Carina Witthoeft iba camino de ser una estrella. Era la mayor esperanza germana en el plano femenino, una apuesta que quería igualar a compatriotas como Kerber o Goerges en lo más arriba del ranking WTA. Por desgracia, en ocasiones múltiples factores pueden entrar en juego para cerrar puertas y truncar esperanzas.
Quien un día fue top-50 mundial cayó derrotada en enero en primera ronda de qualy del Open de Australia. Su verdugo fue Conny Perrin... y las malditas molestias físicas, que ni tan siquiera dejaron a Witthöft finalizar el encuentro. Semanas más tarde, la alemana decidió publicar un comunicado en Facebook donde, sorprendentemente, anunciaba su decisión de retirarse temporalmente del tenis. "Llevo mucho tiempo viajando con lesiones, lejos de mi mejor nivel. Es difícil aceptar que tu cuerpo no te permita desarrollar el tenis que has hecho durante toda tu carrera. Después de jugar en Australia tomé la decisión de darme un tiempo de los torneos, hasta que me encuentre al 100% tanto física como mentalmente".
En pocos meses, Carina ha pasado de estar dentro del top-70 a irse más allá del top-350. Con la mente despejada del tenis de máximo nivel, ha sido momento para potenciar otras inquietudes, gustos personales: la germana suele publicar en Instagram fotos con ropa de diseño propio. "Tengo interés en muchas cosas y la moda es una de ellas", afirma Carina en una conversación con Der Spiegel. Pero en el seno del tenis alemán, no todo el mundo está de acuerdo con el rumbo que ha tomado su hija prodigio...
Y es que la falta de relevo generacional en un país que sufre para sacar tenistas de nivel ha sido uno de los motivos por los cuales las críticas han sido feroces. Entre ellas destacan las de Barbara Rittner, extenista y que actualmente ocupa el puesto de mando del tenis femenino en la Asociación Alemana de Tenis. "Witthöft carece de la fortaleza de generaciones anteriores. Nunca se ha atrevido a salir de su zona de confort, de ir a alguna prestigiosa academia en Alemania. Carina siempre ha dicho: "No, no quiero dejar 'mi' Hamburgo". Comparada con Nick Kyrgios, hasta el propio Bild ha dedicado sus páginas a la jugadora germana: "Después de una caída en el ranking mundial, puedes alquilar a la belleza del tenis Witthöft por 100 euros". ¿Por qué este titular? Ahora Carina pasa tiempo en Hamburgo, en la academia que fundó su padre (Tennis Park Witthöft). A la entrada de la academia reza el siguiente cartel: "Entrena con un profesional - 100 euros la hora".
Ahora, Carina pasa tiempo en dicha academia entrenando. "Es muy divertido porque puedo ayudar a la gente, estoy convencida de ello". Sin embargo, no pasa por alto las críticas, aunque se las toma con filosofía: "Entiendo que la gente se pregunte cómo va a continuar mi futuro. Está un poco en el aire si vuelvo y, en caso de que lo haga, cuándo". Pero no solo las lesiones pesaron en su decisión para darse un respiro del circuito profesional. "Te metes en un avión cada semana, duermes en una habitación diferente cada semana, estás con jugadoras que van a ser tus rivales... estás todo el rato rodeada por gente que no te va a dar nada. Tienes esa energía negativa todo el rato".
Para Rittner, Carina ha "perdido su camino". En Alemania la tildaron de 'influencer', de estar más preocupada por subir fotos a Instagram que por jugar al tenis. Pocos meses después, Witthöft consiguió otro torneo, en Luxemburgo, y alcanzó su mejor ranking histórico. Ahora a la alemana le dan igual la etiqueta que decidan ponerle: "A nadie le importa las decisiones que tomo en mi vida. De cualquier modo siempre voy a cargar con las consecuencias". En este momento, la tenista no descarta ninguna decisión en lo que a su futuro se refiere. "Ahora mismo no sé qué va a pasar". No quiere convertirse en entrenadora y piensa en estudiar, pero tampoco descarta regresar al circuito en algún momento. Eso sí, hay una cosa que tiene clara: "Si siguiese el consejo de Rittner y me marchase a una academia del sur del país, dejaría el tenis mañana".
¿Volverá Witthöeft al tenis algún día? Es momento de apartarla del foco mediático, dejar que las cicatrices implacables del circuito curen... y quién sabe si algún día la gran promesa alemana seguirá los pases de Kerber. Eso sí: con paciencia y respetando sus decisiones. No le debe nada a nadie.