Tsitsipas desespera (un poco más) a Zverev
Quinta victoria del griego sobre Alexander Zverev que supone su primer triunfo de la temporada. Nuevo varapalo para el alemán que continúa fuera de quicio.


Era el duelo más atractivo de la jornada, aunque lejos quedó de ser lo que prometía. Alexander Zverev y Stefanos Tsitsipas volvían a escena en esta ATP Cup para llevar a Alemania y Grecia hacia el triunfo, siendo ellos los principales protagonistas del tablero. Dos top10 sobre los que corre el peso del futuro de este deporte, aunque ahora mismo el presente es muy diferente para uno y otro. El ateniense, en paz con todo lo que le rodea, acabó superando al de Hamburgo (6-1, 6-4) en un duelo cargado de tensión por múltiples motivos. Antes, Jan-Lennard Struff había inclinado a Michail Pervolarakis por 6-4 y 6-1, por lo que la eliminatoria se decidirá en el punto de dobles. Pero primero hay que contar lo sucedido entre estos dos.
Los dos venían de perder su primer partido, con lo que eso suponía. Un top10, perdiendo dos encuentros consecutivos, antes dos rivales directos, en el primer torneo del año, definitivamente no era el plan soñado para arrancar el 2020, pero uno de los dos sería protagonista de tal propuesta. Un duelo atractivo a primera vista que, sin embargo, ya venía condicionado por algunos precedentes. Ese 4-1 en el H2H a favor de Stefanos cobraba todavía más sentido si anotabas que sus cuatro triunfos habían sido de manera consecutiva en sus últimos cuatro duelos. Vaya, que al alemán le gusta en cero y nada enfrentarse al otro rubiales. Si hoy se marchaba con el 5-1 en contra, el asunto supondría un nuevo sudoku en su frágil cabeza.
Rápidamente pudimos comprobar las costuras de esta rivalidad, en apenas media horita que duró el primer set. Alexander, bloqueado cada vez que los intercambios le exigían dar un poco más, veía como Tsitsipas le pasaba por encima. Doblándole en golpes ganadores, con más eficacia en la red, sin regalar una sola doble falta y, sobre todo, manteniendo la calma. Claro, que la calma siempre es más fácil de mantener cuando las cosas van bien. Y las cosas le iban muy bien al tenista heleno, azotando una y otra vez con su revés cruzado y castigando con su derecha para abrochar los puntos. ¿Y qué hacía el germano? En la pista, poco. Fuera de ella, quejarse sin parar.
Nada más recibir el 1-6, con el sonrojo que eso supone, se fue directo al banquillo a quitarse los nervios. Esto, traducido al lenguaje escrito, significa tirar la raqueta contra el suelo, pegarle una mirada fulminante a Boris Becker y comenzar a decirle de todo a su padre, que observaba la escena entre lágrimas desde la segunda línea de batalla. ¡Lo que habrá tenido que aguantar ese hombre! Pero Zverev estaba encendido, no era capaz de hilar dos puntos buenos y, por si faltaba algo, el registro de dobles faltan se multiplicaba por momentos. Ni siquiera su revés, su arma más letal, funcionaba esta domingo en Brisbane.
El último tren para el Nº7 mundial pasaba por enfocar toda esa rabia en la competición, para eso había que coger el primer tren que pasara por la segunda manga. Ese tren pasó, aunque muchos ya no lo esperaban, y Sascha se subió dibujando un 2-0 que era irreal. Iba por delante pero ni él se lo creía. ¿Había hecho algo bien o era Stefanos el que había tenido dos juegos malos? Al final se destapó la verdad, siendo correcta la segunda valoración. Zverev volvió a cometer dobles faltas, volvió a arremeter contra su padre en el banquillo y volvió a dejar una imagen que no le beneficia en nada. Gran triunfo del griego (el primero del año) y segundo tropiezo del alemán, quien sigue en busca de su primera victoria en 2020.
Por cierto, 1-1 entre Alemania y Grecia. La eliminatoria se decidirá en el tercer y definitivo punto, el de dobles.