
En la vida de un tenista hay mucho más que la rutina infinita de entrenamientos, viajes y competiciones. Danielle Collins demuestra que si no se puede ser el mejor, es importante ser diferente y que para llegar a la élite no es el talento y el trabajo el único camino, sino que también puede combinarse con la inteligencia, la madurez y experiencias de vida que favorezcan un crecimiento sólido.
Nacida en Florida hace 24 años, empuñó a la raqueta cuando tan solo tenía tres y fue asesorada por su padre, un apasionado del tenis. Supo éste dar un paso atrás y ser consciente de que lo más importante es que su hija fuera una persona inteligente y bien formada y que descubriera la vida por sí sola antes de tomar una decisión respecto al tenis. Encontró en la Universidad de Virginia lo que buscaba; estudios, amistades y la percepción de que necesitaba el tenis para realizarse por completo pero que no sólo el deporte de la raqueta le bastaba para ello.
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"Mis padres no tenían mucho dinero así que mi proceso de formación no fue el habitual. Yo iba a pistas públicas y jugaba con gente mayor. Era muy autodidacta y forjé mi carácter ganador al no querer perder contra adultos cuando yo era solo una niña", desvela en WTA Insider la dos veces campeona de los campeonatos universitarios. "Yo dominaba el circuito nacional con 16 años pero mis padres no tenían el dinero necesario para empezar una carrera profesional viajando al extranjero. Lejos de venirme abajo, decidí ir a la universidad", desvela una Collins que ve mucho más allá de las pistas.
"Quiero ser mucho más que una tenista. Siempre supe que era vital tener una educación que me diera oportunidades si el tenis no funcionaba", asevera la estadounidense que asombró a propios y extraños en el US Open 2014, cuando logró ganar un set a Simona Halep y mucha gente le recomendó que aprovechara el impulso para ser profesional, pero ella decidió renunciar al dinero inmediato para forjarse una carrera universitaria.
Le costó mucho dar el salto de la Universidad al profesionalismo pero a tenor de lo visto en el WTA Premier Indian Wells 2018, donde llegó a octavos de final y certificó su ingreso en el top-100, ya está lista para triunfar. "Fue difícil para mí pasar de ser la gran dominadora a jugar contra chicas superiores a mí. Me está dando mucha confianza ver que puedo competir contra las mejores", desvela una Collins que tiene una mentalidad muy asentada.
"Tengo aspiraciones de seguir estudiando y haciendo otras cosas cuando deje el tenis. Pero sé que esto es mi vocación, sin jugar a tenis yo me aburro, estoy muy comprometida con mi carrera profesional y sé que debo mejorar a nivel físico y asumir que va a haber torneos en los que fracase. Mis objetivos son terminar en el top-100 y jugar varios Grand Slams pero lo vital es trabajar duro para seguir mejorando". Así de contracultural, interesante y alternativas se muestra la polifacética y talentosa Danielle Collins.