Fernando Verdasco cumplirá 35 años el próximo mes de noviembre y una cosa tiene clara: el tiempo que le quede en activo lo quiere pasar con sus mayores personas de confianza. A la figura de Nacho Truyol, su nuevo entrenador desde diciembre de 2016, se ha unido esta temporada la de Guillermo Alcaide (Madrid, 1986), tres años más joven que el jugador pero un buen amigo de su círculo desde hace tiempo. Con él nos sentamos un día antes de debutar en el Mutua Madrid Open, para preguntarle por esta nueva experiencia en los banquillos y conversar acerca de uno de los mayores talentos que ha tenido nuestro tenis.
Guillermo Alcaide, entrenador de Fernando Verdasco. No suena mal.
Estoy muy contento. Empezamos la pretemporada en noviembre, hicimos cuatro semanas en Miami antes de Australia, de las cuales yo estuve dos. En Sudamérica hicimos la primera gira juntos, haciendo final en individuales y campeón de dobles en Río. Ahora estamos ya preparándonos para Roland Garros con las mayores expectativas.
¿Da vértigo estar a los mandos de uno de los mejores jugadores de nuestro tenis?
Vértigo no, al final es tenis y llevamos ya muchos años dedicándonos a esto. Pero sí es verdad que no siempre se te presenta una oportunidad así, empezando a trabajar con un jugador del más alto nivel y con tanto nombre. Estoy muy agradecido, le estoy poniendo toda la ilusión y tengo muchas ganas de aportarle a Fernando todo eso que creo que puedo aportarle.
Esa es la pregunta, ¿qué le puedes aportar?
No es fácil, el problema muchas veces es que cuando entrenas a jugadores que ya tienen tanta experiencia es que la diferencia con el resto de jugadores es muy pequeña, son detalles. Hay mucha competitividad, son muchas semanas, pero Fernando es uno de esos jugadores que dependen mucho de él mismo. Al final es un estado de ánimo y estar dispuesto siempre a trabajar. Cuando llevas tantos años en el circuito, a veces es complicado encontrar esa motivación para seguir quemando etapas y consiguiendo retos.
¿Llega un momento donde el jugador lo sabe todo?
Siempre hay aspectos en los que se pueden mejorar, lo difícil es encontrar esa energía y motivación para, después de tantos años, ser autocrítico con tu mentalidad, con tu físico o con tu tenis. Sobre todo tener la humildad de hacerlo, ahí está la clave. Mejorar siempre se puede mejorar, hace falta tener el hambre para llevarlo a cabo.
¿Cómo es Fernando cuando suelta la raqueta?
Es una persona normal. Muy familiar, cariñoso con los suyos, algo introvertido con la gente que no conoce… yo lo conozco de hace muchos años y siempre hemos tenido una gran relación.
Pero ahora tu papel es otro.
El paso de nuestra relación de amistad a entrenador-jugador ha sido muy buena, creo que estoy consiguiendo llegar a él. En mi caso nunca he entrenado a jugadores de este nivel, así que, a pesar de la amistad, también tengo esa asignatura pendiente para hacerme un nombre como entrenador y convencerle con argumentos y trabajo.
De una relación de amistad a una relación profesional. ¿Hay peligro de cruzarlas?
Ante todo, son dos situaciones distintas. Los entrenadores tenemos que tener mucha relación con el jugador, no es como en el fútbol que cuando acabas el entrenamiento o el partido te escapas. Aquí son 24 horas fuera de casa. Es importante que haya esa amistad y que se de ese feeling personal para luego dar el salto al trato profesional. El secreto es ser tu mismo, decir las cosas con franqueza y honestidad, con buen talante para que no se pierdan y saber transmitirlas al jugador.
En este país nos hemos hartado de oír: “¡Ay Verdasco, si no fuera por esa cabeza!”
Para mí es injusto. Todo aquel que entienda de tenis sabe que Fernando ha sido una estrella del tenis: Nº7 del mundo, semifinalista de Grand Slam, campeón de ATP 500, finalista de Masters 1000, campeón de la Copa Davis, 16 años en la élite profesional… el problema es dónde se pone el listón. O quién pone el listón.
Creo que lo pone Nadal.
Pero es que como Nadal solo hay dos, él y Federer.
Quizá es un tema de expectativa interrumpida.
Entiendo que la gente, viendo jugar a Fernando, espere siempre lo mejor de él. Para mí es uno de los jugadores con mayor talento y facilidad del circuito. Pero esto es un deporte donde se compite diez meses al año durante toda una carrera, es imposible brillar siempre exceptuando si eres Roger o Rafa, extraterrestres. Ni siquiera Djokovic ha sido capaz de mantener ese ritmo. Los jugadores tienen altibajos, son personas, hay situaciones extradeportivas que les afectan. Esa expectación que tiene el espectador desde fuera es irreal, cuando uno se acerca a la carrera de estos jugadores se da cuenta de la dificultad diaria que tienen contra ellos mismos.
