
En estos tiempos que corren, con todo el deporte parado y sin mucho de lo que poder hablar, es momento para trabajar más en la reflexión y el análisis. Hace poco, debatimos sobre qué Federer de los que hemos visto fue mejor, si el Roger de 2006 o el de 2017 y pensando sobre plantear la misma premisa sobre Rafa Nadal, no terminaba de quedar realmente claro cuándo vimos el peak del balear a lo largo de su carrera. Hay varios años donde le vimos ser tremendamente superior al resto de sus rivales y sería difícil elegir un solo Nadal de todos los que hemos podido ver desde que en 2001 se hizo profesional.
El primer gran año de Rafa vino en 2008. En esa temporada, el español llegó a disputar la brutalidad de 93 partidos, perdiendo solo 11 de ellos. Justo ese año rompió dos hitos en su carrera por primera vez, escalando hasta la primera plaza del ranking y ganando más de un Slam en la misma temporada, con aquella recordada final de Wimbledon ante Federer. Se podría decir que fue el primer año donde Nadal da un paso hacia adelante en sus prestaciones sobre pista dura y que fue lo que realmente le hizo hacer 'clic' en su juego.
Fue el primer año que llegó a semis en Australia y el US Open, sin pasar por alto que se hizo con el oro Olímpico en Beijing, jugado sobre cemento. Fue la versión más ofensiva de Rafa, vista hasta la fecha, cuando hasta entonces predominaba quizá un estilo algo más defensivo y jugar a la contra. Le vimos dar un pequeño paso hacia adelante y ser más consistente con su derecha, sabiendo controlar a sus rivales desde la línea de fondo.
Aquel Nadal de 2008 tenía muy pocos puntos débiles e incluso al saque dejó números espectaculares, con un 75,6% de puntos ganados con primer saque, un 58,6% con el segundo y un impresionante 88,8% de juegos ganados al servicio. A nivel general, fue el sexto mejor del circuito al saque, superando a Djokovic y solo un pelín detrás de Federer.
Si queremos descubrir al mejor Nadal de toda su carrera, no podemos pasar por alto el año 2010, el que a nivel de números es el mejor de todos. Rafa consiguió ganar tres Grand Slams (Roland Garros, Wimbledon y US Open), tres Masters 1000 y alcanzó por primera vez la final en las ATP Finals. Por supuesto, acabó el año como número 1 y quizá, en cuanto a superioridad, este fue el año donde la distancia respecto al resto de tenistas fue mayor. En algún momento de la temporada 2010, no había nadie que pudiera toser a Rafa.
Y no hablamos solo de la tierra, donde ganó todo lo que jugó (22 partidos, donde solo perdió un set ante Almagro en Madrid y un set ante Gulbis en Roma), sino también más allá de ella. El US Open que se marcó aquel año fue para enmarcar. Se plantó en la final sin perder ni un solo set y superó de forma asombrosa a todo un Novak Djokovic, que por aquel entonces ya era un jugador sobresaliente. Posiblemente, Nadal nunca llegó a sacar al mismo nivel que en ese US Open 2010 tras realizar ciertos cambios en su empuñadura, lo que le permitió terminar la temporada con mejores números que Federer al saque e incluso ganando más juegos al saque (90,%) que el mismo John Isner (89,8%).
Otro gran año en la carrera de Nadal fue 2013. Después de saltarse la segunda mitad de 2012 por su lesión en la rodilla, llegó con más ganas que nunca y prácticamente arrasó con todo lo que se encontró por el camino. Rafa llegó a junio perdiendo solo dos partidos y volvió a dejar un nivel descomunal en verano, ganando Canadá, Cincinnati y US Open de forma consecutiva. Una vez más, supo sacar el mayor rédito a su versión más ofensiva y puede que este fuera el año que más cómodo se le vio jugando sobre cemento, como si ésa fuera su superficie más natural.
Si en otros años su saque había sido quizá su factor diferencial, en esta fase de su carrera hay que destacar el revés cruzado. En aquel US Open 2013, Nadal encontró en este golpe su punto de desequilibrio en los partidos. Djokovic nunca supo domar el revés cruzado que le planteó el balear durante la final, muy decantada hacia Rafa en casi todo momento. Estando Rafa cómodo al servicio, perfecto con su derecha y con una confianza brutal con el revés, nos encontramos con un jugador casi invencible, como se pudo ver en ese 2013 donde también acabó como número 1 del mundo y volviendo a pisar la final en las ATP Finals, la última vez que lo lograría.
Hubo que esperar un poco para ver de nuevo una versión de Nadal que pudiera asemejarse a las de otras temporadas. Tras un tiempo con ciertos altibajos y tras una nueva lesión importante a finales de 2016, Rafa regresó a un altísimo nivel en 2017, año donde vuelve a ganar dos Grand Slams y termina como mejor jugador del circuito. Solo opacado en ciertas fases de la temporada por un inconmensurable Federer, Rafa volvió a ser muy superior a todos sobre tierra batida y levantó el título en el US Open superando a Del Potro.
La versión 2017 de Nadal se caracteriza por la experiencia a todos los niveles. Una máquina de golpear de esquina a esquina, muy rápido de piernas a pesar de su edad (quizá de los años que más fino estuvo de pies) a la que se le une su tremendo carácter competitivo y su manera de leer los partidos. Como decimos, excepto Federer al inicio de la temporada, no hubo nadie que pudiera plantarle cara aquella temporada.
Y con esto, llegamos al año 2019, donde también termina la temporada como el mejor del mundo, con dos Grand Slams más en el bolsillo y siguiendo la estela de lo mostrado en 2017. Si en aquel año encontró su mayor rival en Federer, en 2019 fue Djokovic el que impidió que Rafa ganara de nuevo tres Slams aquella temporada. El serbio fue tremendamente superior en la final de Australia y fue de las pocas veces en todo el año que se vio a Nadal tan inferior a alguien.
Terminó la temporada bastante exhausto y con algunos problemas físicos pero una vez más, nos dejó momentos excelsos de tenis y rayando a uno de sus mejores niveles de siempre. Como si no hubiera pasado el tiempo, esa mentalidad y ese instinto animal de ir a por cada pelota continuaron marcando la diferencia y poniendo ese punto extra a su tenis en cada superficie en la que se jugaba.
Visto lo visto y analizando sus mejores temporadas, ¿cuándo vimos al mejor Nadal de toda su carrera? ¿Fue en 2008, 2010, 2013, 2017 o 2019? Desde luego, es una elección más que difícil y seguro que cada aficionado tendrá una opinión diferente y sería difícil alcanzar el consenso. Por lo que han presenciado los ojos del que les escribe, yo no he visto nunca a Rafa tan superior a sus rivales como lo hizo en aquel US Open 2010 (sin contar la tierra batida, donde quizá 2017 fue cuando alcanzó su pico máximo en esta superficie). ¿Qué opináis vosotros?