'Stan the Man', 'Stanimal', Stan Wawrinka o si lo prefieren Stanislas Wawrinka está a tan solo un Grand Slam de cerrar el círculo. Sí, han leído bien. No es ciencia ficción ni ensoñaciones fútiles. El suizo, con su tremendo porcentaje de acierto en las finales de 'majors' que juega (3 de 3) y su polivalencia para jugar bien en todas las superficies está a un paso de una proeza que parecía solo destinada a unos pocos elegidos, a tenistas de leyenda. Si ganara Wimbledon entraría en un club formado por tan solo ocho jugadores (Budge, Perry, Laver, Emerson, Agassi, Federer, Nadal y Djokovic). Nos preguntamos si Wawrinka sería capaz de escribir su nombre en esa selecta lista y si sería digno de ello o realmente desentonaría.
Se hablaba de Wawrinka en 2014 cuando levantaba su primer Grand Slam en el Abierto de Australia que era un campeón tardío. A los 28 años de edad lo conseguía, casi 29. Dos años y medio después, lleva tres, en Grand Slam distintos y a las puertas de completar el círculo soñado por todos. La sorpresa sin duda es mayúscula. En pocas cabezas cabía esperar algo así del suizo. Lo de Australia parecía haber quedado para la historia casi como un accidente, al nivel de los triunfos de Thomas Johansson también en Melbourne, de Marin Cilic en Nueva York o de Gastón Gaudio en Roland Garros. Que si se había aprovechado de un Nadal mermado en la final, que si no se volvería a ver en una de estas, que si ya podía retirarse ya que había ganado mucho más de lo que se esperaba... Caprichoso y deliciosamente sorprendente ha sido el destino.
Al año siguiente, Wawrinka avanzaba hasta la final de Roland Garros y aguaba la fiesta a Djokovic, negándole conseguir el Grand Slam. Y en este 2016, ya se sabe, título en el US Open de nuevo ante Djokovic. Algunos tenistas de la zona noble tienen dificultades para ganar títulos año tras año y Wawrinka ha enlazado tres años consecutivos de Grand Slams. Todo un prodigio. Y es que echando una ojeada a su palmarés, podemos ver ya en sus vitrinas los mismos títulos de Grand Slam que de Masters 1000 y ATP 500 juntos. Para frotarse los ojos sin duda.
¿Pero está su tenis, su trayectoria y en definitiva Stan Wawrinka a la altura de lo que ha conseguido y de lo que puede conseguir? ¿O no es más que un mero oportunista, aunque desde luego que de los grandes, que ha sabido echar toda la carne en el asador en momentos puntuales del año y que aprovecha esa extraña y preciada habilidad de envalentonarse y perderle el respeto a los grandes en los instantes cumbres de los Slams? Una larga pregunta que exige una no menos larga respuesta.
Una larga respuesta que sin embargo puede condensarse en este aserto: Wawrinka es un espécimen único, digno de estudio. Compararlo con cualquier otro tenista y situación es salirse demasiado del tiesto. ¿Que si puede ganar Wimbledon? Yo no apostaría que sí, pero evitaría apostar que no. Este tío es capaz de ello. La hierba le cuesta más pero hasta los cuartos ha podido llegar. Con un gran saque, un gran revés cortado y buen juego en la red, armas tiene más que de sobra.
Y esa corona de Wimbledon le convertiría en el octavo jugador en formar parte del club de los ganadores del Grand Slam, siempre y cuando no se le adelante Andy Murray en Roland Garros. Cerraría el círculo bastante antes que otros de su época como Federer (6 años desde su primer grande hasta que ganó el Grand Slam), Nadal (5 años) y Djokovic (8 años). Wawrinka lo haría en tan solo 3 años si lo consigue en el próximo Wimbledon. Y a la edad de 32 años.
Hablando en términos de la Era Open, por homogeneizar lo más posible, el hipotético Grand Slam de Wawrinka podría compararse con el de Agassi. Y con todo, la comparación sería bastante forzada e incorrecta. Wawrinka ha ganado hasta la fecha 15 títulos a sus 31 años y 6 meses. Agassi en esas instancias había ganado ya 48, de los cuales 7 de Grand Slam y 13 Masters 1000. Habiendo sido número 1 del mundo por supuesto. Wawrinka no ha pasado de momento de la tercera plaza mundial.
Lo dicho. El caso de Wawrinka no ofrece parangón alguno en la historia moderna del tenis. Un tenista que ha experimentado una progresión lenta pero que en su madurez, lo que en otros tiempos era veteranía, está explotando hasta límites insospechados. Con la particularidad de que lo hace en los mejores torneos, contra los mejores jugadores y además, en diferentes superficies. Quizá, más que el Grand Slam, habría que llamarlo el Wawrinka Slam. Una carrera tenística única la del suizo.