¿Él que piensa de todo esto? ¿Está contento con su carrera?
Si te soy sincero, tampoco es un tema que yo trate con él. Lo que sí que sé es que tiene mucha ilusión por seguir haciendo cosas en el tenis, él ama el tenis, es lo que más le gusta hacer y su sueño sigue siendo ganar torneos de primer nivel. Es consciente de que tiene las armas para hacerlo, luego hace falta ponerse a trabajar y que se den varios factores.
La gente le recuerda mucho los partidos que jamás tuvo que haber perdido, pero se olvida de las grandísimas victorias que también nos regaló.
Vuelvo a lo mismo, ¿dónde está el listón? Todos los jugadores tienen alguna carencia y no digo que Fernando tenga una mala cabeza: cuando un jugador lleva 16 años en el circuito y ha ganado todo lo que ha ganado Fernando, es imposible que tengas una cabeza mala. ¿Es mejorable? Por supuesto, como también es mejorable el saque de Rafa o el revés de Roger. Todo el mundo tiene su talón de Aquiles. Para mí Fernando es un show a nivel tenístico y físico, si pudiéramos ir puliendo esos otros aspectos donde no es tan brillante, pues obtendríamos mejores resultados. Pero ya te digo, esto es un denominador común para todos los jugadores.
¿Qué es tener una mala cabeza?
Para mí una mala cabeza es cuando tú no das el 100% y no aceptas las situaciones de dificultad que se presentan, ya sea entrenando o compitiendo. El tenis es un deporte de constancia donde tú necesitas estar bien durante muchos meses, luchando contras las adversidades y estando muy fuerte de cabeza. Hay que estar muy fresco también a nivel mental para que la toma de decisiones sea la correcta, el equilibrio emocional que llamamos.
El aficionado piensa que nunca aprovechó todo su potencial.
El problema de todo esto es que el aficionado no es profesional y no conoce el circuito desde dentro. Es muy fácil decir: ‘Éste es muy malo de cabeza porque después de ganar al Nº1 del mundo va y pierde con el Nº30’. Pero es que el 30 entrena muy duro y también es buenísimo. La gran diferencia de los jugadores que son brillantes en el aspecto mental se encuentra en su nivel de sacrificio y de capacidad de sufrimiento. Y no solo en la competición, también entrenando.
Habrá algo innato, supongo.
Pues imagino que sí. En el caso de Rafa, que sí le he seguido más, estamos ante un extraterrestre en todos los aspectos, sobre todo de cabeza. Su éxito está muy relacionado a la confianza, quiero decir, si tú ganas es mucho más fácil luchar y motivarte. Más que innato, yo creo que hay un factor que se trabaja desde muy jovencito, valores como el sacrifico y la humildad. Hay ciertos jugadores que no pueden aceptar ese tipo de presión.
Fernando cumplirá en noviembre 35 años, ¿le queda mucha cuerda?
Yo creo que sí. Conociendo a Fernando, las limitaciones que pueda tener en cuanto a ilusión y frustración van muy relacionadas al tema de lesiones. A él le gusta muchísimo el tenis, hay otros jugadores que no les gusta, que simplemente lo tienen como un oficio. Con Fer no. El único hándicap que podría frenar esa ilusión por hacer cosas son las lesiones, el trabajo que conlleva con 34 años la prevención y recuperación de lesiones no es el mismo que con 22. No te voy a decir un número, pero está claro que no lo vamos a ver ocho o diez años más.
Ahora que vuelves a estar en la rueda, ¿no se te ha pasado por la cabeza descolgar la raqueta? ¡Que tienes 31 años!
No te voy a engañar, yo he jugado con la mayoría de los jugadores que están hoy en día, pero hace muchos años que lo dejé (2011) y lo pasé muy mal. Fue por un tema de recursos y lo pasé francamente mal durante varios años. Poco a poco lo vas aceptando, tienes que dar un paso al frente y abrir el abanico para renovar ilusiones.
Ese abanico te ha tratado muy bien.
Primero fueron Carlos Moyá, Roberto Carretero y Jacobo Díaz quienes me dieron la oportunidad de unirme a su Academia y trabajar con otros entrenadores de élite en aquel proyecto. Luego apareció la televisión con José Antonio Mielgo y Carretero, que confiaron plenamente en mí. La herida sigue ahí, pero gracias a estas cosas ha ido cicatrizando. Ahora estoy consiguiendo unas metas nuevas como entrenador. En su momento el sueño era ser jugador profesional de tenis, lo conseguí a mi manera; ahora el sueño se abre en un nuevo campo donde las metas vuelven a ser las más altas posibles.
¿Por qué nunca te diste una segunda oportunidad?
