Una temporada llena de sabores dulces pero también amargos podría ser la definición de lo que ha vivido Federico Delbonis en este 2017. Sin embargo, tras pasar por lesiones, caída en el ranking y pérdida de sensaciones, el argentino capturó hace apenas unas horas el título en el Challenger de Cali que le llevará de vuelto entre los 70 mejores del mundo. Días antes de esta conquista, ‘Delbo’ habló con Página 12 repasando algunas de las historias que le dejó el calendario, incluida la resaca deportiva después de conquistar la primera Copa Davis.
“Uno siempre trata de jugar el máximo tiempo posible y por desgracia no fue el caso. No pude cumplir con la planificación por las lesiones”, consiente Delbonis sobre su presente temporada. “2016 terminó muy tarde y no tuvimos tiempo de darle bolilla al físico. Eso se paga. La prioridad el año pasado era la Copa Davis; hoy eso cambió totalmente. El físico hizo que tuviera que poner el foco en el aspecto personal. Ahora trato de poner parches donde aparecen los agujeros y mantenerme sano para poder realizar una buena pretemporada en noviembre y proyectar de cara a 2018”, afirma el actual número 69 del mundo.
Una cita tan importante como la Davis marcó el calendario 2016 y vació a sus componentes de la energía emocional. “Nadie estaba preparado para vivir el después de la Copa Davis. Todos estábamos preparados para ganarla pero ninguno estaba listo para pensar qué hacer si la ganábamos. Nos tomó por sorpresa. Incluso a Juan Martín, que tuvo tiempo para descansar y hacer una buena pretemporada, pero también le costó reinsertarse. Ganar la Davis fue único en el aspecto emocional. Tuvo una magnitud enorme y nadie estaba acostumbrado a ese nivel mediático. Antes pasábamos desapercibidos en ciudades grandes pero hoy nos cuesta más”, recuerda el oriundo de Azul.
Y en menos de un año, de campeona a descender. Uno de los motivos de este tropiezo, las malditas ausencias. “Cada uno es libre de hacer lo que quiere. El tenis es un deporte individual y nunca me pondría en contra de una decisión así”, añade Federico sobre las bajas de Del Potro o Mayer ante Kazajistán. “Todos dimos lo mejor en la Copa Davis. Lo único que puedo decir es que fue un orgullo compartir el equipo con ellos. Sí me hubiera gustado otro tipo de cierre, una despedida diferente”.
Pero aquella Ensaladera quedará para la historia, para siempre, y gracias a ese quinto punto que llevó su nombre ante Ivo Karlovic. “En el cuarto set del Cilic-Del Potro empecé a mentalizarme y el quinto no lo vi porque me aislaron en el vestuario para que no crecieran mis nervios. Pero era imposible; estaba pendiente de un resultado de vida o muerte. Me atacó la presión de golpe. Por suerte lo tomé como una gran oportunidad y puse la cabeza simplemente en jugar. Karlovic tuvo mucha presión porque ellos estuvieron a punto de ganar y tenían que empezar de cero en otro partido. Después del primer set Karlovic se vino abajo”, analiza el campeón.
Pero aquello forma ya parte del pasado y 2017 llegó con algunos cambios. “Estoy en una etapa de replanteos. Pienso en el físico y además busco implementar nuevas herramientas en mi juego. Es un proceso de búsqueda. Ya no soy un chico, tengo 27 años y me siento más adulto, tengo que aprender a sobrellevar mejor las derrotas. En el tenis no vivís sólo de las victorias. Durante el año pierdes más de lo que ganas, convivís con la derrota. El año que viene voy a tener tiempo para sacar puntos; mi ranking no es malo para empezar en 2018”, confiesa un hombre que este curso levantó los Challenger de Todi y Cali.