El tenis no descansa... pero se toma un respiro y lo hace un lugares idílicos para ellos. La competición no está reñida con el disfrute y los entornos en los que se desarrollan los torneos pertenecientes a la gira de tierra batida europea entre Wimbledon y las US Open Series, se erigen en espectáculos en sí mismos. Todos estos eventos están muy bien valorados por los jugadores, especialmente el de Bastad, elegido como el mejor ATP 250 del calendario durante muchos años por los propios tenistas.
En un tramo de la temporada en el que el cuerpo pide un respiro, los mejores del planeta no se plantean acudir a estos eventos, que sí generan una poderosa atracción sobre esa segunda línea tan nutrida y talentosa del tenis actual. Jugadores que ven una oportunidad ideal para sumar un título a su palmarés, adquirir confianza y no perder ritmo competitivo, al tiempo que suman puntos en el ranking ATP que les permita llegar en la mejor posición posible al cuarto Grand Slam del año.
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La semana inmediatamente posterior a Wimbledon, el circuito se traslada a la costa de Istria, donde el torneo de Umag se desarrolla al borde del mar y pinares que se adentran en sus aguas turquesas. Idílico y entrañable paisaje que permite a los jugadores relajarse en los días que no compiten. Esta temporada, el ganador fue Andrey Rublev, haciendo historia al levantar el título como lucky looser y sumar el primer trofeo de ganador ATP de su palmarés.
Prueba irrefutable de la capacidad de estos torneos por hacer que las estrellas emergentes comiencen a brillar y adquieran la experiencia necesaria para el futuro. Nombres ilustres como Carlos Moyá, Guillermo Coria, Juan Carlos Ferrero, Marin Cilic o Stan Wawrinka, encontraron en la costa croata el lugar idóneo para dar un salto cualitativo en sus carreras y seguir engrosando su palmarés.
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También en un complejo vacacional al borde del mar, se ubica el torneo de Bastad, en Suecia. Es uno de los eventos con más historia del calendario y cuenta con nombres de leyenda como Bjorn Borg, Mats Wilander o un jovencísimo Rafael Nadal que asaltaba ya la élite en 2005. Los últimos años han sido de dominio de jugadores especialistas en tierra batida, como Carlos Berlocq, Pablo Cuevas, Benoit Paire o Albert Ramos, cuyos títulos no son abundantes a lo largo del año. Esta temporada, David Ferrer volvió a reinar en un torneo que ha ganado en tres ocasiones, y que esta vez tuvo un sabor especial al erigirse en todo un bálsamo para el alicantino, en muy mala racha todo el año.
De la playa a la montaña. La siguiente semana el circuito se muda al corazón de los Alpes Suizos, en el exclusivo pueblo de Gstaad, reservado a potentados empresarios y artistas, y que decide abrirse al mundo a través de su torneo. Feliciano López logró el título en 2016 cerrando un círculo que llevaba años intentando culminar, como es el de ganar, al menos un torneo, en todas superficies. Pablo Andújar, Marcel Granollers, Thomaz Bellucci, Victor Hanescu...o el flamante campeón de 2017, Fabio Fognini, son otros de los nombres que ponen de manifiesto la oportunidad para la clase media del tenis que supone este evento.
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También se erige en catapulta para la eclosión de jóvenes talentos. Roger Federer ganó aquí en 2004 y Dominic Thiem y David Goffin presentaron sus credenciales a asaltar el top-10 en una final antológica en 2015. Especialmente significativo es el caso del austriaco con estos eventos, empleados como recurso para ganar puntos, ascender en el ranking y coger experiencia. Se prodigó mucho en su etapa de formación el aún joven Dominic, que también fue capaz de ganar en Umag y llegó a la final en Kitzbühel.
Es esta localidad de los Alpes austriacos la última parada antes de abandonar definitivamente la tierra batida. Paolo Lorenzi es el vigente campeón de un torneo que echa a rodar este año con un vacío de jugadores de renombre, siendo el primer cabeza de serie es Pablo Cuevas. El bueno de Tommy Haas ha elegido este evento en su ruta de despedida del tenis profesional, siendo este otro aliciente para un torneo muy abierto.
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Jugadores como Philipp Kohlschreiber, Marcel Granollers, Robin Haase, Andreas Seppi o Guillermo García-López, han sido los ganadores en los últimos años, gracias a su habilidad innata para desenvolverse en la elevada altitud en que se desarrolla el torneo. También ganó Juan Martín Del Potro en 2008 o nombres ilustres como Goran Ivanisevic, Thomas Muster, Guillermo Vilas y el mismísimo Pete Sampras.
Temperaturas suaves e ideales para la disputa de partidos de gran exigencia física y mental pero no excesiva presión. Así puede definirse este conglomerado de eventos que ponen una nota de color en el circuito ATP, y generan un cambio de ritmo balsámico en el día a día de los jugadores. Todo paraíso llega a su fin, y las US Open Series ya están en marcha. Vuelven los torneos más importantes del mundo donde no hay lugar para respiros.