Pensarlo siempre lo he pensado, tenía mucha confianza en mi tenis y creo que tenía nivel de sobra para haber alcanzado mis metas, por supuesto con muchísimas cosas que mejorar. En el tenis siempre hay una prisa para que los jugadores salgan muy jóvenes, el entorno está enfocado en esa dirección, es muy difícil salirte y luego volver. Te mentiría si te dijera que no me lo he planteado, era mi sueño, pero empecé muy pronto a tener nuevas alternativas en el mundo laboral que me llevaron a cerrar ese capítulo. Aunque mentalmente me hubiera encantado volver a intentarlo, no se dieron las circunstancias para dar ese esfuerzo.
No sé si el hecho de tenerlo tan cerca ayuda a llevarlo mejor o a dejarte la miel en los labios.
En mi caso particular, la herida ha sanado bastante. Me quito el mono cuando entreno con Fernando y veo que sigo jugando bien y le puedo ayudar. Para mí el capítulo como jugador está cerrado, sé que tuve un potencial mucho mayor del que pude plasmar con mi ranking y mis logros, pero lo más importante es saber aceptar las cosas como son y renovar ilusiones. Ahora mi objetivo es ayudar a Fernando tanto como pueda, de momento soy un novato en busca de experiencia pero, de una manera u otra, sigo en el tenis, lo que he amado durante toda mi vida.
Hay que tener mucha personalidad para darle instrucciones a todo un Fernando Verdasco siendo más joven que él y teniendo menos experiencia.
Totalmente de acuerdo, yo no tengo la experiencia de haber trabajado con otro jugador de este nivel. El año pasado él lo dejó con Emilio Sánchez Vicario, un perfil muy diferente al mío con una experiencia brutal, pero Fer me conoce, sabe que jugué a un gran nivel en su momento y que llevo muchos años trabajando en Movistar viendo a todos esos jugadores a los que él tiene que enfrentarse. Si decidió contar conmigo es porque pensó que yo le podría ayudar.
Al final lo que importa es saber transmitir un mensaje.
Exacto, la clave está en sentirte con mucha confianza en las cosas que le dices, pero claro, si luego no le demuestras que lo que dices funciona, esa relación tiende a acabarse. Por muy bien que tú te puedas llevar con tu jugador, si no le ayudas deportivamente y él no siente que le aportas cosas, esa relación tiene fecha de caducidad.
La ley del resultadismo.
Esto funciona así. En el deporte profesional de competición lo más importante siempre es el resultado. A partir de aquí, si además tienes una buena relación con tu entrenador, te diviertes y te aconseja en otros ámbitos de la vida, pues es un plus que también ayuda en la pista. Pero los resultados son lo primero, ganar partidos para que también haya un rédito económico.
Algún romántico todavía te dirá que lo importante es jugar bonito antes que ganar…
Hombre, es importante pasárselo bien, va todo muy ligado. Son muchas semanas fuera de casa y es importante que haya un buen ambiente para que eso luego se vea traducido en tu estado anímico y dar tu mejor versión, pero el objetivo primordial es el ranking, los puntos y los resultados.
Desde que estás en Movistar, ¿te ha tocado alguna vez comentar a Verdasco?
¡Sí! No me gusta nada comentar entre españoles, intento ser lo más objetivo posible pero siempre sale alguno en Twitter que te recuerda alguna frase de otro partido (risas). Este año me tocó hacer, por ejemplo, el Verdasco-Carreño de Miami. No tengo ningún problema en hacerlo, pero preferiría no comentar ninguno de Fernando contra un español. Si es con otro me da igual. Mi intención siempre es ser imparcial, pero tampoco me gusta ser muy crítico con los jugadores porque sé todo lo que hay detrás y sé lo difícil que es ganar.
¿Le das más suerte desde el campo o desde la cabina?
De momento he hecho cinco semanas con él y el balance es muy bueno, hemos sumado muchos puntos. Así que espero que le de más suerte estando con él en persona.
¿Y en Madrid qué podemos esperar?
El objetivo con Fernando siempre es el más ambicioso posible, venir aquí a ganar. Luego pues al final solo gana uno, hay jugadores que por su historial quizá partan con ventaja respecto a él, pero bueno, este año ya le hemos visto ganar a Cuevas, Thiem, Fognini, Dimitrov… gracias a partidos como éstos se ha ganado el derecho a pensar que él también puede ser uno de los candidatos al título.
Imagino que este torneo siempre se prepara con un sabor especial.
Es un torneo distinto por el hecho de que jugamos en casa, pero también es verdad que Fer viene de borrarse del Godó por el gemelo y que en Montecarlo con Cilic jugó muy limitado. Lo más inteligente es tomar todos los torneos por igual, no importa si es Roland Garros, Madrid o un 250 en la China. Hay que ir siempre con humildad, confianza y sin diferenciar. Yo que soy muy del Cholo y del Atleti, siempre digo que hay que ir partido a partido, al 100% a cada batalla. La manera de prepararse y tener éxito está en el día a día.
Ganar el Mutua Madrid Open o el Atlético levantando la Europa League.
¡Ganar en Madrid! Me debo al tenis y me debo a Fernando, así que 100% ganar aquí… aunque por suerte no son excluyentes (risas).