Nadal: “Es más fácil aprender de los éxitos que de los fracasos”

El número 1 del mundo resume lo que ha significado esta año 2019 en una entrevista con IB3. “Sin ninguna duda, una de las temporadas más especiales”.

Fernando Murciego | 3 Jan 2020 | 10.30
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Rafa Nadal durante la entrevista. Fuente: IB3
Rafa Nadal durante la entrevista. Fuente: IB3

Ya estamos en 2020 pero merece la pena recuperar una entrevista muy personal y cercana que tuvo Rafa Nadal con uno de los medios más importantes de las Islas Baleares, el canal de televisión IB3. El español hizo especial hincapié en la polémica con Miquel Oliver, el alcalde de Manacor, aunque nosotros nos centraremos en el contenido relacionado únicamente con lo deportivo. Varios temas de interés y algún que otro objetivo pendiente de cara al nuevo año.

Una sala de trofeos que sigue creciendo. “No soy de plantearme demasiadas cosas. Mientras uno está en activo, pensar cosas así puede resultar una distracción de tus metas y objetivos. Evidentemente es importante valorar todo lo que uno va consiguiendo, hay que tener también esa perspectiva de que he sido un gran afortunado por todo lo que me ha pasado. Todo en la vida cuesta, 2019 ha sido un año cargado de emociones de todo tipo pero, sin duda, ha sido una de las temporadas más especiales”.

Los 20 Grand Slams de Federer. “Jamás me lo había planteado, de hecho, a día de hoy tampoco me lo planteo. Como siempre digo, yo hago mi camino, me preocupo de hacer las cosas de la mejor manera posible y que el trabajo diario me permita seguir peleando por las mismas cosas por las que llevo peleando los últimos quince años. Ahora estoy a un Grand Slam de Federer, pero esta marca nunca supuso una obsesión o un gran objetivo. Tener ambición está bien siempre y cuando sea sana, si te excedes puede ser peligrosa, puede traerte niveles de frustración e infelicidad. Uno no puede estar pendiente siempre de lo que tiene el vecino. Hay que estar satisfecho por todo lo que uno ha logrado, porque ganar un solo Grand Slam cuesta muchísimo”.

Nº1 a final de año por quinta vez. “Más tarde o más temprano, todos llegaremos al final del viaje. Ha sido un año donde he pasado por muchos momentos, algunos complicados y otros increíbles. Soy el jugador más viejo en terminar el curso como Nº1, es algo que jamás me hubiera imaginado, pero aquí estamos. Sigo haciendo mi camino, disfrutando de esta carrera y en esta edad. A estas alturas, todo el mundo pensaría que yo estaría haciendo otra cosa”.

El punto de inflexión en el Conde de Godó. “Venía de perder en semifinales de Montecarlo en un partido desastroso, llegué con la duda de si debía o no darme un respiro, quizá un par de meses fuera del circuito. Podía seguir luchando, pero no estaba disfrutando, tenía demasiados problemas físicos de meses atrás. Tuve el apoyo de toda mi familia, escuché a todo el mundo que tenía que escuchar y, por último, reflexioné yo solo en mi habitación sobre la decisión que debía tomar. Realmente pensé que necesitaba una pausa, pero no quería quedarme con esa sensación de no haberlo intentado. Todo lo que llegó después lo valoré de una manera productiva, quería ver de qué era capaz hasta después de Roland Garros. Si seguía igual, lo mejor sería dejarlo hasta que me sintiera con fuerzas… por suerte, todo empezó a ir mejor. En Roma llegó el cambio definitivo, me ayudó a llegar a París con la sensación de poder competir por todo”.

El aprendizaje del triunfo y la derrota. “Si no eres una persona arrogante, creo que es más fácil aprender de los éxitos. Si eres coherente y tienes una buena capacidad de autocrítica, si los éxitos no te hacen perder esa realidad, sabes que siempre tienes que mejorar. Eso es lo que te permite entrenar y competir con una determinación que te lleva a poner en práctica todo eso que has de mejorar. Cuando pierdes esa confianza personal es mucho más complicado hacer esas cosas que te cuestan más hacer. Con confianza, el fallo se tolera mucho mejor que con desconfianza. Por eso siempre aprendí más de los éxitos que de mis fracasos. De este año me llevo el aprendizaje de estar siempre alerta, saber que siempre hay un poco de luz cuando parece que está todo oscuro, pero hay que estar ahí. Si tú lo intentas y haces todo lo que puedes, antes o después llega el resultado”.

Comparación entre el Nadal de antes y el de ahora. “Hay cosas que se mantienen, pero lo que veo es una evolución a lo largo de todos estos años. Vas perdiendo algunas cosas y vas añadiendo otras para seguir manteniendo el nivel y seguir siendo competitivo, para seguir aspirando a los grandes triunfos. Quizá antes tenía una mayor fortaleza cada vez que pisaba la pista de tierra batida, y ahora quizá soy más fiable en pistas duras que al inicio de mi carrera”.