Karolina Pliskova se metió en su primera final de Grand Slam tras derrotar a Serena Williams por 6-2 y 7-6 en un partido en el que la checa estuvo muy concentrada en todo momento y no se arrugó de tener enfrente a la -hasta esta noche- mejor tenista del mundo y a toda la grada a favor de su rival. Vimos una Serena desesperada por momentos, que no mostró posibilidades de plantarle cara a la checa hasta casi el final del encuentro, cuando ya era demasiado tarde para ella.
Por los antecedentes, todo parecía apuntar a que Serena sería muy superior en este encuentro. Pliskova debutaba en una ronda tan avanzada en un Grand Slam y podía quizá acusar la presión. La estadounidense por su parte, quería quitarse la espina de la derrota en semis del año pasado y tenía que dar la talla para seguir en la lucha por superar a Graf y no perder el número 1 ante Kerber. El inicio de partido demostró que nada de eso sería así.
Pliskova salió con nervios de acero. Mano firme y sacando a pasear el cañón que tiene por saque. Parecía que llevaba toda la vida jugando partidos de este tipo, en el que una final de Grand Slam estaba en juego. En cambio, Williams se mostraba acelerada. Atrapada mentalmente en ciertos momentos. Su primer set recordó mucho a su partido el año anterior contra Vinci. No resulta demasiado sorpresivo, viendo esto, que la checa se llevara el primer set en sólo 26 minutos.
Pliskova pareciera que hubiera estudiado el partido de Vinci del año pasado, puesto que en los intercambios, utilizaba una estrategia parecida y es que le tiraba el revés cortado, variándole tanto la velocidad como la altura a la estadounidense, que no parecía controlar este golpe. No colocaba bien el cuerpo para golpear y sus errores empezaban a acumularse. La cara de Mouratoglou en la grada, muy seria, lo decía todo. Un break de la checa en el segundo set, poniéndose 3-2 arriba, con una Serena totalmente ofuscada, parecía que ponía la puntilla al encuentro. Pero no. Con Serena, hasta que no estás dándole la mano en la red, no puedes decir que el partido haya acabado. La número 1 del mundo hacía contrabreak con un juego en blanco para ella y devolvía la paridad al set. Las dos aguantarían sus saques para llevar la definición al tiebreak.
El desempate sería de pura emoción. Lo mejor del partido se vivió aquí. Las dos tenistas luchando a muerte cada punto. Sabían de la importancia de este juego. Una clase magistral de defensa y ataque que se llevaría aquella que mantuviera más la calma en los momentos importantes y que no fallara cuando no debía. Quien no lo hizo fue Serena, que entregaba el partido con una doble falta mortal que le daría la estocada y le hacía volver a quedarse en semis del US Open, perdiendo con ello también el cetro de mejor tenista del mundo, que entregará el próximo lunes a la alemana Angelique Kerber.
Pliskova, por tanto, pisa su primera final de Grand Slam tras un grandísimo encuentro. Su nivel en las últimas semanas y los resultados obtenidos advierte a sus rivales de que no se achanta ante nadie y que viene dispuesta a levantar el título el próximo sábado. Su rival en la final, Kerber o Wozniacki.