
Debatíamos mucho en la previa de este Rafael Nadal - Roger Federer y comentábamos cómo podría ser la estrategia de cada tenista. Hablábamos de un Roger muy ofensivo, buscando la red. Hablábamos de un Rafa intentando alejar a Federer lo máximo posible de la línea de fondo. Todo eso se vino abajo cuando esta mañana en París, un viento imponente se presentó para ser protagonista y deslucir el juego de un partido esperado desde hace tiempo por muchos.
Jugar con viento cambia todo. Es probablemente el elemento más molesto para jugar al tenis. El viento hace que el bote de la pelota se vea afectado, así como la forma en la que se mueve por el aire, impidiendo que los tenistas tengan cierto control de la pelota. Esto se pudo ver al inicio, con los dos jugadores intentando adaptarse a las condiciones y cometiendo multitud de errores. Los primeros juegos del partido no pasarán a la historia como los mejores de esta rivalidad histórica del tenis.
Es ahí donde Nadal da un paso hacia adelante. La mayor clave de todo el partido la tiene Rafa y en la forma en la que entiende las condiciones en las que se juega y su modo de adaptarse a ellas. El balear sabe que en una situación así, lo principal es no cometer más errores de la cuenta y jugar siendo un poco más conservador. Es Federer el que intenta jugar siendo algo más agresivo pero sus bolas no encuentran la parte de la pista que busca. En el primer set, Federer acumuló 17 errores no forzados, por los 10 de Nadal.
La primera manga estuvo controlada por Nadal ante un Federer un poco contenido. Gran parte de este set pasó por los dos desde el fondo y eso al español le vino de perlas. Solo 8 subidas a la red por parte de Federer, que decidió cambiar la táctica en el segundo set.
Se acerca más a la red, para un total de 17 en ese segundo set. Eso le hace presionar más a Rafa, que empieza remando en contra al sufrir un break. Todo parecía de cara para el suizo, que tenía bola para ponerse 3-0 arriba cuando un punto lo cambia todo. Nadal mete un passing tremendo con la empuñadura equivocada, tal y como él mismo reconocía a Eurosport al finalizar el encuentro. "No sé ni cómo lo he metido", aseveró. Eso le hizo regresar en el set y luego, con 4-4 y 40-0 para Federer, un par de errores del suizo y la creencia infinita de Rafa hizo el resto para hacer un inesperado break y ponerse luego con dos sets a cero. Ahí acabó el encuentro.
En la tercera manga, Federer pierde el norte. Se le va el plan de juego y se le ve a veces precipitarse en sus decisiones, viéndose ya tan atrás en el marcador. Le costó mucho sacar puntos con su primer servicio (solo 9 de 24 puntos ganados) mientras Nadal seguía mostrándose más cómodo y controlando totalmente la situación, sabiéndose muy cerca de la victoria. Hoy, el revés del mallorquín funcionó prácticamente a la perfección, sobre todo el cruzado. Eso, unido a que jugó mucho mejor los puntos y juegos importantes, le ayudó a marcar hoy las diferencias respecto a Roger.