
Desasosiego. Esa debe ser la sensación que deben de tener todos los rivales de Rafael Nadal cuando le ven sobre la pista. Con la apariencia de un guerrero, el español ha hecho de la victoria un hábito, algo totalmente rutinario y que cuando se alinean los astros y no se produce, genera una ola de sensaciones en todo el plano. No hay ni una sola razón para pensar que Nadal no pelee por las cosas más importantes del año. Su tenis no da respiro, y a pesar de haber confirmado que durante la ATP Cup ha sufrido algún cansancio, su condición física y mental en torneos de este calibre son sencillamente perfectas. Muy pocos conocen la fórmula para poder ganar a este extraterrestre al mejor de cinco sets.
Mientras sus rivales se afanan en buscarla, Nadal continúa ganando y ganando. Sin esfuerzos aparente, sirviéndose de una especie de ley de la gravedad, el actual número uno del mundo vence cuando salta a una cancha de tenis y eso quieras o no es inevitable. Hoy lo sufrió el boliviano Hugo Dellien que sucumbió por un inapelable 6-2, 6-3 y 6-0 en dos horas y dos minutos de partido. El jugador sudamericano no pudo desafiar a esa ley de gravedad que comentamos anteriormente. Se esperaba un poco más de Dellien, a pesar de que en determinados momentos le llegó a batallarle a Nadal, pero en otras Hugo se veía un poco intimidado por el rival y posiblemente también por el escenario. Bajo un sol abrasador, la Rod Laver se convirtió en un infierno para el jugador boliviano, que no hizo más que encadenar sinsabores en forma de errores no forzados.
Yendo de menos a más con el paso de los minutos, lo que pone de manifiesto que a medida que pasen los minutos en la pista, él irá encontrándose mejor. Nadal tomó las riendas del partido y jugó con comodidad, lo que le llevó a conectar numerosos golpes ganadores. Siempre dentro de la pista, variando alturas y ritmos, y haciendo correr a su rival cual marioneta. Rafa abusó de Dellien, que a pesar de todo se marchó de la Rod Laver Arena ovacionado por como lo ha intentado.
Hubo atisbo de batalla en la segunda manga, cuando el boliviano logró un break que empataba el partido 3-3, pero simplemente fue un pequeño despiste del balear. Rafa reaccionó como quien espanta a una mosca en una cálida tarde de verano. Con un simple manotazo y se acabó todo lo que se daba. De esta manera, el español puso la primera piedra de las siete que se propone para este Open de Australia. Un partido menos o un partido más, según como se mire. Su rival en segunda ronda saldrá del duelo que enfrentará al argentino Federico Delbonis y al portugués Joao Sousa.