces me doy cuenta de lo estúpido que fui, pero he aprendido a no mirar atrás. El problema es que durante el año que estuve suspendido era incapaz de aceptarlo y me odioaba a mí mismo. Hice las cosas muy mal durante la sanción, era incapaz de controlar mis emociones y seguí comportándome como un estúpido. Cuando me senté con un psicólogo deportivo, me dijo que era la persona que más rabia acumulada había visto en su vida y eso me hizo reflexionar", comenta el británico.
- Capacidad para canalizar esa ira en motivación: "Me di cuenta de que no podía seguir así, estaba siempre enfadado, hablando mal a la gente de mi entorno. Supe que tenía una nueva oportunidad y que aunque las cosas no fueran a ser sencillas, debía demostrar a todo el mundo y a mí mismo que lo que hice fue un error grave, pero que tenía futuro en el tenis", asegura un hombre que ha sido capaz de pasar en menos de dos años de no tener ni un punto ATP a figurar entre los 30 mejores y alcanzar una final en Delray Beach 2019.
- Problemas en su regreso a las pistas. "Fue decepcionante y muy duro comprobar cómo mucha gente a la que yo había apoyado y que consideraba mis amigos, me daban la espalda cuando pude volver a jugar a tenis. Hubo torneos que me negaron invitaciones, pero no dejé que la ira volviera a dominarme", dijo un Evans cuyo primer evento después de la sanción se produjo en el ATP Challenger Glasgow 2018, que le permitió disputar la fase previa. "Cuando pienso en lo que he sido capaz de hacer, me siento orgulloso de mí mismo. Creo que he hecho un buen trabajo", destaca Daniel Evans, que a sus 30 años tiene camino por delante.