
Muchas eran las expectativas puestas en ellas. Integrantes de una amplia y talentosa segunda línea del circuito, estaban llamadas a plantar cara a las mejores y luchar por títulos. Sin embargo, no se pudo disfrutar de su mejor tenis más que en destellos. Hay diversos motivos que han llevado a estas jugadoras a erigirse en decepciones del circuito WTA, pero una sensación de desaliento es común a todas ellas. Es momento de buscar soluciones rápidamente para poder encarar el 2017 con garantías de éxito y el hambre de redención por su mala imagen en esta temporada habría de ser el motor de su reacción. Éstas son algunas de las más reseñables.
Petra Kvitova
La irregularidad en persona. Si bien es cierto que la checa ha logrado terminar el año con buen sabor de boca, sus prestaciones durante la primera mitad de año no estuvieron a la altura de una jugadora de su categoria. Incapaz de pasar de los octavos de final en ningún Grand Slam de la temporada, la checa encontró en los Juegos Olímpicos el aire que necesitaba para recuperar la confianza, al obtener una medalla de bronce. A partir de ese momento, Petra puso de manifiesto su peligrosidad cuando está inspirada, ganando en Wuhan y Zhuhai.
Sin embargo, la final de la Copa Federación volvió a mostrar el lado más endeble y errático de Kvitova, que cayó ante Caroline García en el segundo partido de la eliminatoria. La República Checa redujo a una anécdota este resultado, pero Petra habrá de trabajar mucho física y mentalmente para volver a ser la jugadora capaz de ganar Wimbledon en 2011 y 2014.
Belinda Bencic
Lesiones y falta de consistencia han sido la tónica general en su temporada. La joven helvética es una de las grandes promesas del tenis mundial y más tras su irrupción en el top-10 en los primeros compases de la temporada. Su mejor resultado fue la final cosechada en el torneo de San Petersburgo, y a partir de su derrota ante Roberta Vinci en la misma, la temporada de Belinda ha sido un desierto de alegrías. Una lesión en Miami la obligó a retirarse de su duelo contra Krystina Pliskova y mermó su rendimiento durante el resto de la temporada.
La suiza ha llegado a retirarse hasta en cuatro partidos a lo largo del año, lo que da una idea de sus dificultades para superar los problemas físicas que han mermado su rendimiento. Bencic ya busca soluciones tras su cambio de mánager anunciado hace apenas un mes. Terminó el año en el puesto 43 del ránking, muy lejos de las posiciones a las que debería optar una tenista de su potencial.
Jelena Ostapenko
Un diamante incapaz de pulirse. La jugadora letona ostenta una facilidad casi insultante para conectar golpes ganadores...pero también para convertirse en una escopeta de ferias. La otrora ganadora de Wimbledon en categoría junior en 2014, no está pudiendo progresar todo lo rápido que se esperaba. Su puesto de finalista en el torneo de Doha, donde fue derrotada por Carla Suárez-Navarro, vaticinaba su eclosión, pero desde marzo a octubre tan solo ha podido ganar 13 partidos. A punto de cumplir la veintena, Ostapenko ha de dar un paso adelante definitivo en 2017 si quiere ser una jugadora de referencia.
Sara Errani
La gladiadora de las pistas mostró su versión más endeble en un 2016 para olvidar. Su juego sólido y de contraataque se desfiguró hasta convertirse en un tenis pasivo y carente de chispa. Errani ganó el título en Dubai tras una semana excelsa en la que fue capaz de ganar a jugadoras del nivel de Svitolina y Strycova. Sin embargo, no fue más que un oasis para la italiana, incapaz de imponer su experiencia y solvencia en otros eventos.
Una lesión inoportuna al inicio de la temporada de tierra batida europea trastocó los planes sobremanera a la de Bolonia, que ha terminado el año en el puesto 49 del ránking WTA. Errani parece necesitada de un cambio radical en su dinámica de trabajo, como así demuestra el hecho de haber cambiado de entrenador.
Ana Ivanovic
Otra vieja gloria en apuros. Despojada de la frescura en sus piernas y mente, la balcánica está muy lejos de ser esa tenista que asombrara al mundo entero con su tenis incisivo y carácter ganador. Sus gritos de ánimo cada vez se asemejan más a últimos estertores de una estrella incapaz de recuperar su brillo. Su mejor resultado han sido unas semifinales en el torneo de San Petersburgo, así como las terceras rondas cosechadas en el Abierto de Australia y Roland Garros.
Ni siquiera el enlace matrimonial con el jugador de fútbol alemán Bastian Schweinsteiger, han dado a Ivanovic el aplomo y la ilusión necesarias para frenar su temprano declive. Y es que con tan solo 29 años. Ivanovic podría tener aún mucho en su raqueta pero si continúa en la espiral de inseguridad y falta de confianza en la que está sumida, no podría descartar un abandono demasiado prematuro.
Mucho habrán de trabajar durante la pretemporada si quieren mejorar sus prestaciones en 2017. Y es que la exigencia será máxima y habrá muchos ojos puestos en todas ellas. Más de un mes por delante para lamerse las heridas y encontrar su mejor versión. ¿Echas en falta a alguna otra jugadora en este "selecto" grupo?