Nicolás Almagro quiso que sus últimos golpes fueran en casa, en su tierra, en el torneo del club que le vio crecer. Un día después de anunciar su retirada del tenis profesional, el murciano colgó la raqueta hace unos minutos al verse superado en primera ronda del Challenger de Murcia por un Mario Vilella mucho más en forma y con un evidente rodaje de semanas previas (6-2, 6-2) Hoy el desenlace era fácil de pronosticar, aunque no por eso dejó de ser doloroso ver como uno de los españoles más célebres de esta época ponía el punto y final a una carrera admirable.
La realidad era que Almagro no competía en un partido oficial desde el pasado mes de septiembre. De hecho, su temporada 2018 se resumió con cinco derrotas en cinco partidos. Los números ya indicaban que su estado de forma y su fuerza mental no se encontraban en su mejor momento. Lo ideal era buscar el lugar perfecto para despedirse de este mundo, aunque no fuera con el nivel con el todos le recordaremos. Nico lo intentó con el servicio, con su derecha, con su magistral revés, pero nada salía. Mucho tiempo parado, muchos entrenamientos perdidos, demasiadas emociones en su cabeza. Enfrente, Villela no se despistaba , no quería que la situación le superase. El azar había querido que fuera él, que fuera el último verdugo del murciano en el circuito. No era un trago fácil, pero había que ser valiente.
Los errores de uno y los aciertos de otros se pusieron de acuerdo para firmar un 6-2 de salida que rápidamente nos confirmó el partido que teníamos por delante. Cuando el pinto avanzaba y se metía en más de 5-6 intercambios, el tenista de Elche tenía las de ganar. No estaba Almagro hoy para sufrir, mejor buscar el winner con un punto imposible que estar de un lado a otro de la pista detrás de la pelota. Obviamente, no era la solución para ganar el encuentro, aunque quizá no fuera ese el objetivo a esta alturas.
Fue un duelo rápido cargado de tensión emocional, donde nadie fue capaz e brillar. Hubo hasta momentos de broma, después de un saque de Mario que el juez de silla dio por buena y al que reaccionó rápidamente el tenista loca. “Baja a revisarlo”, se atrevió Almagro tras el servicio. Efectivamente, ese saque había sido fuera, lo que llevó a Nico a rematar su speech. “El físico me falla, pero la vista no”. El público entendió que el final se acercaba, pero había que tomarlo de la mejor manera posible. La última imagen que nos dejó el partido fue un remate para olvidar, un abrazo en la red y una ovación inolvidable del público hacia el mejor jugador de la historia de la región. Tardaremos en volver un talento igual.