
Cayó la gran campanada de este US Open. El francés Lucas Pouille ha apartado del torneo al doble campeón del evento Rafa Nadal por 6-1, 2-6, 6-4, 3-6 y 7-6(6) tras 4 horas y 8 minutos de apasionante batalla. El duelo mostró a un Pouille excepcional, mágico, ante un Rafa muy voluntarioso y en muchas fases igual o más brillante que el galo. Llegó a marchar con break arriba en el quinto set pero el francés peleó como un gladiador y se acabó llevando un partido que pudo ser de cualquiera.
La cuarta prueba de Rafa Nadal en el US Open 2016 pasaba por un francés que al manacorí puede que no le diera mucho miedo ya que lo había vencido por 6-2 y 6-1 en Montecarlo el año anterior, pero que venía de cargarse a Roberto Bautista en la anterior ronda. El francés cuajó una primera manga sublime, la mejor de su vida probablemente. En un santiamen se colocaba con 3-0 arriba aprovechando algunos errores de Rafa pero obligándole también a ellos. Todas las bolas que tocaba iban dentro, donde él quería. Era el dueño y señor del partido. Rafa estaba ciertamente sorprendido por el nivel del galo al que se le esperaba más cansado de las batallas que lleva encima en este torneo.
Pouille iba a lo suyo. Moviendo a Rafa como quería y cerrando la jugada con maestría, bien desde el fondo con un palo de derecha o en la red con una buena subida. El saque también ayudaba. Rafa sacaba un juego adelante para quedarse 1-3 abajo pero el francés se iba a ir directo a por el set. No dejaba entrar en el partido a un Rafa algo bajo de revoluciones, aún sorprendido por el arranque tan sólido de Pouille. En 28 minutos cerraba por 6-1 el primer set. Ni un solo punto ganado por Rafa con su segundo saque. Pouille restaba todo lo que Nadal servía, prácticamente sin fallos, sin concesiones, agresivo, variado, brillante.
El mejor y más espectacular Rafa Nadal llegaría al rescate del partido en el segundo set. Aprovechando el bajón esperable del francés, que suele pecar de irregular, Rafa le devolvía a Pouille el arranque fulgurante del primer set. Con 3-0, Nadal pudo jugar más liberado, soltando sus derechas y reveses con más gracilidad, con más pegada, desarbolando al galo. Si a eso le sumamos unas defensas de otro planeta, tenemos un 6-2 para el español en el segundo acto. El respetable de la central tuvo que ponerse de pie en varias ocasiones aplaudiendo los increíbles puntos del balear. La magia en el primer set fue cosa de Pouille, en el segundo, de Nadal. Passings desde la pared, restos cortados de fuera a dentro... un recital del mejor Nadal.
Nuevo set, nuevo escenario. O vuelta al del primer set. Pouille dejó a un lado el segundo y salió como un auténtico toro. La mejor versión del francés estaba de vuelta. Autoritario, muy agresivo y acertado y brillante. Pouille quebraba de entrada a Rafa y ese break sería a la postre definitivo para la consecución del tercer acto. Nadal mantenía un buen tono de juego pero claramente inferior al del set anterior. Ambos iban protegiendo sus servicios y salvando algunas opciones de rotura. Siempre más cerca del doble break el francés que de recuperar el terreno perdido el español. Sesenta minutos después de que Nadal igualara la contienda, Pouille la desequilibraba de nuevo hacia su lado con un 6-4.
Una cosa de locos fue la cuarta manga. La iniciativa la iba a llevar Nadal pero Pouille iba a estar ahí durante todo el tiempo. Uno y otro tentaron al resto en los primeros compases del set hasta que Rafa se marchaba en el marcador. Más agresivo de nuevo, el francés algo más cansado y menos fino y dictatorial. La iniciativa era cosa del español. Los puntazos se sucedían uno tras otro. Estaba claro que era el partido del torneo. Pouille recuperaba la desventaja para el 4-4, rugiendo de garra. Pero Nadal quería el set a toda costa. Y lo conseguiría. Un menos acertado Pouille le abría la puerta a ello. Rafa colocaba finalmente el 6-3 en el marcador. Tres horas ya de batalla. Otra más para el francés, la primera para el balear en este US Open. El quinto decidiría el tercer cuartofinalista del torneo.
El zurdo de Manacor, envalentonado por la consecución del cuarto set, salió a por todas en el quinto. Ahogó al francés desde el primer instante, viendo que se quedaba sin gasolina. Break de salida para el español conectando muchos winners y no dejando que el francés atacara. Fue manteniendo la ventaja, mientras Pouille no se rendía y seguía la estela del español. Un dejà vû estaría por venir. Pouille recuperaba la rotura que le había colocado Nadal. La pelea que estaba mostrando el francés era encomiable. El partido era una montaña rusa tremenda. En este momento, la parte alta de la misma era para el de La-Grande-Synthe. Cuatro juegos iguales y todo por decidir. Nadal buscaba la rotura que le dejara a la orilla de la victoria, pero el galo se lo iba a negar obligando a Rafa a sacar para mantenerse en el choque. Seguían los puntazos, de uno y otro lado.
El choque se merecía un desempate y así ocurriría. Pouille fallaba el primer punto con un error que bien le podía costar muy caro. Nadal permitiría que se rehiciera de él. A partir de ahí, el francés fue mucho más agresivo y determinado hacia la victoria. Y obtuvo su recompensa. Nadal demasiado agazapado atrás, esperando. Pouille gozaba de sus primeras bolas de partido con 6-3. Demasiado apetitoso. Nadal las salvaba. La última, al resto, con una derecha del galo tremendamente nerviosa que se iba lejos. A continuación y tras el cambio de lado, Rafa iba a disponer de una derecha franca para colocarse con 7-6 y saque. Pero la estrelló contra la cinta incomprensiblemente. Pouille gozaba de su cuarta bola de partido y de la definitiva. Posaba un grandísimo revés paralelo lejos del alcance del español para conseguir la mejor victoria de su carrera. Una auténtica pena para un Nadal que venía en un excelente estado de forma pero que se vio sorprendido por un tenista que será el estandarte del tenis francés en los próximos años si nadie lo remedia. Trío de franceses en los cuartos del torneo con Pouille, Tsonga y Monfils.