Karolina Pliskova, el número 1 como inicio de una carrera esplendorosa

La checa se convierte a sus 25 años en la mejor jugadora del planeta, sin haber ganado aún un título de Grand Slam. Repasamos su historia.

Diego Jiménez Rubio | 12 Jul 2017 | 13.56
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En Puntodebreak encontrarás toda la actualidad y noticias de tenis, así como fotos de tenistas e información de los torneos ATP y WTA como los Grand Slam y Copa Davis.
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Construir la casa por el tejado a veces no es tan descabellado como parece. Mientras para algunas jugadoras alcanzar el número 1 del mundo en el ranking WTA supone el no va más en su carrera profesional, en el caso de Karolina Pliskova es radicalmente distinto. Este prodigio de la naturaleza, que con sus 186 centímetros de altura se mueve con una agilidad inaudita, tiene en este hecho el punto de partida para seguir creciendo.

Empuñó una raqueta por primera vez a los 4 años y nadie quedó ajeno al talento natural que desprendía. Junto a su hermana gemela, Krystina Pliskova, fueron quemando etapas en su progresión al albur de los entrenadores del Club de Tenis Sparta de Praga. Trabajadora como pocas y ambiciosa como ninguna, Karolina estaba disputando torneos ITF con tan solo 14 años. Siempre fue la más alta y potente, talento precoz que ha ido puliendo con una pasión que se deja traslucir en cada partido que disputa.

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Es una jugadora del futuro, una cyborg que ha aterrizado en el planeta azul con una facilidad natural para encontrar golpes ganadores. Sus brazos y piernas se mueven con la velocidad y armonía de las aspas de un molino, y posiblemente si fuera vista por Don Quijote sería tomada por un gigante. Criada en las pistas indoor de frenética velocidad de su país, Karolina encarna la esencia de la escuela checa; flexión de piernas constantes, letal con sus golpes a la altura de la cintura y juego directo.

Entró en el top-100 en 2013, terminando el año como 67 después de haberlo empezado en el puesto 120. Su progresión siempre ha sido ascendente, mejorando cada año su clasificación y, sobre todo, sus sensaciones. Su primer título se produjo ese mismo año, en Kuala Lumpur, pero comenzó a darse a conocer para el gran público en 2014. Ganó dos eventos WTA y puso las bases para el asalto a la élite al año siguiente, donde se convirtió en la bestia negra de Garbiñe Muguruza y pudo disputar las finales de Zhuhai así como la Copa Federación.

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En 2016 parecía dar un pequeño paso atrás en sus prestaciones hasta que se presentó en la final del US Open, donde sucumbió al poderío de Angelique Kerber. Sin embargo, ya nadie tenía duda de que era una de las jugadoras llamadas a suceder a la estadounidense en la cúspide del tenis femenino. Ganadora en Brisbane y cuartofinalista en el Open de Australia, la checa ha mantenido una regularidad más que notable, consiguiendo rendir a un nivel alto en tierra batida y hierba, sus dos puntos débiles.

Su tempranera eliminación en Wimbledon 2017 ante Magdalena Rybarikova no empaña un camino plagado de superación personal, que desemboca en un premio merecido pero en el que debe legitimarse con prontitud. Para ello, es necesario un título de Grand Slam. No es reducida la nómina de jugadoras que llegaron al número 1 sin haber ganado un major; algunas lo consiguieron después, como Kim Clijsters, Amelie Mauresmo, pero otras arrastran por los tiempos de los tiempos su incapacidad de haberlo logrado, como Caroline Wozniacki, Dinara Safina o Jelena Jankovic.

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El momento es ahora para la checa. Debe aprovechar el vacío de poder dejado por Serena y la incapacidad de Angelique Kerber por jugar a su mejor nivel. Tiene en Simona Halep su principal amenaza, mientras que Elina Svitolina, Johanna Konta y Garbiñe Muguruza también intentarán que su paso por la gloria sea efímero. Karolina defenderá tercera ronda en Montreal, título en Cincinnati y final en US Open durante un mes de agosto en el que ha de dar un paso adelante.

Su margen de mejora radica en la consistencia durante cada partido, pero los altibajos son inherentes a su estilo de juego. Si lograra mejorar sus prestaciones en la red podría acortar puntos y erigirse en una amenaza casi imposible de parar. Karolina Pliskova tiene tiempo por delante para seguir progresando y nadie podrá negarle la condición de mejor jugadora del planeta, pero en su mano está poder entrar en los anales de la historia del tenis no solo con una cifra, sino también con grandes títulos.