Magnus Norman: "Wawrinka y yo estuvimos llorando antes de la final del Us Open"
El entrenador sueco habló de sus días como jugador y de sus experiencias con Soderling y Wawrinka. "A Stan le quedan un par de grandes resultados aún"


Magnus Norman es ampliamente reconocido por muchos como uno de los mejores entrenadores de las últimas décadas. El sueco ha sido tildado como el mentor de los mayores éxitos deportivos de la carrera de Robin Söderling y Stan Wawrinka. Parece que allá donde toca, Magnus lo convierte en oro. Pero no solo tiene una distinguida carrera como coach, puesto que el sueco llegó a ser el número 2 del mundo y finalista de Roland Garros hasta que las continuas lesiones en su cadera le obligaron a colgar la raqueta de forma muy prematura. Norman se sentó para hablar con el programa Tennis With An Accent (que, personalmente, recomiendo encarecidamente seguir y escuchar) y se sinceró sobre su carrera deportiva, sus deseos como entrenador y grandes anécdotas de su relación con Robin y Stan. No tiene desperdicio:
Victoria en Wimbledon en el 97 vs Ivanisevic: “Tenía 21 años en aquel momento. La hierba, siempre que jugué Wimbledon, era totalmente diferente a la actual. La pelota no botaba ni la mitad de alto que ahora… era prácticamente imposible jugar desde el fondo de la pista. Había excepciones, como Agassi, pero es que era dificilísimo. Hasta yo jugué saque y volea porque la pelota no botaba. Aquel partido se jugó durante 3 días por toda la lluvia que cayó, fue mi mejor victoria en hierba porque nunca he sido de hacer grandes resultados allí. El saque de Goran era increíble. Si jugase hoy día, creo que adaptaría su juego a la hierba actual y seguiría siendo muy muy peligroso"
Cambios en el tenis a lo largo de su carrera: “El cambio que más noté con respecto a mis inicios fue la movilidad de los jugadores, se desplazan mucho más rápido. Son igual de fuertes, pero tienen mayor flexibilidad y se mueven mucho más cerca de la línea. Además, juegan durante mucho más tiempo, sus carreras son más longevas. Creo que una de las claves de eso es que ahora los jugadores ganan más dinero y pueden permitirse tener un equipo entero alrededor suyo. El tenis se ha vuelto más profesional en cada aspecto del juego y es por ello que los jugadores compiten mucho más tiempo hoy día”.
La mayor carga de torneos en aquella época: “Creo que el juego era bastante más físico y por eso disputábamos más torneos. Ahora hay más expertos para cada jugador y eso se traduce en una planificación más inteligente del año. Si juegas 25 o 26 semanas cada año… si hay algo de lo que me arrepiento en mi carrera es de jugar, quizás, demasiado. Debí ser más selectivo y mirar más al largo plazo. Es una de las cosas que aprendí y que trato de aplicar con los jugadores a los que entreno ahora, necesitas tener una pretemporada larga y varios descansos a lo largo de la temporada. Ese es mi consejo, algo que aprendí a base de palos.
También creo que algo que influyó enormemente es que en mi generación, gente como Kuerten, Albert Costa, Moyà… empezamos a adoptar una posición más abierta para golpear (open stance), con una mayor carga en la rotación de las caderas. No estábamos preparados para ello, yo lo acusé especialmente en mi cadera izquierda. No se había buscado nada sobre el tema, no había información sobre las lesiones de cadera en el tenis. Eso ha cambiado y después de esta época los jugadores están más preparados, la tecnología es muchísimo más avanzada que cuando estaba en la élite".
La retirada y la transición hacia convertirse en entrenador: "Después de volver de mi lesión llegué a tres cuartos de final y me retiré en los tres. Es duro verte el 70, 80 del mundo, viajar a cada torneo sin disfrutar de lo que haces. En lugar de estar mentalmente deprimido decidí que se acabó. Me apunté a una carrera de Marketing y Economía en una universidad privada de Estocolmo y me convertí en mánager de una empresa. Más tarde, con el gusanillo del tenis de vuelta, empecé a entrenar a muchos chavales jóvenes y adultos en Estocolmo. Allí aprendí a cómo transmitir mi mensaje, a cómo comunicar lo que quería: debía ser muy específico a la hora de explicar un ejercicio. Aquello fue un gran aprendizaje para mí, porque la comunicación es uno de los aspectos claves a la hora de ser entrenador: cómo y cuándo decir las cosas, cuándo debes dar un paso atrás y quedarte más callado, cómo explicar algo de forma más profunda”.
