La final del US Open repitió patrones muy similares a la final de Roland Garros 2015. Stan Wawrinka volvió a ejecutar la mejor versión de sí mismo para desarbolar a Novak Djokovic. El serbio, que se hizo con el primer set, fue dominado durante casi todo el encuentro, sin encontrar el juego concreto con el que mantener a Wawrinka lejos de su tenis incandescendente. Estas fueron las claves de la derrota de Novak en Nueva York.
- Aprovechamiento en bolas de rotura: si en 2015 Federer maldijo realizar un 4 de 23 en bolas de rotura para caer en cuatro sets ante el balcánico, en esta ocasión, el 3 de 17 fue lastimando a Nole, que no pudo marcar puntos de inflexión en la final con los que recuperar terreno o crear dudas en el encendido jugador helvético.
- Impotente tácticamente: el serbio cometió el error de, tras hacerse con el primer set, jugar demasiado constructivo y ordenado. Sin agresividad, invirtiéndose muy poco para herir con su drive antes de que Wawrinka entrara en combustión, Novak metió a 'Stanimal' en el encuentro. Jugándole liftado, a ritmos largos y esperando el fallo antes de buscar el acierto, Djokovic ya no tuvo poder de reacción. Ocurrió algo muy similar a lo acontecido en París 2015.
- Falta de sensaciones para cambiar el guión: seguramente venir sin la inercia y la confianza necesaria para intentar cambiar las cosas penalizó a Djokovic, que nunca encontró ni las piernas ni la cabeza para contrarrestar a un jugador que se mueve como pocos en finales y en grandes escenarios.
- Mentalmente inferior: la rivalidad que Djokovic y Wawrinka mantienen en Grand Slam hace que la diferencia en momentos concretos, la concentración y la capacidad psicológica de dominar al adversario pasa a ser de una tremenda importancia. Si además el ritmo de pelota sobrepasa al balcánico, las dudas crecen. Wawrinka altera el sistema nervioso del número 1 como seguramente ningún jugador en el circuito.