Los torneos del Grand Slam no se regalan. Son el territorio de los grandes campeones. Pero, de tanto en tanto, hay algún vencedor que (siendo un gran tenista) no es estrictamente uno de los ‘elegidos’. ¿Ejemplos? Thomas Johansson, Brian Teacher, Mark Edmondson, Albert Costa… me atrevo a añadir a Stan Wawrinka, a expensas de lo que haga en un futuro Marin Cilic. A veces, también, intervienen factores que no siempre respetan la lógica y pasan a los anales unos nombres sí y otros no. ¿Por qué Andrés Gimeno ganó uno de estos torneos, y no Tony Roche? ¿Por qué Andrés Gómez y no Raúl Ramírez? Y, más recientemente (y un tanto sangrante en este caso), ¿por qué Gastón Gaudio y no Guillermo Coria?
Al dar el repaso me he marcado tres límites. El primero, ceñirme a tenistas nacidos no antes de 1964 (límite predeterminado: quería incluir a un jugador que este año ha cumplido los 50); se quedan fuera algunos enormes tenistas: Tony Roche y Tom Okker sobre todo, pero también Brian Gottfried, Eddie Dibbs, Harold Solomon, Raúl Ramírez, José Luis Clerc, Kevin Curren, Henry Leconte… El segundo, no tomar en cuenta a jugadores en activo. Tomas Berdych, Jo- Wilfried Tsonga, llevan muchos tiros pegados, pero aún tienen la posibilidad de pescar un salmón. Incluso David Ferrer. Hasta Tommy Haas, aunque de hacerlo sería verdaderamente un puntazo, acercándose al “record” del mítico Rosewall, que ganó su último open “aussie” con 37 años. Y con más razón aspiran a ello los jóvenes, que aún tienen mucho recorrido por delante.
El tercero ha sido cuantitativo. Siete nombres. Duro de decidir. Cito, por si alguien los echa de menos, a mis últimos descartes (por orden alfabético): Mario Ancic, Thomas Enqvist, Guy Forget, Todd Martin, Mark Philippoussis, Greg Rusedski, Robin Soderling. Cualquiera de ellos (y otros que fueron apartados antes) podrían sustituir sin desdoro a alguno de los que ahora menciono (también por orden alfabético):
1. Guillermo Coria.
‘El Mago’ Coria. Rápido, habilidoso, era un maestro jugando a la contra. Lástima de su débil estabilidad emocional, que hizo que su declive (empezó ya en 2005, con apenas 23 años) fuera tan temprano. Títulos (nueve en total) fundamentalmente en tierra, con las joyas de Monte Carlo y Hamburgo. Número 3 en ese 2004 en el que sufrió una de las derrotas más duras que se recuerdan (también por la amarga rivalidad que tenía con Gaudio, que fue quien venció ese partido), la final de Roland Garros del 2004 (su mejor resultado en torneos del “Grand Slam”).
2. Álex Corretja.
Sin poseer ningún golpe definitivo (muy buena derecha, eso sí) tuvo una tremenda inteligencia en la pista, y una determinación y un coraje que hacían que el ganarle fuera una tarea bien ardua (que se lo pregunten a Sampras); siempre podía remontar un partido (como el de la final de la “Masters Cup” del 98 a Moyá). Esa Copa de Maestros es el título más importante de los 17 (Roma e Indian Wells entre ellos) que ganó (también la Davis del 2000). Llegó a ser nº2 en el “ranking”. En los grandes, disputó dos finales, ambas en Roland Garros: Moyá y Kuerten fueron los ganadores de esos partidos.
3. Nikolay Davydenko.
Se ha retirado ‘a tiempo’ de entrar en esta selección (ciertamente se notará su falta, aunque desgraciadamente no se vislumbraba la posibilidad de que volviera a alcanzar su mejor juego). Un metrónomo desde el fondo de pista, donde parecía llegar a todas las bolas, al mismo tiempo que imponía un ritmo brutal, asfixiante. Su relativamente pobre balance de victorias-derrotas global (no llega al 60%) contrasta con su rendimiento en finales: llegó a 28 de ellas, ganando 21 títulos, entre los que destacan la “Masters Cup” del 2009, y los “Masters Series - Masters 1000” de París, en 2006, que le llevó al tercer puesto en la clasificación ATP, Miami (08) y Shanghai (09). No era muy amigo de encuentros largos, y de hecho tiene bastantes derrotas en rondas tempranas de torneos del “Grand Slam”; sus mejores resultados en ellos, cuatro semifinales, dos en el abierto de Estados Unidos (en ambas perdió contra Federer) y otras dos en Roland Garros (de nuevo se topó con Federer en una de ellas, con Mariano Puerta en la otra).
4. Tim Henman.
De casta le viene al galgo, suele decirse: bisabuelo, bisabuela, abuelo, abuela y madre de Tim jugaron en Wimbledon. Inglés de pura cepa (nació en Oxford), fue durante años la esperanza británica para suceder a Fred Perry como campeón en el “All England”. Jugador de saque y volea, la hierba era su mejor superficie, pero, paradójicamente, sus once títulos (entre ellos el “Masters Series” de París) fueron todos en dura o en moqueta. Número cuatro como mejor posición en el “ranking”. En cuatro ocasiones, a caballo del cambio de siglo, llegó a semifinales en Wimbledon, perdiendo contra Sampras (dos veces), Ivanisevic y Hewitt. También llegó a la penúltima ronda en una ocasión en Roland Garros (Coria le apeó del torneo) y otra en el abierto de Estados Unidos (Federer ganó ese partido).
