Simona Halep volverá a intentar lo que de alguna manera le pertenece. La rumana, una de las jugadoras que por juego y nivel más capacidad presenta para ganar Roland Garros, tendrá una nueva oportunidad de hacerse con el torneo el próximo sábado, ante la sorpresa letona, Jelena Ostapenko. En otro encuentro modélico en cuanto a táctica y mentalidad, con temple en el parcial decisivo, Halep doblegó a Karolina Pliskova (6-4 3-6 6-3) para sumar su tercera final consecutiva y llegar a la final como la jugadora más en forma del momento.
El partido, su semifinal ante la checa, presenta tres historias muy definidas. En el primero manda Simona, y lo hace porque su capacidad para cubrir pista y voltear cualquier desequilibrio contrario a su favor define su juego. En una pista lenta, Halep es una maestra del ritmo, haciendo la pista lenta, la línea de fondo una pared móvil y el fallo una posibilidad menor en su raqueta. Karolina, brillante golpeando quieta y hacia delante, si se quiere tras un primer paso lateral, tiene las de perder cuando su rival juega tan intensa, con las piernas tan vivas y las manos tan precisas.
En ese primer parcial, Halep rompe a jugar, con clarividencia en ataque, construido con maestría, y sólida en la retaguardia, siempre por detrás de la pelota, casi nunca cediendo bolas cortas, una circunstancia esta que Pliskova va a entender como crucial para estrechar el margen en el marcador. Karolina comienza a tomar más riesgos dando un paso al frente y encontrándose con la pelota, entendiendo las direcciones y generando bolas cortas de su rival para entrar a cerrar con sus impresionantes palancas, las más definitivas del circuito pegando de arriba a abajo.
El segundos et es suyo de manera igualmente contundente; es la respuesta estilística a lo sucedido en el primer set. Es tal el contraste que la semifinal no tiene medias tintas. Gane quien gane lo va a hacer haciendo lo que más le conviene y no imitando a su rival hasta igualar fuerzas. Halep, quien ha acusado la presión en otros momentos determinantes de su carrera, lo borda en el set definitivo. El partido y su rival le piden ser más rápida, asegurar el servicio, mantener la cabeza fría y ser tan positiva como el botín que le espera.
El tercer set, la tercera historia, ve a Halep más rápida ue nunca. Sus piernas se levantan del suelo para cazar los tiros agresivos y anticipados de Pliskova, que sin dar ningún bajón de juego y concentración, ya no manda. Sus riesgos han de ser tan milimétricos que no son posibles ante una Halep que si bien pierde su servicio cuando se pone 4-2, rápidamente lo recupera para acceder, por segunda vez en su carrera, a la final de un Grand Slam. SI vence, no solo será la mejor tenista de Roland Garros, sino la mejor tenista del mundo, la número 1 del ranking.