La increíble historia de superación de Malek Jaziri, mucho más que un tenista

El tunecino ha luchado mucho para ser profesional, superando lesiones, luchando contra el aislamiento de África e inspirando a niños.

Malek Jaziri en Open de Australia 2019. Foto: zimbio
Malek Jaziri en Open de Australia 2019. Foto: zimbio

El deporte es cultura, y como tal ha de ser tratado. Los fines resultadistas que inundan la competición y la mente de los aficionados pierden sentido cuando se descubren historias como la de Malek Jaziri. El gran representante del tenis magrebí cuenta su sufrido recorrido hasta el profesionalismo en un emotivo reportaje hecho por LaNación. Ser pionero nunca es fácil, y más aún en un país con severos problemas estructurales y económicos, donde la amenaza del terrorismo yihadista sigue cerniéndose sobre los jóvenes despojados de ilusiones y objetivos, y en el que el surgimiento de una figura como la de Malek puede ayudar mucho. Es consciente de ello el actual número 44 del ranking ATP, que a sus 35 años puede estar orgulloso de todo lo realizado y que se medirá a David Ferrer en el que puede ser el último partido del español en el ATP 250 Buenos Aires 2019.

La vida de Malek parecía predestinada al tenis desde su nacimiento. El tunecino desarrolló su infancia en la ciudad de Bizerta, conocida entre los amantes de la historia del tenis por ser el lugar en el que aterrizó Roland Garros en su primer periplo cruzando el mar Mediterráneo. Allí se le conceden al que fuera tenista y aviador grandes honores, pero no así al tenis. "En mi país no hay cultura tenística. Apenas hay torneos y pistas de torneos si sales de la capital. En los últimos años todo ha mejorado algo por el turismo, pero yo crecí jugando contra una pared", asevera un hombro de físico rotundo que se ha ganado el apelativo de matagigantes, al haber sido capaz de cosechar triunfos contra jugadores como Alexander Zverev, Marin Cilic o Grigor Dimitrov.

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"Toda mi ciudad se congregaba ante el televisor para ver Roland Garros, el gran torneo de referencia para nosotros. Yo soñaba con volar, como hizo el hombre que daba nombre al evento", declara un jugador que se incorporó al tenis de la mano de su hermano mayor, y tuvo que irse a Francia y luego a España para conseguir pulir su juego y alcanzar el profesionalismo. No fue fácil, ya que tuvo que superar una lesión de rodilla que estuvo a punto de cortar de raíz sus esperanzas. "De joven tuve que ayudar a mi padre en su empresa, y me vi conduciendo un camión por todo el país, sin aire acondicionado. Me desplacé la rótula, cambié mi pisada, engordé mucho... Dije basta y me decidí a buscar mi sueño del tenis. No tenía futuro allí porque no había podido estudiar así que trabajé muy duro para recuperarme", comenta un Malek que jugó mucho tiempo con dolor. "Fui a París con la ayuda de mi hermana y tras operarme y hacer rehabilitación, encadené muchos torneos Futures y Challenger jugando con un dolor tremendo y escuchando el crujido de la rodilla.

Su incorporación a la élite fue tardía, disputando sus primeros partidos ATP en 2011, cuando ya tenía 26 años. Ha ganado partidos en todos los Grand Slams, siendo su mejor resultado la tercera ronda alcanzada en el Open de Australia 2015 y 2017, cuando llegó a tercera ronda, pero su recuerdo más especial fue su debut en Roland Garros. "Fue increíble, no podía haber soñado con eso. Fui como sparring, entrené con Cilic y ese fue el punto de inflexión para saber que tenía opciones de hacer algo importante. Me fui a entrenar a España y allí mejoré mucho", dice un hombre que no tiene reparos para hablar de cómo le afecta la situación geopolítica en su país.

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"Viví la Revolución de Túnez en primera persona. Nadie puede imaginar lo que es una situación así; el miedo, el peligro constante, los disparos. Quiero que los jóvenes de mi país hagan deporte. El terrorismo sigue atacando con fuerza, gana adeptos en los sitios con pobreza, sin futuro para los niños. Ahora el país está mejor gracias al turismo, pero hay que seguir trabajando y el deporte es clave para otorgar a los jóvenes una motivación y un estilo de vida saludable". Emotivas palabras de Malek Jaziri, un activista que aporta ilusión con una raqueta en la mano y sabe que el tenis puede ser un instrumento para mejorar a la sociedad.

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