Trabajo con Söderling: “Robin me contactó cuando entrenaba a Thomas (Johansson). Había empezado a trabajar con él de forma más regular, pero dos meses después se lesionó y coincidió con que Söderling había roto con su antiguo entrenador, Peter Carlsson. La carrera de Thomas llegó a su fin y me quedé trabajando de forma permanente con Robin. Tuvimos grandes resultados juntos, ya había tenido un gran entrenador antes. Carlsson había hecho todo el trabajo duro en sus años de transición, especialmente en el apartado físico donde ya tenía una muy buena base. Probablemente la mayor mejora conmigo fue su mentalidad, conseguí que se centrase en los momentos más importantes de cada partido y que diese su mejor nivel en los partidos importantes (cuando empecé a trabajar con él, nunca había llegado a la segunda semana de un Grand Slam). Llegó a la final de Roland Garros dos veces, fueron un par de años muy positivos.
Después de perder contra Nadal en Roma, en 2009 (0-6, 1-6) recuerdo que me quedé hablando con él por la noche en el gimnasio. Creí que el marcador no reflejaba lo igualado del partido. Nos quedamos allí durante varias horas, reflexionando. Al cabo de dos semanas, ahí están los dos otra vez, Robin se enfrenta a Nadal en Roland Garros y por fin le gana. Todo era cuestión de confianza, recuperar el aspecto mental. Aun así, creo que el punto de inflexión en la carrera de Söderling, para mí, fue la victoria ante David Ferrer en la Pista 1, justo antes de ganarle a Rafa. Después también derrotó a Davydenko, lo que también tuvo muchísimo mérito porque no podía quedarse satisfecho solo con ganar a Nadal, fue uno de los mejores partidos de Robin cuando estuvimos juntos”.
Trabajo con Wawrinka y mejoras en su juego: “Es curioso. Tras estar con Robin mi mujer quería tener hijos, así que debía quedarme en casa (risas). El agente de Stan me llamó y trató de convencerme para trabajar un par de semanas con él. Tras decirle que no varias veces, al final cedí. Estuve una semana de pretemporada en Suiza con él y me gustó mucho trabajar con él. Stan tiene una personalidad muy diferente a la de Robin y encajamos desde el minuto 1. La siguiente semana ganó Estoril y la segunda llegó a su primera final de Masters en Madrid. Se notaba que confiaba en mis consejos, se podría decir que fue un inicio positivo y que tuve un poco de suerte. Cuando Stan tiene confianza en sí mismo, ha tenido buena preparación y viene rodado, es una amenaza para todos. Su revés es uno de los mejores golpes del circuito. Sin embargo, hemos tratado de basar su juego principalmente en su servicio, que creo que está bastante infravalorado. Consigue fuerza de forma fácil, lo puede colocar muy bien y además tiene un gran segundo servicio. También la derecha, se habla mucho del revés pero con su derecha conseguimos que fuese más sólido. El revés siempre estuvo ahí, está en su ADN, las mejoras vinieron en el saque y en la derecha".
Un momento emotivo en el Us Open 2016: “Antes de la final del torneo veníamos de hacer una muy buena gira de pista dura americana. Estaba muy orgulloso de lo que había hecho Stan y se lo empecé a decir. Entre los nervios y la emoción, antes del partido, comenzó a llorar. Esa situación provocó que yo también empezase a llorar. Estuvimos ahí los dos, durante dos minutos, muy emocionados hasta que el árbitro nos llamó para jugar el partido. Los dos sacamos nuestras emociones fuera, nunca voy a olvidar ese momento”.
El por qué ha estado tantos años como entrenador: “Sentí que no estaba satisfecho del todo con mi carrera como jugador. Sí, fui número 2 del mundo, pero aún tenía ganas de demostrarme más a mí mismo. Hoy día aún tengo esa especie de fuego interno, eso es lo que conecta a mi carrera de jugador con mi carrera actual de entrenador. Un momento que significó mucho para mí fue el título de Stan en Roland Garros 2015. Guga estaba allí, dándole el trofeo, en el mismo lugar donde me había ganado a mí en 2011. Fue un momento muy emocionante, cerré el círculo”.
Futuro inmediato con Stan: “Creo que aún tendrá un par de grandes resultados en su carrera aún. Este 2020 lo había empezado muy bien, en curso para conseguirlos pero se paró la temporada. Ahora es más difícil ganar Grand Slams, eso sí, hay buenos jugadores jóvenes apretando. Lo más importante en la actualidad es que mantenga la forma física, sé que está trabajando desde casa con un par de programas que Pierre (Paganini) le ha puesto, así que tengo plena confianza en él”.