Lucas Pouille se colgó este domingo en Metz la etiqueta más valiosa que un tenista puede lograr: la de campeón. El francés, que nunca había conquistado un título ATP ni tampoco un Challenger, era el actual jugador del circuito con mejor ranking sin trofeos en la vitrina. Pero esa cuento ya se acabó. El discípulo de Emmanuel Planque se impuso en su tierra a Dominic Thiem (7-6, 6-2) para cerrar esa cuenta pendiente y consolidarse, un poquito más, dentro del top20 de la clasificación. Sin lugar a dudas, una de las grandes revelaciones del curso.
Lucas Pouille se estrena en Metz