5. Miloslav Mecir.
‘El gran gato’; juego fino, pausado, de toque, con una tremenda agilidad, impropia de sus 190 cm., y enorme capacidad para cubrir toda la pista. Títulos (once) en todas las superficies, arcilla, hierba, dura, moqueta, en “indoor” y al aire libre. Primer medallista de oro individual de tenis en las olimpiadas modernas (Seúl, 1988), tiene también otros títulos de prestigio (Indian Wells, Cayo Vizcaíno…). Número cuatro en el “ranking” ATP. Dos finales perdidas en torneos del “Grand Slam”, ambas ante Lendl: una en el abierto de Estados Unidos, otra en Australia.
6. David Nalbandian.
Un lujo de jugador, con uno de los mejores reveses a dos manos que se han visto, a la altura de los de Agassi o Djokovic, y una asombrosa facilidad para abrir ángulos. Cuando estaba “on fire” (finales de la temporada 2007, por ejemplo, donde encadenó los títulos de los “Masters Series” de Madrid y París) parecía invencible (y tuvo rivales verdaderamente de cuidado en esos torneos: Nadal y Federer, dos veces cada uno; Djokovic; Berdych; Del Potro; Ferrer…) A añadir, entre sus once títulos, la inesperada “Masters Cup” del 2005, a la que llegó a última hora, como suplente, cuando ya había dado por terminada su temporada. Más podría haber conseguido, pero de sobras es sabido que (aparte de sus problemas físicos) el tenis no era su única prioridad: disfrutaba, entre otras cosas, de la amistad de sus amigos, los asados (esos asados argentinos… canela fina, certifico) y sus pinitos en los “rallies”. Figuró como número tres en el “ranking”. En torneos del “Grand Slam” llegó cuatro veces a semifinales, y perdió, en 2002, la final de Wimbledon ante Hewitt.
7. Marcelo Ríos.
Una técnica prodigiosa, una habilidad impactante para lograr golpes de extrema dificultad, y una fijación absoluta en el tenis, no fueron suficientes para contrarrestar sus limitaciones físicas, en un cuerpo que llevó, quizá, más allá de su límite, hasta desembocar en lesiones que precipitaron su retirada. Dieciocho títulos, entre ellos la tríada de “Masters Series” en arcilla (Monte Carlo, Hamburgo, Roma) y el doblete Indian Wells – Miami, en 1998, su gran año, que le llevó a la primera posición en el “ranking”, en dos breves períodos, para un total de seis semanas encabezando esa clasificación. Llegó a disputar una final del open de Australia, en esa misma temporada 1998, perdiendo contra Petr Korda. Puede discutirse si se merece el ‘título’ de mejor jugador que nunca ha ganado un torneo del “Grand Slam”, pero lo que es indudable es que (al menos hasta el momento) sí se puede decir de él que es el único número uno del “ranking” que nunca levantó uno de esos trofeos. Tampoco la “Masters Cup”.
Y un extra. Varios de los tenistas analizados (y otros de los descartados) no alcanzaron todas sus potencialidades o tuvieron que colgar la raqueta prematuramente por problemas físicos (lesiones, enfermedades). Un caso paradigmático es el de Kent Carlsson. Llamado a ser un nuevo Borg, Kent tenía un tenis demoledor sobre tierra batida. Con un liftado extremo, que hacía pasar la bola bien alta por encima de la red (algún analista de prestigio comentó que si la red en una pista de tenis tuviera la altura de la de una de voleibol, Carlsson sería imbatible). Apenas llegó a jugar un par de centenares de partidos oficiales en su corta carrera (la inmensa mayoría sobre arcilla). Bien precoz (su primer partido ATP lo jugaba con 15 años y algunos meses) las lesiones le llevaron a la retirada sin cumplir los 22. En ese corto período de tiempo (y con interrupciones considerables) ganó nueve títulos, alguno de ellos (Hamburgo) de prestigio, y se aupó hasta la sexta posición en el “ranking”. De los torneos grandes, sólo disputó Roland Garros unos pocos años, alcanzando cuarta ronda en sus dos últimas apariciones; y muy mal tendrían que haber ido las cosas para que no ganara en la capital francesa de haber dicho otra cosa su físico.
No se puede decir cuál de ellos es el mejor. ‘Mejor’ es un término cualitativo, ligado a la subjetividad de quien hace la comparación. Pero en un tenista sí se pueden valorar sus méritos. Todos sus logros, con algún baremo que busque la mayor objetividad posible. Y, ahí, puedo opinar. Quien alcanza una puntuación más alta es David Nalbandian, seguido muy de cerca por Miloslav Mecir y por Nikolay Davydenko.
Para vosotros, ¿quién ha sido el mejor jugador no ganador de un torneo de Grand Slam?