
Murmullos de estupor recorrían la Philippe Chatrier después de los dos primeros juegos del partido. Hasta ese punto llega el dominio insultante de Rafael Nadal en la tierra batida parisina; un break de salida en contra del español causa sorpresa y preocupación en todos los presentes, que miran a la pista casi con indignación al ver el nombre del balear por detrás en el marcador. Mientras muchos se removían en sus asientos consultando quién era ese joven que osaba a tener un amago de rebelión, el de Manacor se puso el mono de trabajo y acabó sin compasión con Maximilian Marterer.
Resulta estremecedor ver cómo el rival en octavos de final del español aguantó los cinco primeros juegos del primer set al ritmo que exige el español para poder ponerle en problemas. Tras esos cinco juegos de tú a tú contra el mejor de la historia en esta superficie, el bueno de Maximilian se dio de bruces con la cruda realidad aunque mantuvo una actitud impecable y resurgió en el tramo final. Le era absolutamente imposible prorrogar ese nivel de intensidad, acierto y claridad de ideas. Rafa no bajó el pistón ni un ápice y convencido de que no podía dar esperanzas a un joven sin nada que perder, voló sobre la Philippe Chatrier.
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Volvió a hacer con asombrosa facilidad algo que resulta imposible para cualquiera. Drives con mucho peso y profundidad, clarividencia táctica moviendo a su rival constantemente, buen nivel al servicio y, en definitiva, aplastante dominio. Como si fuera una marioneta en sus manos se desplazaba Marterer por la pista, a expensas de lo que decidiera hacer el español al verse incapaz de asumir la iniciativa. Y es que cuando se metía en pista, se topaba una y otra vez con defensas imperiales del español, que pronto se tornaban en ataques ya que le permitían recuperar la iniciativa.
La batalla regresó en un gran tercer set por parte de Maximilian Marterer. El alemán se soltó y apovechó una tímida relajación de Rafa. Llegó a dominar 1-3 en el marcador pero todo acabó decidiéndose en el tiebreak después de que el alemán aguantara las embestidas de Nadal para cerrar el partido lo antes posible. Con una capacidad insultante para sacar su mejor tenis cuando más lo necesita, Rafael Nadal certificó su pase a cuartos de final de Roland Garros ganando en la muerte súbita y poniendo un marcador final de 6-3 6-2 7-6 (4). El siguiente rival será Diego Schwartzman.