Indomable. Así se mostró Roger Federer. Salió alerta, sabiendo de la peligrosidad de su rival, y cuando el maestro juega con la máxima intensidad, se antoja realmente complejo inquietarle. El helvético quiere ir ganando sensaciones y confianza, a sabiendas del difícil compromiso que le espera de aquí a final de temporada, donde París y Londres le espera a la vuelta de la esquina y con la presencia de Novak Djokovic y Rafael Nadal, el triunfar se convierte en tarea bastante complicada.
Elegancia, sutileza y distinción para imponerse a un rival siempre complicado, cuyos golpes extravagantes pueden amargar el día a cualquiera. Roger superó esta última prueba del torneo con nota, venciendo a Marius Copil por 7-6 (5) y 6-4 en una hora y 34 minutos de juego.
Copil que venía de jugar a un gran nivel a lo largo de esta semana lo intentó prácticamente todo para sacar a Roger de su zona de confort. Golpes cortados de revés y derecha, planazos, saques con todos los efectos posibles, dejadas, subidas a la red, pero fue el rumano quien se acabó atrapando en la red tejida por él mismo. Muchos no daban nada por la victoria del tenista rumano, pero finalmente dio la cara y en algunos momentos creó problemas al ex número uno del mundo.
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Federer manejó a las mil maravillas la situación, y no tuvo ningún problema para cortar toda rebelión al resto del rumano. Seis saques directos y un 94% de puntos ganados con primer servicio, hicieron que Copil no tuviera ninguna oportunidad y en caso de que la hubiese tenido, tendría que haber sacado una versión muy parecida a la que se le vio ayer ante Zverev.
Aguantó el tipo el bueno de Marius en el primer y segunda set, que se resolvieron por dos roturas en favor de Roger, y acabó desesperándose al ver que el suizo era una muralla inexpugnable. Un pasito más hacia la gloria de Roger, que se sitúa a tan solo un título de los 100, algo único en el mundo del tenis. ¿Lo conseguirá en este 2018? Habrá que estar muy atento en las próximas semanas.