
La fama de chico rebelde y conflictivo había acompañado la carrera del estadounidense Andy Roddick durante sus primeros años en el circuito. Su difícil temperamento y sus continuas discusiones con los jueces de silla le habían granjeado una mala reputación fuera de Norteamérica. Pero el gesto que tuvo aquella tarde del 5 de mayo ante Fernando Verdasco en el Masters Series de Roma hizo cambiar de parecer a mucha gente. El de Nebraska nos dejó para la posteridad un acto que pocas veces vemos en la alta competición.
El choque entre el estadounidense y el madrileño correspondía a los octavos de final del cuadro masculino. El principal favorito era Roddick especialmente por su ranking (número 3 del mundo), pero la superficie de arcilla roja de Roma concedía muchas opciones de pasar a cuartos a Verdasco. Esta era la tercera ocasión en la que se veían las caras en 2005, con una victoria para cada uno en los dos partidos precedentes.
Roddick tomó ventaja en el marcador merced a un tie-break en el que fue muy superior (7-1), el territorio natural del americano. El partido se le puso totalmente de cara en la segunda manga con 5-3 a favor y 0-40 para cerrar el choque al resto. Verdasco estaba contra las cuerdas.
Tras haber errado el primer servicio, el zurdo madrileño se jugó el segundo apurándolo en exceso. El juez de silla determinó el bote de la bola como malo, entregando el partido a Roddick. Cuando todos en el Campo Centrale del Foro Itálico esperaban el apretón de manos en la red entre ambos contendientes, Andy comprobó el bote verificando que había sido bueno, tornándose la doble falta en saque directo.
Tras el incidente, Verdasco se recompuso, se rearmó moralmente y volteó el resultado ganando el segundo set en el desempate, concluyendo en el tercero por 6-4. El estadounidense había desperdiciado un total de 4 bolas de partido, la primera de ellas rebatiendo la decisión del juez de silla.
Andy tras el partido consideraba ese acto como “algo normal”: "No hice nada de excepcional, nada en especial. En un primer momento me pareció mala, pero tuve mis dudas y acudí donde dio el bote. Al acercarme vi que era buena. El árbitro también hubiera bajado al pedirlo Verdasco y hubiera visto el bote. Lo que hice fue ahorrar el diálogo".
Fue Verdasco y no Roddick el que accedería a los cuartos de final del torneo romano viéndose las caras con el gran jugador de tierra Guillermo Coria. El acto de Andy quedó para el recuerdo de esa edición del torneo y como un ejemplo de deportividad. ¿Creéis que otro tenista hubiera obrado igual? ¿El mismo Roddick hubiera obrado igual en otra tesitura? Da que pensar.