El cisma en el tenis mundial es evidente y la guerra abierta entre ITF y ATP se ha manifestado claramente con el surgimiento casi simultáneo de dos competiciones por equipos de formato muy similar. La ATP Cup fue la respuesta desafiante e inmediata de la ATP a la renovación radical que la ITF hizo con el contrato firmado con Kosmos, empresa organizadora de las Finales Copa Davis. Este hecho dejó claro que las grandes instituciones del mundo del tenis son conscientes de la importancia que tendrá de cara a futuro, apostar ya por eventos modernos, con un formato de juego ágil y que capte la atención de aficionados de todo el mundo, independientemente de la presencia del Big3 o no.
Se trabaja ya pensando en el ocaso de la era más dorada en la historia de este deporte y nadie quiere quedarse fuera. Sin embargo, por el momento no se ha contemplado la colaboración entre los dos gigantes del deporte rey de la raqueta sino la confrontación con dos torneos entre los que hay apenas dos meses de diferencia. La ATP Cup tiene el aliciente de repartir puntos, pero no puede interpretarse como una especia de Copa del Mundo del tenis ya que las Federaciones Nacionales no están representadas. Los jugadores presentes de cada país no defienden los intereses de la institución que tuteló su carrera cuando apenas eran niños y a la que están asociados profesionalmente desde el momento en que se federaron para poder competir, sino que los equipos nacionales son meros conjuntos de jugadores que se asocian bajo una bandera.
Lo que implica esto es que todas las ganancias económicas conseguidas en este evento disputado en Australia son totalmente ajenos a las federaciones. El triunfo de España en las Finales Copa Davis 2019 tiene un impacto notable en todo el tenis nacional ya que la RFET cosechó una gran cantidad de dinero que podrá invertir en formación de cantera, cursos de entrenadores, árbitros, fomento del tenis entre los más jóvenes o nuevos torneos Futures y Challenger. Sin embargo, si España ganara la ATP Cup, ni un solo euro recaería en dicha institución sino que se queda en los jugadores y el capitán, Francis Roig. Ya en el primer día de competición, Miguel Díaz Román, presidente de la RFET, no ha querido dejar pasar la ocasión para dejar clara la postura de la institución que dirige con un comunicado que invita a la reflexión.