Aún con los ecos de la caída de Rafa Nadal, el Open de Australia parece un 'Novak Djokovic vs todos'. Número 1 del mundo y cuatro veces campeón en Australia, el balcánico necesita dar tres pasos para coronarse campeón de un Grand Slam por octava vez en su carrera. Para ello, primero deberá chocar, pelear y derrotar al canadiense Milos Raonic, cada vez más asentado como alternativa. El discípulo de Ljubicic y Piatti sigue llamando a la puerta con hambre e insistencia.
Para todo siempre hay una primera vez. Y Australia de esto sabe un rato. Si Andreas Seppi venció a Roger Federer tras diez enfrentamientos previos sin saborear la victoria y Tomas Berdych ha roto una racha muy negativa ante Rafa Nadal -similar a la que superó Wawrinka en 2014-, Milos Raonic afronta estos cuartos de final con el ánimo de romper sus propios moldes. Y en el día de hoy sabe que ha de hacer el partido de su carrera si quiere apear a Novak de la lucha por el título.
Con cuatro victorias en cuatro enfrentamientos, Djokovic tiene tomada la medida al imponente norteamericano. Convertido en realidad el hecho de que la generación del 89-90 ha sustituido en los últimos pasos de los torneos a los Gasquet, Tsonga o Isner, las rivalidades entre el 'big four' y los Nishikori, Raonic o Dimitrov (más Cilic o Wawrinka) se va a repetir con enorme frecuencia en los próximos años. Una vez tomada la experiencia, es momento de pasar al tablero; de que sus preparadores y los propios jugadores implementen y apuren los detalles para abordar de una vez los cuatro grandes.
Una de las dificultades que ha tenido Milos en su desembarco en la élite es su poca capacidad para procurarse bolas de rotura cuando enfrenta a los grandes. Depende excesivamente de su servicio para ser competitivo. Cuando le rompen el suyo el partido se abre. Le pasó con Roger en Wimbledon y también con Novak, donde sólo ha podido arañarle un parcial en los cuatro choques previos. Y obvio, fue en un tie break.
Los partidos se hacen muy largos, hay que jugar a un altísimo nivel durante muchas horas, no desfallecer y ser muy constante y completo en todas las facetas, apuntándose los puntos importantes si el de enfrente está a un buen nivel físico. Un reto de una enorme trascendencia. Aún habiendo progresado también en esa faceta, la movilidad de Milos y su destreza y habilidad para ser profundo y contragolpeador cuando es dominado, no está ni cerca de la de Novak, por lo que solo queda ser aún más determinante con su patrón más elocuente.De igual manera, puede ser el momento de Milos. El talento, es cuestión de insistencia.