
El gran punto de inflexión se produjo hace un año sobre una superficie que puede ser la mejor aliada o el peor enemigo. Stefanos Tsitsipas afronta la gira sobre tierra batida sabiéndose candidato a todo, y viendo ya muy lejano el perfil bajo con que afrontara los primeros compases de esta parte de la temporada en 2018. Parte como sexto cabeza de serie en el ATP Masters 1000 Montecarlo 2019 y le mueve la ilusión por demostrar al mundo que tiene armas más que suficientes como para erigirse en candidato a todo en estas pistas. Su tenis completo y buena movilidad hacen presagiar buenos resultados por su parte, aunque será necesaria una adaptación de su táctica, tremendamente atacante en pista dura lo que le hace subir a la red con una alegría que puede ser condenada sobre tierra.
"Hacía mucho que no competía en arcilla, pero he procurado entrenar mucho en las últimas semanas para llegar en plena forma. Lo he dicho ya varias veces; la transición de pista dura a tierra batida es la más difícil de todas. Hay que cambiar mucho la manera de abordar el juego, se necesita tener más paciencia y ser más consistente. Percibo el tenis en tierra como una especie de ajedrez, todas las decisiones son vitales y tienes que estar muy concentrado para saber cuándo entrar en pista con garantías de llevarte el punto", señala un hombre que el pasado año salió indemne de la fase previa y ganó a Denis Shapovalov, para caer en segunda ronda ante David Goffin en un partido muy competido.
Apenas una semana después, su nombre saltaría a la palestra al alcanzar la final en Barcelona. "Aún tengo margen de mejora. Me he criado en esta superficie y es mi favorita, me salen muchos movimientos naturales y creo que puede desempeñarme realmente bien. El pasado año saqué muchas conclusiones y estoy poniéndolas en prácticas, tengo plena confianza en mis posibilidades en esta gira", asevera el griego, que cayó en segunda ronda de Roland Garros 2018 ante Thiem. "Mi conexión con la tierra batida es mejor que con cualquier otra superficie, y en Montecarlo tengo sensaciones especiales", señaló Stefanos antes de desvelar por qué recuerda muy especialmente una de sus primeras apariciones en el Principado.
"Era muy joven, mi primera vez aquí y nunca podré olvidar ese momento. Era 2008, yo era un niño de apenas 9 años. Pasó frente a mí en una de las pistas plataformas que llevan a las pistas de entrenamiento y se paró para que me pudiera hacer una foto con él. Así fue el momento cuando vi por primera vez a Novak Djokovic en persona", contó el griego visiblemente emocionado en unas declaraciones recogidas por la web de la ATP. "Mi padre me dijo que algún día jugaría contra él y fíjate dónde estoy ahora".
Tsitsipas no tiene reparos en reconocer lo mucho que le dolió perder ante Rafael Nadal en el Open de Australia 2019. "Fue una gran decepción por ver lo superior que fue Rafa. Me dio la sensación de que había jugado con alguien invencible, me sentí impotente. Luego, cuando vi cómo Novak le ganaba fácil en la final quedé muy sorprendido", señala un hombre que está siendo asesorado por Patrick Mouratoglou. "No me gusta la gente que habla demasiado. Él es capaz de transmitirme cosas importantes con pocas palabras. Es un buen amigo y gran consejero", advierte un hombre que también se atreve a hablar de Roger Federer y sus opciones sobre polvo de ladrillo.
"Jugar a cinco sets es muy complicado, pero si es capaz de pasar las primeras rondas sin dejarse ningún parcial, sus opciones aumentarán. Nunca he jugado ni entrenado con él en tierra, así que tengo ganas de verlo". Así es Stefanos Tsitsipas, un jugador tan talentoso como osado que buscará dar un golpe de efecto en el ATP Masters 1000 Montecarlo 2019. Su primer rival saldrá del duelo entre Chardy y Kukushkin, y como contrincantes potenciales tiene a Daniil Medvedev y, en cuartos de final, a un tal Novak Djokovic. Se avecinan emociones fuertes en Mónaco.